Jesús Millán Muñoz.- Los humanos viajan por muchas razones, al final, dentro de la mente y conciencia van quedando posos y sedimentos de todos los viajes, todos los viajes se convierten en uno.
A y en Tomelloso hemos estado muchas veces, diversas razones y motivos y circunstancias, distintos tiempos. Ahora en la mente de alguna manera, todos los viajes y traslados, en diversos tiempos, son uno. Ha quedado como un magma y una masa en la cabeza y en el corazón. Recuerdas algunos detalles, pero ya no sabes, si fue en un año o en otro, si sucedió antes de un tiempo o después. Tomelloso tierra de pintores y de escritores y de vinos y de seres anónimos, que son la mayoría en todos los lugares, nosotros la mayoría somos el pueblo, algunos rellenamos hojas con hormigas de palabras, pero también somos pueblo…
Creo y estimo y valoro que La Mancha tiene que mirarse más en el espejo del estimarse y quererse y amarse, con racionalidad y prudencia. Creo que la Mancha tiene y sufre una grave enfermedad, los que la habitan y habitamos no nos queremos lo suficiente. Somos demasiado hipercríticos de nosotros y de nuestros lugares y de nuestros espacios y de nuestra historia y de nuestra mentalidad. Tenemos que levantarnos, y, decirnos, no somos más que nadie, no somos menos que nadie –naide-. ¡Y, cuándo hagamos eso, nos haremos una autocrítica racional, para superarnos y mejorarnos, y, valoraremos más y mejor lo que tenemos y disponemos! A veces, pienso que como modesto articulista de opinión, uno de mis fines y metas y finalidades, es describir de vez en cuando, paisajes y paisanos de esta manta horizontal llena de sueños y de azules y de grises, que es la mancha de la Mancha…
Hoy ha tocado a Tomelloso, recuerdos lejanos y cercanos, viajes lejanos y cercanos… Necesitamos que nos visiten, necesitamos mostrar mucho de lo que tenemos. Necesitamos que tantos artilugios de cuatro ruedas que pasan al lado nuestro de tránsito hacia el Sur o hacia el Este de Hispania, algunos pasen por nuestras puertas y se queden unas horas, al menos una tarde o una mañana. Y, así, cuenten a otros la historia de nuestro calor y de nuestro sol y de nuestro silencio y de nuestro canto…
Cuevas de Tomelloso, visitando lo dentro de la tierra y la tierra de dentro, las cuevas hicieron a Tomelloso, el vino hizo las cuevas, y las cuevas hizo el vino. Es el pueblo de las mil cuevas –2.300 dicen los folletos que llegó a tener-, hace tiempo propuse un museo de arte moderno y actual que estuviese dentro de algunas cuevas, quizás interconectadas. Al final, un viaje es un movimiento de un cuerpo y de una mente y de un alma, recorres un espacio durante un tiempo, de alguna manera, la subjetividad emerge ante la objetividad. Cada viajero percibe una ciudad, porque cada viajero lleva su alma y su carne y su mente…
Todo pueblo nace de una historia y de una mitología, aquí debemos recordar que el origen es un pozo, el llamado Pozo Tomelloso, y, alrededor de esa realidad surge por el vaivén de los tiempos los hombres y las casas, ambos surgen de esa mezcla de tierra y suelo y de aire y de viento y de fuego. Porque algo de todo eso somos, combinación de realidades formando una unidad substancial, un ser humano individual.
Visitar La Posada de los Portales surgió en el siglo XVII, antes hotel, antes estimado lector, a los hoteles se les llamaba Posadas, recuerde el Mio Quijote, porque al final, que es el Quijote sino una evolución de Berceo y del Poema de Mío Cid. Qué es Cervantes sino un extraño en la Mancha, y, por eso pudo contarla, porque naciese en Alcalá de Henares, también Mancha, porque la Mancha es también todo Madrid, poblachón manchego diría Azorin, todavía quedan los ribetes en Móstoles, de casas típicas de la Mancha, casas que quedarán por poco tiempo. Madrid es también Mancha, nadie se rasgue las vestiduras –narro esto, para aumentar nuestra autoestima-. La Posada ahora convertida en cultura, lugar de cultura, lugar de exposiciones. .
También visitar el Museo Antonio López Torres, se indicó hace unos años el pintor vivo español, cuyos cuadros eran o tenían mayor precio. Como todos los entes museísticos, una parte de exposición permanente, otra de exposiciones temporales. Antonio López el pintor realista que de ser tan realista es surrealista, en algunas de sus obras. Se dice que Tomelloso es tierra de pintores y de escritores y de vinos y de almas…
Para recordar de dónde venimos, el carro, La Casa del Carro, Museo del Carro y Aperos de Labranza, un museo etnológico. Algunas veces, algunas pienso a veces, que todos los museos etnológicos de España, decenas, cientos, podrían formar una “Red de Museos etnológicos”. Y, si lo hiciesen tendrían un lugar más importante en nuestro terruño, podrían tener más presencia. Somos de donde venimos, si miramos dónde estamos tenemos que pensar el ayer, para pensar y meditar mejor el mañana. Aquí nos recuerda la construcción de piedra seca, Una forma de construcción por todo el Mediterráneo que viene de antiguo. Unir piedras sin argamasa, y, sostener edificios en forma de bombos, casas redondas de una habitación, para el campo. Las realidades son presentes, los sueños de las realidades devienen de siglos, posiblemente de milenios. Aprovechar las piedras que sobran del campo, para construir una realidad… un nuevo ente, una habitación redonda, un Bombo.
Hemos visitado algunas veces, el Arte Contemporáneo, esa unión que las bodegas de media España están haciendo, mezclan la bodega y el vino con colecciones de arte actual, aquí en esta villa y pueblo y ciudad está el Museo Arte Contemporáneo Infante Elena. Siempre que visito y horado en el aire y colores y formas de los museos de arte actual, que están repartidos por muchos pueblos de este terruño ibérico, sea Mancha o no, siempre llego a la misma conclusión, tienen como estética y valor la misma que los grandes centros museísticos internacionales de las grandes capitales del mundo. Porque todos los ojos de los pintores, hacen lo mismo, están en lo que denomino el estilo internacional de arte actual, dividido en una docena de grandes tendencias, pero todos hacen lo mismo y con la misma calidad, vivan en Nueva York, Berlín, Pekín, Londres, Moscu, Madrid… es una pena que no sean más visitados todos estos centros repartidos por Iberia-Celtiberia-Piel de Toro. Este que señalamos vale la pena, merece entrar en la bodega de colores y formas y contenidos, porque es un espejo de mirar y percibirse lo que uno es… porque somos como en Altamira y Lascaux y Chauvet, somos pintura en el alma, aunque no solo pintura.
Un día a la semana, casi durante un año, esperaba a una descendiente, que terminase de dar clase, era el taxista particular, no sé si era el lunes o era el martes, a la sombra y el parking, primero del hospital de Tomelloso, pasaba un trozo de la tarde, el otro trozo de la tarde, al lado y sombra de un recinto comercial o supermercado, y, luego un trozo de tiempo al lado del centro escolar. Aquel año de la pandemia o epidemia del virus, aquel año posterior, aquel año todavía con restricciones pero pudiendo salir a la calle… Recuerdo ese recuerdo último, aunque antes y después he visitado con la media naranja la ciudad-pueblo, y, después también. También arrastrando colores a un Concurso de Pintura.
Podríamos contar otros relatos del pueblo pero un artículo de opinión hay que terminarlos, no se puede acabar una ristra de palabras, sin contar algo del comer y del sabor, algo típico de Tomelloso y de la Mancha: Las migas de gañan, el pisto manchego, la caldereta de cordero, los galianos…
Algunos dicen que su origen del nombre del pueblo tiene relación con “tummal”, palabra árabe que significa el lugar. Yo, imagino, porque puedo imaginar que tiene que ver con “tomillar del oso”, pero en fin, un artículo de opinión es una imaginación en palabras. Aquí, aquí le espera Tomelloso tierra de pintores y de escritores y de vinos y de ojos de hombres y de ojos de mujeres…