El Teatro Auditorio de Alcázar de San Juan acogió la noche de este jueves un intenso concierto de Rosana, quien por primera vez visitaba la localidad para presentar su último trabajo, “¡Buenos días, mundo!”, además de repasar algunos de los temas más conocidos de sus 16 años de carrera musical.
El resultado fue un espectáculo de dos horas y media de duración en el que derrochó energía e hizo disfrutar a la gran cantidad de público que acudió para contemplar algo más que un concierto. Y es que la cantante canaria no dudó en bromear constantemente con el patio de butacas y contarle anécdotas de conciertos anteriores. Además, con mayor o menor fortuna, trató de enseñar a los presentes a hacerle los coros en diferentes canciones.
A lo largo del concierto, Rosana interpretó temas de su último disco como “Mi trozo de cielo”, “Todo es empezar”, “Yo no te dejo marchar” o “Revolución”, junto al que le da nombre, “¡Buenos días, mundo!”. Asimismo, se oyeron otros temas anteriores como “Llegaremos a tiempo”, “Pa ti no estoy”, “Para nada” o “Soñaré”.
Tras despedirse del público dando por terminado el concierto, aunque avisando que volvería a salir en un rato (“tengo que hacerlo porque he visto que todos mis compañeros lo hacen así”, bromeó), Rosana reapareció para sentarse junto a sus músicos a cantar canciones como “Magia”, “Lunas rotas” o “Quiéreme”, algunas de ellas a petición del público, y posteriormente, ya sola en el escenario con el único acompañamiento de su guitarra, emocionó a todos con “Tormenta de arena”.
Como es habitual en Rosana, llegó un momento en que cogió un micrófono inalámbrico y se paseó por el patio de butacas e incluso subió al palco principal mientras cantaba “A fuego lento” y saludaba, besaba y se hacía fotos con el público. Tal y como contaba a la prensa previamente, para ella esta parte “es una necesidad y un deseo”. “Necesito encontrarme con la gente de cerca; me gusta la gente, no sé si porque vengo de una familia numerosa”, explicaba la canaria, que aseguraba que ama a la gente, “tanto la gente a la que le gusto como a la que no, y en los conciertos, además, me encuentro con la gente que tiene un punto de fusión conmigo y aprovechamos cada segundo; les ves sonreír, te acercas, les tocas…, y eso lo hago en sitios pequeños y en los grandes”.
Aunque ésta era su primera visita a Alcázar, Rosana recordó que ha visitado anteriormente otras ciudades de La Mancha, como la propia Ciudad Real en varias ocasiones. “Insistimos en venir porque la gente siempre responde y cada vez dejamos más gente por la que volver”, indicó.
Sobre su último trabajo, lo que pretende, según explicó, es “saludar a otro mundo, un mundo utópico al que le ha llegado el momento, hay que intentarlo”. De alguna forma, esta visión está relacionada con su anterior disco, “A las buenas y a las malas”, que salió al mercado en los primeros años de la crisis. “En el anterior insistía en ponernos manos a la obra porque todos somos muchos, pero juntos somos más”, señaló. Ahora, con “¡Buenos días, mundo!”, lo que hace es una llamada de atención para que entre todos demos la bienvenida a una nueva forma de hacer las cosas, compartiendo y dejando de lado el egoísmo, algo que ve perfectamente posible. “Estoy absolutamente convencida de que será así, tengo una fe ilimitada en el ser humano y en un mundo más comprometido no sólo con nuestro metro cuadrado, sino con el metro cuadrado de los demás”, y añadió: “hay que devolver el valor de la palabra y de las emociones, lo realmente importante; el mundo no es tan grande ni la vida tan larga como para andarle regalando a la gente malas noches y malos días”.
Éste fue el último mensaje que quiso dejarle al público de Alcázar de San Juan en su concierto de este jueves, ya que se despidió de todos, ahora de verdad, con el enorme optimismo que transmite la canción “Mañana”.
