Ciudad Real se viste de largo en Hispanidad

Mañana, 28 de Marzo de 2025, se cumplirán, a falta de cuatro meses – aproximadamente- 813 años de una batalla antesala de otra posterior y crucial en el devenir futuro de la Reconquista. La batalla crucial fue la de Las Navas de Tolosa; la de antesala tuvo lugar en Malagón, población perteneciente a la actual provincia de Ciudad Real. Las huestes cristianas protagonistas del choque con las del califato almohade de Muhammad al-Nasir no eran las castellanas, comandadas por Alfonso VIII, ni las aragonesas de Pedro II; tampoco las navarras, con Sancho VII a la cabeza, ni los caballeros procedentes de Portugal y León; fueron ejércitos ultramontanos venidos de la Europa transpirenaica. La victoria fue rotunda. En su transcurso, se produjeron hechos despreciables a los ojos de los reyes peninsulares. Fue una masacre innecesaria, incluida gente civil. La reprobación hizo mella en la relación entre los españoles y los del resto de Europa. Éstos no comprendían que los tildaran de crueles; tampoco compartían los miramientos con los derrotados de los hispanos. Era una época cruel, despiadada en los campos de batalla. Aún así, había límites; algo que los ultramontanos no aprobaban. La mayoría de ellos dio media vuelta y regresó a Europa sin participar en la batalla que pasaría a la historia.

Uds. se preguntarán el por qué de esta diferencia de trato al vencido y la razón de traerlo al presente artículo. Comencemos por lo primero: el trato. Debemos remontarnos a San Isidoro de Sevilla (560-636) para entenderlo. Este sabio hispanorromano interpelaba a los reyes para indicarles cuáles debían ser sus principales cualidades: la justicia y la piedad, les decía. Pero la piedad debe ser el sustento de ambas, ya que la justicia, aunque necesaria, es de naturaleza severa. Ese llamado a la piedad de San Isidoro recorrió los castillos, palacios y campos donde los monarcas ejercían su potestad. S. Isidoro tuvo una enorme influencia en toda Europa hasta entrada la Edad Moderna. Su binomio justicia y piedad encarnó como en ningún otro lugar en la península ibérica, en su Hispania, a la que cantó en su famosa Alabanza de España <De laude Spaniae> ¿Por qué motivo he traído este asunto al artículo de hoy? Sencillamente porque Ciudad Real se vestirá de largo a partir de mañana 28-3-25. Y lo hará de la mano de la primera asociación cultural de marcado carácter hispanista de la provincia: La Asociación Cultural Legado de la Hispanidad.

No exagero al decir que <la capitaleja>, -que ya no es tal, salvo por el cariño y complicidad de sus vecinos- necesitaba sumarse a la ola imparable de reivindicación de la Hispanidad que recorre toda España, América, Asia y África. No es exageración. Que no aparezca en los grandes medios no implica inexistencia, tan sólo cierto ninguneo, vayan Uds. a saber por qué.

Al frente de Legado de la Hispanidad está María del Prado Azañón Donoso. Una María Pita o Manuela Malasaña de los tiempos de hoy, que puso a un pequeño y encantador pueblo, Granátula, en el centro de la Hispanidad, los dos últimos años, celebrando unos encuentros memorables, convenciendo a personajes tan notables como Alfonso Borrego, biznieto del famosísimo gran jefe apache Jerónimo, que se desplazó desde el sur de EEUU; Patricio Lons, el gran periodista e historiador argentino, decano de la divulgación y reivindicación de nuestra Patria Grande: la Hispanidad, que voló desde Buenos Aires, o Luis Gorrochategui, escritor e historiador español nacido en Galicia, que ha enseñado al mundo entero la verdad de la Contraarmada, la derrota sin paliativos, y escondida, sufrida por Inglaterra tras la Armada Invencible. Gorrochategui es el mayor experto en este capítulo de nuestra historia. También participaron Patricio Fuenzalida, militar chileno en la reserva, experto en contrainteligencia; Lourdes Cabezón, madrileña, autora de varios libros maravillosos de historia dirigidos a los niños; Teresa Cid, gallega afincada en Almagro, conocedora como nadie de la historia de nuestros encajes y de cómo se repartieron por el mundo, algo que nunca nadie nos había contado; sólo un apunte: los encajes castellanos no llegaron de Flandes, fue al revés. Yo mismo puse mi grano de arena, y lo digo no por merecer codearme con los ya citados, sino agradeciendo a Prado Azañón su deferencia al invitarme a participar.

Legado de la Hispanidad lanzará a los cuatro vientos que España fue diferente; sí, y, por ende, la Hispanidad toda. Para muestra, la manera de tratar al otro en la batalla de Malagón de 1212. Tan cristianos -al menos, nominalmente- eran los de los reinos ibéricos como los ultramontanos, pero el binomio justicia y piedad únicamente había arraigado en aquéllos, y esas cosas se tienen que saber; esas y muchas más.

Legado de la Hispanidad es consciente de que la Leyenda Negra ha creado heridas profundas en los compatriotas de nuestra Patria Grande -según el concepto del argentino Manuel Ugarte- y que hay que ayudar a sanarlas para construir un futuro justo, próspero y en paz, entre todos y para todos.

Desde aquí, animo a los vecinos de Ciudad Real -capital y toda la provincia- a que se involucren sin miramientos con Legado de la Hispanidad. Para empezar, asistiendo a su presentación:

Viernes, 28-3-25, a las 19:00 horas.

Lugar: Residencia Universitaria Sto. Tomás de Villanueva

Plaza de San Francisco nº 1.

Mª del Prado y el resto de la Junta Directiva os explicarán sus planes y objetivos ¿Merecerá la pena escucharlos? No lo dudéis. Hay que apoyar esta iniciativa.

Marcelino Lastra Muñiz

[email protected]

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