Día Mundial del Agua: Castilla-La Mancha, comprometida contra el cambio climático

Francisco José Barato.- Portavoz de Agua del grupo socialista en las Cortes de Castilla-La Mancha.- Cada 22 de marzo, el Día Mundial del Agua nos recuerda que este recurso natural no es infinito, y que nuestra responsabilidad como sociedad es gestionarlo de manera eficiente y sostenible. Vivimos unas semanas en las que nos alegra ver cómo las lluvias constantes están provocando un incremento significativo de las reservas de agua de nuestros embalses y pantanos, y aumentando los caudales de nuestros ríos. Si bien, también están suponiendo a las administraciones el mantener la permanente atención para dar respuesta y contener las situaciones de emergencia que puedan suponer.

La lluvia es una bendición para nuestra región ya que asegura el agua para nuestros hogares, nuestras industrias y, especialmente, para nuestra agricultura y ganadería. Además, la recuperación de nuestras reservas de agua contribuye a la sostenibilidad de nuestros ríos, tan vitales para la biodiversidad de nuestra tierra, así como a la mejora de nuestros espacios naturales más singulares como, por ejemplo, las Lagunas de Ruidera o las Tablas de Daimiel.

Este año, Castilla-La Mancha celebra el Día Mundial del Agua bajo el lema “Comprometidos contra el cambio climático”. Se trata de un mensaje que va más allá de la propia concienciación social. Es una advertencia de que ya no hablamos de un problema a largo plazo, sino de la realidad que vivimos en el presente y las acciones para afrontarla.

Sin embargo, seguimos escuchando de manera irresponsable y peligrosa los discursos negacionistas del cambio climático por parte de ciertos partidos y dirigentes políticos, empeñados en seguir negando realidades que van más allá de ideologías. Hablamos de una crisis climática ampliamente respaldada por datos y evidencias científicas más que demostradas. Hacerle frente requiere un compromiso absoluto tanto de las administraciones como de la sociedad, para actuar con medidas concretas y gestión responsable para mitigar sus efectos y adaptarnos a los cambios que ya están en marcha.

Y si hay una comunidad en España que sabe lo que es el compromiso para combatir el cambio climático es Castilla-La Mancha. En nuestra región, hoy se apuesta por estrategias clave como la economía circular y la transición energética. Y la gestión del agua se ha convertido en una prioridad dentro de las políticas medioambientales del Gobierno Regional; reconociendo la necesidad de seguir avanzando en la creación de infraestructuras resilientes que permitan afrontar la vulnerabilidad hídrica de la región y el correcto abastecimiento, asegurando que el agua siga siendo un bien accesible y protegido para todos los ciudadanos de la región.

En Castilla-La Mancha tenemos muy claro que aquí no sobra ni una gota de agua; y, sin embargo, llevamos décadas viendo cómo el agua de nuestra tierra ha ido yendo hacia otros lugares mientras nuestros ríos se veían seriamente comprometidos. El trasvase Tajo-Segura ha sido, y sigue siendo, el gran tema de debate. Un sistema que, durante años, ha permitido que el Levante reciba agua del Tajo mientras Castilla-La Mancha soportaba una merma peligrosa de recursos hídricos.

El Gobierno regional ha mantenido una postura firme en este asunto, defendiendo la necesidad de reducir el trasvase y garantizar un caudal ecológico para el Tajo. Y no es una cuestión de territorialismos ni de enfrentar comunidades, sino de simple justicia. Desde luego, Castilla-La Mancha ha sido históricamente generosa en la cesión de recursos hídricos. Y aquí el Gobierno de Emiliano García-Page ha defendido y sigue defendiendo los intereses hídricos de la región. Se han llevado a cabo acciones legales y políticas para garantizar que el trasvase Tajo-Segura se realice de manera justa, equilibrada y sostenible, siempre priorizando las necesidades de nuestra comunidad, y asegurando que nuestros ecosistemas fluviales no se vean comprometidos. Y hay que recordar que tenemos hasta 5 sentencias del Tribunal Supremo que avalan y dan la razón a la postura del Gobierno de Castilla-La Mancha.

Por tanto, tenemos claro que sin agua no hay vida. Pero tampoco hay agricultura, ni ganadería, ni desarrollo industrial. En definitiva, sin agua no hay desarrollo socioeconómico. En una región como Castilla-La Mancha, donde estos sectores son fundamentales, garantizar un acceso sostenible al agua es clave para la economía y para el mantenimiento de las zonas rurales. El agua no puede seguir viéndose solo como un recurso a explotar sin límites; hay que entender que su gestión responsable es lo único que puede garantizar la sostenibilidad futura de nuestro entorno natural y de nuestra sociedad.

Y en eso todos tenemos parte de responsabilidad. No basta con exigir cambios a las administraciones si luego, a nivel individual, seguimos derrochando agua como si fuera infinita. Esto debe ser un compromiso social; desde las grandes decisiones políticas hasta los pequeños gestos diarios.

El Día Mundial del Agua no debería ser solo una fecha en el calendario, sino un recordatorio de que el agua es un bien que hay que defender todos los días. Castilla-La Mancha sigue dando pasos en la dirección correcta, pero la lucha sigue y no podemos aflojar. El futuro del agua en nuestra tierra depende de lo que hagamos hoy.

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