Se trata de una tradición rescatada por la Hermandad del Cristo del Consuelo en la que se homenajea a su titular, patrón de los Carreteros. El alcalde, Leopoldo Sierra, asistió a la cita, en la que además se repartieron pitos y limoná. La asociación folclórica Virgen de las Cruces ambientó la conmemoración.
A las puertas de San Pedro, el Cristo del Consuelo, presidía la tradicional quema de cubos que la hermandad de la que es titular organiza cada 13 de septiembre «en honor a nuestros antepasados que tanto empeño pusieron para que esta fiesta no decayera». Así lo apuntó la vicepresidenta de la hermandad, Cristina Torres, que fue la encargada de prender el cubo debido a la ausencia de los hermanos mayores, Juan Alcázar y Asunción Teresa Pinilla, y del presidente, Jesús Rincón. Cientos de daimieleños arroparon esta tradición que data de la Edad Media cuando los carreteros tenían la costumbre de quemar los cubos (pieza central donde se encajan los radios de los carruajes) de las ruedas estropeadas o defectuosas de los carros para así honrar a su patrón, el Cristo del Consuelo, en la víspera de su festividad.
Debido a que apenas existen piezas de este tipo, la hermandad quema tan solo uno cada año ya que son muy difíciles de conseguir y depende de los donativos de las personas que los posean.
No faltó al acto, el alcalde de Daimiel, Leopoldo Sierra, que agradecía el esfuerzo de la hermandad por mantener esta tradición ya que «si no fuera por ellos ya se habría perdido y los más jóvenes no sabrían que se quemaban cubos y que existían los carreteros».
Además de la quema, se repartió pitos y limoná preparados por las camareras de la hermandad y se contó con la colaboración del Grupo Folklórico de la Virgen de la Cruces que ambientó, por cuarto año consecutivo, esta cita con sus temas más festivos.
