Sin ánimo de crucificar a nadie, este matamoscas se pregunta si la representación de la Junta de Hermandades debe estar en manos de quien reniega de las recomendaciones del Obispado de Ciudad Real, de quien abjura de la Ley de Memoria Histórica, de quien lanza la primera piedra contra la libertad de expresión y el derecho a informar y ser informado o de quien, iracundo, no es capaz de mantener un talante conciliador.
Una cruz de guía que muestra los colmillos y no la otra mejilla es como el diluvio universal para una procesión de Semana Santa.