Los/as compañeros/as de ATTAC Madrid organizaron el pasado lunes 4 de febrero una nueva edición de Contrattacando, esta vez a vueltas con la evasión fiscal. Hace unas semanas me pidieron una pequeña contribución escrita al respecto, la cual reproduzco más abajo.
Si adaptamos el título del libro de Ernst Friedrich Schumacher de 1973 (Small is beatiful, Lo pequeño es hermoso), viene que ni pintado para aplicarlo al caso de las entidades financieras.
Desde hace demasiado tiempo estamos comprobando como las grandes entidades financieras se han convertido en los cerebros y colaboradores necesarios para perpetrar delitos de fraude fiscal que siempre acaban impunes. La sociedad en general se escandaliza cuando en determinados países quedan sin resolver ni castigar crímenes contra las personas, y sin embargo, pasa casi inadvertido cuando los directivos de grandes entidades financieras de aquí al lado eluden sus responsabilidades en las más diversas operaciones de fraude fiscal, tanto las que facilitan a sus clientes privilegiados como las que llevan a cabo en su propio beneficio.
Frente a entidades financieras privadas cada vez más grandes, que se convierten en el verdadero poder económico y político en la sombra, urge un cambio de 180 grados en las políticas que en los últimos tiempos están contribuyendo a definir un sistema financiero hiperconcentrado alrededor de unos cuantos grandes grupos. Por eso, tiene todo el sentido defender un sistema financiero con vocación de servicio público (banca pública) y proteger las pequeñas cooperativas de crédito (cajas rurales, cajas laborales) y las secciones de crédito de cooperativas ordinarias. Pequeñas entidades pegadas al territorio, con participación intensa de sus socios/as en la toma de decisiones y en la gestión cotidiana, cuyo objetivo es apoyar la economía real que satisface necesidades básicas de las personas,…que ni saben ni quieren saber de fraude fiscal, porque no buscan ganar mucho dinero rápido a costa de lo que sea, sino prestar un servicio esencial con criterios de eficiencia y justicia social.
Contra el fraude fiscal, rompamos las concentraciones de poder financiero e impliquémonos los/as ciudadanos/as en retomar, crear y controlar mecanismos alternativos que acercan a la gente las cosas importantes de la vida.