El obispo de Ciudad Real, Antonio Ángel Algora Hernando, ha arremetido duramente contra la reforma laboral aprobada por el gobierno de Mariano Rajoy en una carta pastoral titulada «A vueltas con la reforma laboral» y publicada en la revista «Con vosotros». Algora asegura que esa Ley «rebaja claramente los derechos de los trabajadores respecto a situaciones anteriores, y lo peor es que llevamos muchos años ya de nuestra democracia donde siempre los perdedores en el concierto social, repito, siempre, son los mismos y siempre los más débiles».
El obispo considera que «nadie habla de provisionalidad en las medidas que se están tomando, luego lo que se quiere hacer es establecer un «mercado de trabajo» en el que los empleadores hagan y deshagan a su antojo, olvidando que el «empleado» posible es, ante todo y sobre todo, «persona» a la que otros han dado la vida, la han educado, tiene necesidades básicas: familiares y sociales, no es una mera fuerza de trabajo que se admite o despide unilateralmente y durante un largo periodo de tiempo, pues, en un año de provisionalidad en el empleo (esto es lo que dice la Ley), puede ocurrir de todo, desde una gripe a un suceso familiar al que hay que atender antes que a cualquier otra urgencia de la vida de la empresa. Las personas no somos tan flexibles, tan elásticas, como nos quieren hacer creer».
«¿De verdad no hay otras soluciones para crear puestos de trabajo? Parece mentira que a día de hoy tengamos que echar mano de usos del pasado que trajeron tanta injusticia y explotación a los trabajadores. Con estas medidas y sin meterme a profeta, se van a conseguir los mismos frutos de un pretendido bienestar, hasta es posible, pero no habremos avanzado nada en que el trabajador se sienta realizado con su trabajo y le sirva para llevar una vida estable y sin sobresaltos; que haga posible la familia, la educación de los hijos, el tejido social compacto y fuerte que hace personas y países fuertes para soportar las inclemencias de las coyunturas históricas», subraya el obispo.
Algora considera que, » si no queda más remedio que aplicar hoy estas medidas, ¿no han de ser complementadas por otras en las que lo central sea la vida de las personas? ¡Tantos avances tecnológicos para esto! Da la impresión de que las sociedades desarrolladas van a ser las que más poder concentren en menos manos y esto no se corresponde con las aspiraciones de una sociedad democrática avanzada. Los jefes políticos europeos toman sus medidas por vía de urgencia sin apenas contar con los parlamentos respectivos; los poderes financieros se están concentrando en muy pocas manos. No sé si es muy descabellado pensar que, en el río revuelto de la crisis, están pescando los más poderosos sin contar con la opinión de la sociedad».
Esta es la Iglesia que Rouco no quiere…
Antonio, ten cuidado que te excomulgan por menos de nada…