El gran humedal fluvial y montaraz de Riofrío

Dice el refrán que agua que no has de beber déjala correr. Pero como todo refrán tiene su contrario el pantano de Montoro que acopia el agua que bebemos y otros usos la deja correr porque ya está hasta los mismos labios de su capacidad.

La temporada de lluvias que nos ha regalado el mes de marzo que se dice que es el ventoso ha convertido la comarca de Puertollano y el sur montaraz y alcudiano de cuyo valle es puerta, en una auténtica fiesta del agua. El gran humedal serrano de la zona conocida por Riofrío tiene un aspecto esplendoroso que bien podía confundirse con el norte gallego sino fuera por la vegetación, aunque por muy verdes que luzcan, los montes de la Madrona y la Alcudia tienen esa identidad serrana tan interior como mediterránea. Todo  Riofrío es un relevo de agua, una sucesión fluvial, un relevo de veneros de vida.

Si nos ponemos localistas apuntamos al propio Ojailén como inicio de la orgía hídrica que va a dar al Fresneda, rio que se marida con el Montoro que después de recoger el aporte del Robledillo y otros arroyos y regatos se abraza con el rio Jándula que se pierde en la impresionante hoz que vista a las puertas parece un paso inexpugnable.

Miciudadreal se ha dado un paseo por el agua que rebosa, que corre generosa por el entramado fluvial Ojailen-Fresneda-Robledillo-Montoro-Jándula. Todo Riofrío es una parada obligada para el turista montaraz en cualquier época del año. Pero este mes de marzo lluvioso que no ventoso es una gozada poder contemplar el agua. Como decía el poeta: En Ciudad Real tenemos agua para calmar la sed del cuerpo y vino para saciar la sed del espíritu. Pues eso. 

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