Dudas sentimentales

Manuel ValeroDebo reconocer  que las fotografías de puertollaneros, cogidos de la mano en torno al gandhi local que atiende al nombre de José Antonio Giménez, me han conmovido.

Pero de momento solo eso. Si no estoy confundido, -que pudiera porque… ¿quién no lo está en estos tiempos movedizos y avinagrados?-, Giménez ha puesto hambre de por medio entre su estómago y el plato hasta que no encuentre un trabajo digno, primero, y luego, que la sociedad toda, sea rescatada por unos dirigentes nuevos surgidos de la ruina moral a la que nos llevaron los viejos.

Algunas de sus expresiones, según recoge este mismo medio con la pluma admirable y mosaica de mi compadre Santos G. Monroy, el apoyo de los demás para que Giménez encuentre trabajo, es el aliento vitamínico que lo mantiene en pie, y posiblemente, el carburante que evite el gripamiento a medio plazo de sus tripas inanes. Entre Ghandi y Cristo, ayunadores ambos, ha comenzado a tejer una mística cívica este paisano que ha decidido rebelarse contra el sistema con la prosaica exigencia de un empleo para sí.

Como es más probable y posible que ten den un empleo a que el mundo cambie de base, de mentalidad y de banca, la respuesta al plantón de Giménez en el corazón del Paseo de San Gregorio que es la Concha de la Música es más factible que venga de la mano de un  contrato de trabajo a que los padres de la patria chica y grande tomen conciencia de la situación en la que nos han dejado. Entre otras cosas porque ya todo el mundo lo sabe, excepto los Mercados que son las millones de personas que tienen un depósito a plazo o un plan de pensiones, -¿lo tiene usted?-.

Veo más en el plante de José Antonio Giménez, un egocentrismo cívico con beneficios colaterales de celebridad que la desinteresada entrega de cuerpo y hambre para que le den un empleo a quien esté en peores condiciones que el ayunante: tendría un punto de vista más insólito y por lo tanto más espiritualmente revolucionario.

No me gusta el aplauso fácil en este gran teatro del mundo, hoy más teatro que nunca y  menos mundo. La buena voluntad de este  luchador solitario puede que sea auténtica, pero llegados a este punto y dada la manía que vengo adquiriendo con los años de pasarlo todo por la lupa del tasador, hay más indicios que alimentan la  sospecha de una búsqueda, consciente o inconsciente, de cinco minutos, cinco horas, cinco días, cinco semanas o cinco meses de gloria.

Para encontrar trabajo para sí, no hay que exponerse a una dieta suicida en mitad de la calle porque se corre el riesgo de que algún empresario compadecido y de buen corazón -¿los hay?-  ofrezca un buen empleo que condene a la soledad la tienda de campaña que acogió al San Simón y a su guardia angelical que lo arropó.

Otra cosa será la escorrentía de intereses y aprovechamientos de esta tragicomedia que se acelera con Internet y se enreda en la Red. Uno hubiera pedido la arcadia feliz para los demás sin pedir nada para sí pero esto hubiera olido más a santidad que a protesta civil. Debe ser mi reconversión cristiana. Hace mucho tiempo, demasiado quizá, que uno dejó de creer en los hombres y en que una tamborrada medieval  asuste al Gran Mercader. La clave es esa: el Sistema. Este u Otro… Pero Otro, -que puede ser peor, no lo olvidemos- no vendrá a la luz de velas encendidas ni de chutes de sensibilidad nocturna. La Historia es más exigente y menos romántica y siempre exige su ración de  picadillo.

Respeto como ciudadano a mi paisano Giménez, y le deseo éxito de corazón. Y  ya que lo que pide en primer lugar es un contrato de trabajo, yo se lo ofrezco desde aquí si consigo antes, sacar adelante un proyecto cultural.  Lo que me niego a admitir es que se trate de una treta para acabar de plató en plató por los telestercoleros del mundo que está muy bien remunerado. Perdonen que no aplauda de momento y las molestias de esta mi incorrección.

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6 COMENTARIOS

  1. Creo que el error de partida está en considerar que José Antonio Giménez sea un Gandhi o un Cristo. Si se parte de ese rasero la cosa va equivocada. Y lo que habría que saber es por qué el autor de esta opinión ha elegido un rasero que el protagonista de la historia no parece haber reconocido ni considerado en ningún momento.
    Es un señor sin trabajo que se pone en huelga de hambre para que le den uno, así lo ha expresado desde el principio. No para salvar a su pueblo, a su país, o a la humanidad. Aunque evidentemente su gesto contribuye a visibilizar una situación personal que ejemplifica el de muchos miles de personas en este país. Y con ello a poner sobre la mesa la decadencia moral y política de nuestro tiempo. Tampoco sabemos si el autor conoce o ignora la trayectoria cívica y activista del huelguista, pero lo que es cierto es que José Antonio llega a la huelga de hambre después de estar involucrado en los movimientos sociales de los últimos tiempos. No se trata, por tanto, de un abúlico ciudadano que se lanza sin más a una campaña de autobombo calculada.
    Sacrificio personal a cambio de dignidad personal (vía empleo)…. que es lo que todo el mundo hace. Se parece mucho, aunque a un nivel individual, a lo que están haciendo los mineros: protestar de forma beligerante y movidos por un «egocentrismo cívico» para conservar su puesto de trabajo.
    Si todos los parados de España se pusieran en huelga de hambre para conseguir un empleo, quizás el artículo de opinió fuera otro. En ese caso el autor quizás ya no hablaría de «egocentrismo cívico» sino de responsabilidad, coraje o compromiso colectivo/nacional. El problema está en la individualidad, no en el gesto. Es aquélla la que lo convierte en motivo de opinión crítica. Y si por ese gesto este hombre llegara a las televisiones y a los magazines grotescos, ya habría hecho más por estar allí que cualquiera de los que los frecuentan.
    Sin dejar el tópico del hambre, quizás el talento del autor habría tenido mejor oportunidad para expresar su opinión en la caritativa recogida de alimentos organizada hace unos días en ciudad real. Iniciativa en la que se mezclaban de forma grotesca el Banco de alimentos de ciudad real, la empresa Beta Comunicaciones (encargada de la propaganda municipal), la alcaldesa (miembro del partido que se ha convertido en el desmantelador oficial del estado de bienestar…., ése que quitaba el hambre por derecho, no por caridad)…,y todo ello con la banda sonora, entre otros, de «La lista de Schindler». Reconociendo el mérito de esta campaña, es indudable que ha supuesto una estupenda excusa para promocionar los valores caritativos de los responsables públicos.

  2. Bravo Alberto. Andaba dudando entre responder o no porque mi tono hubiese sido sin duda menos adecuado… Nada más que añadir salvo que suscribo tus palabras una a una (y me muerdo la lengua para no soltar algunas más).

  3. Con lo tiempos que corren, y el paso del tiempo, no es de extrañar que al amigo Valero, ya más metido en la farádula y la literatura, y abandonado la revolución, esté más preocupado de que un hombre, que solo pretende ganarse el pan honradamente, se dedique a los focos y a los click fotográficos, que a meramente reivindicar un derecho.
    Corren malos tiempos estimado Manolo. Atrás quedaron tus sueños de Tres veces quince o tus relatos de La Havana. Me sorprendes. En ti veo el dicho de que de joven hay que ser de izquierdas y revolucionario escrito lo veo claro. Te has hecho mayor.
    Vuelve a creer en los hombres. Vuelve a creer en ese hombre al que esta mañana he visto en lo alto de la Concha solitario, con la única compañía de un libro y esperando a que alguien o le de un poco conversación o le solucione sus problemas.
    Corren malos tiempos Manolo.

  4. Amigo Moriarty (joder tienes el nombre del malvadoi global). Sólo dos cosas: no sé donde está el medidor de las esencias de izquierdas, en cualquier caso te reto a que me demuestres que eres más de izquierdas que yo, aunque un servidor haya anadonado determinados clichés más por madurez intelectual que biloógica. ¿Farándula? SOy un ermitaño, amigo, perdón enemigo Moriarty. Creo en los hombres, claro, pero en mis amigos, enemigos y disidetenes. Soy nihilista. No creo en ningún sistema que es lo mismo que no creer en el hombre como concepto. Y, en fin, inevitablemente, y con todos mis repetos mi paisano autohuelguista en solitario ha tomado un camido que es necesariamente mediático y que con la impresión de las gtrandes causas esconde ese egoismo natural que toda persona lleva consigo. ¿Si alguien le da un buen trabajo, estable y muy bien remunerado en Canarias abandona la lucha por un mundo mejor?
    PD.- Si malos tiempos: todo está expuesto, al aire, desnudo. Todo malos tiempos siempre vienen de buenos tiempos mal gestionados.ç
    Cuidate Moriarty. ¿Sabes algo de HoLmes? ¿Cuándo vas a escriboir en la red con tu identidad? Sigue con salud

  5. Increible, crees que sabes lo que dices y no tienes la mas minima considearacion a las personas, escribes y te crees que rezas, ¿que hablas con dios?. Si obtienes respuestas de tus valores de izquierdas y retas a las personas a explicartelo mientras describes desgracias personales con tanto monologo de tu integrismo, estaras faltando a tu propia razon.

  6. Lo siento devivar, a ti no te pillo. Solo una cosa. No soy integrista. Ni siquiera íntegro, estoy lleno de imperfeciones. Pero defiendo mi propio criterio contra todo y contra todos. Soy, en alguna medida, un disidente perpetuo. ¿Puedo?
    PD.- sigo deseándole lo mejor a Giménez, o sea, un curro.

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