Daimiel Noticias.- La II edición de La Granja Festival reafirmó este sábado en el Auditorio Municipal las señas de identidad con las que ha nacido y quiere consolidarse: música de calidad en unos estilos poco frecuentes en la zona y una organización que se vuelca con el más mínimo detalle para que las bandas y el público se sientan como en casa.
Así lo refrendó uno de los protagonistas de la noche, Jon, vocalista de los refrescantes Smile, que quedó encantado con la entrega de la gente y que agradecía a los organizadores, la asociación La Casa con Ruedas, que en estos tiempos de crisis haya decidido promover un festival de estas características. “Hemos estado a muy gusto y para grupos como nosotros es estupendo que se apueste de esta forma, ojalá y muchos más siguieran este ejemplo”, subrayaba.
El grupo de Getxo, que culminó un directo muy animado que enganchó al público desde el primer minuto, fue el segundo en aparecer sobre el escenario, justo después de la actuación de los tomelloseros de La Penúltima de Banda, que abrió el festival alrededor de las nueve y media de la noche, justo cuando el partido España-Francia estaba en el descanso. Dura competencia que La Granja hizo frente con pantallas en la zona de bar para los primeros espectadores, pero que quizás impidió que la cifra de espectadores fuera más elevada. Aun así desde la organización del festival se muestran satisfechos por esta “buena entrada” que, a falta del recuento oficial, se pudo situar por encima de las 300 personas y donde se valoraba que hubiera “más gente de fuera de localidad que el año pasado”.
Siguiendo con los actuaciones, el turno del cabeza de cartel llegaba unos minutos después de la doce de madrugada. Los Deltonos volvieron a demostrar que su larga carrera se ha asentado un sonido muy cuidado y que esa distinción también está presente en los temas que tocaron de su último trabajo, “La Caja de los Truenos”.
A los cántabros, y sorteo de guitarra Eastwood mediante, les siguieron los madrileños Sparkle Gross que despidieron la velada con el concierto más contundente. Energía desbordante en el escenario y también entre un público que se resistía a que la noche acabase. Punto y final que llegó alrededor de las 4.30 horas, tras prácticamente seis horas de música en directo que ayudaron a que La Granja subiera otro peldaño en su afán de hacer de este festival una referencia en el panorama musical del rock, el folk y el country en Castilla-La Mancha.