Por José Belló Aliaga
Con motivo del Día Internacional de la Danza, el Museo del Prado publica en sus redes sociales una intervención artística inédita en la historia de sus salas de escultura clásica. El bailarín y coreógrafo Antonio Najarro, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, ofrece una performance íntima y poderosa, donde el movimiento dialoga con los volúmenes del mármol, creando una experiencia estética cargada de simbolismo y emoción.

Sobre el ‘Invierno’ de Vivaldi, interpretado por el violinista Ara Malikian y la Orquesta de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, la versátil coreografía de Najarro recorre cada escultura con precisión y sutileza, a modo de puente invisible entre el arte inmóvil y la expresión viva del cuerpo. El repiqueteo de las castañuelas blancas, el vestuario grecolatino de Yaiza Pinillos y una cadencia envolvente convierten la escena en una celebración sensorial del arte y su capacidad para emocionar a través del tiempo.
Día Internacional de la Danza
Museo Nacional del Prado, 29 de abril de 2025
Por primera vez, uno de los museos más emblemáticos y uno de los bailarines y coreógrafos más reconocidos en España, rinden homenaje a la danza española desde la cultura clásica. Las salas de escultura del Museo del Prado, habitualmente silenciosas y dedicadas a la contemplación, se llenan de movimiento y emoción por el Día Internacional de la Danza. Las figuras mitológicas y heroicas de la Antigüedad, como Diadúmeno, Fauno del cabrito, Ménades, Hypnos y Ariadna dormida, comparten su espacio con una coreografía que dialoga con ellas, respeta su esencia y les dota de una nueva vitalidad a través de gestos inspirados en la fuerza expresiva del mármol.

El Concierto N.º 4 en Fa Menor de Vivaldi, el vestuario clasicista diseñado por Yaiza Pinillos, las castañuelas blancas y el lenguaje corporal de Antonio Najarro armonizan a la perfección la conexión entre las diferentes artes. Su intervención no solo pone en valor la diversidad de estilos de la danza española, sino también la escultura como una forma de expresión inmóvil que puede comunicar emociones y gestos. Con esta iniciativa, el Museo del Prado y Antonio Najarro se suman a la celebración internacional del Día de la Danza y muestran cómo esta disciplina tiende puentes entre distintas épocas, sensibilidades y formas de belleza.
“Mis anteriores acciones en el Prado han estado relacionadas con sus pinturas, pero en este caso llevamos la energía de la danza y la emoción de las castañuelas a su sala de esculturas”, apunta Antonio Najarro. Inspirado en la estética clásica y sus cuerpos desnudos, el castañuelista da vida al Diadúmeno de Policleto (140-150) en la primera coreografía que aúna la versatilidad de la danza española con los dioses y héroes grecolatinos.
José Belló Aliaga
Pies de foto
Foto 1: Antonio Najarro frente al Diadúmeno de Policleto (Sala 73 del edificio Villanueva. Museo Nacional del Prado).
Foto 2: Antonio Najarro en la sala de la escultura ‘Ariadna dormida’ del Museo del Prado
Foto 3: El bailarín y coreógrafo Antonio Najarro, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes,