Si los partidos políticos, con una llamativa circularidad rítmica en el calendario, presentan a la opinión pública sus miserias financieras y económicas, es consecuencia tanto del déficit de la Ley de Financiación de los Partidos Políticos, como del nulo papel de control desempeñado por el Tribunal de Cuentas. Tribunal llamado, entre otras causas y razones, a la justa supervisión de los medios financieros aplicados en el ese funcionamiento.
Nulidad funcional y operativa del Tribunal de Cuentas, similar a la incapacidad supervisora desplegada por el Banco de España en el control e inspección de las Instituciones Financieras. De tal suerte que el hundimiento de las Cajas de Ahorros, deriva de esa incapacidad o de esa insuficiencia supervisora del Banco de España. De igual forma que los periódicos maremágnum de los Partidos Políticos, tienen que ver con la inanidad controladora del Tribunal de Cuentas.
Llegando, con tales omisiones, a visualizarse el extraño triángulo formado por la Financiación, la Supervisión y la Corrupción. Es decir, se produce y se propicia la Corrupción, justamente por la falta de Supervisión en la Financiación, ya sea de Cajas, ya sea de Partidos Políticos. Que a su vez son los responsables de nombrar a los miembros supervisores del Banco de España y del Tribunal de Cuentas. Luego si esa Supervisión no llega a buen término, será por la circularidad existente entre los Supervisores y los Supervisados. ¿Se entiende?
Y es que hay una elementalidad geométrica de los triángulos que los hace indeformables a muchos esfuerzos. También existe una complejidad aritmética que se visualiza con los triángulos de Pascal o de Tartaglia. Incluso hay triángulos terroríficos, como el de las Bermudas. Y de nuestros triángulos político conceptuales, Financiación, Supervisión, Corrupción, ¿qué podemos decir?
No olvides los catetos