El próximo día 12 de marzo Comisiones Obreras de Castilla La Mancha entrega, en Toledo, el premio “Abogados de Atocha”. En esta ocasión se reconoce la trayectoria del actor José Sacristán, un empleado de la cultura comprometido desde aquellos años anteriores a la transición y en democracia; un activista con las reivindicaciones de su sector y del mundo del trabajo. Una actitud manifestada para construir un modelo sociopolítico de amplias y soleadas avenidas en favor de la mayoría social.
La historia del premio “Abogados de Atocha” es bien conocida, se instituyó para recordar el asesinato de los abogados laboralistas del despacho de Atocha 55 en Madrid, el 24 de enero de 1977. Las manos asesinas de un grupo de fascistas tirotearon a nueve personas de aquel despacho, ocho abogados y un administrativo, las balas acabaron con la vida de cuatro abogados y el administrativo –un joven paisano de Casasimarro, estudiante de Económicas, despedido de Telefónica por su activismo laboral-; los otros abogados quedaron gravemente heridos, entre la vida y la muerte. Una noche negra de violencia y muerte, que dejó un rio de sangre en aquel local sindical.
Los abogados laboralistas eran mucho más que jóvenes Licenciados en Derecho para ejercer su profesión a favor de la clase trabajadora, de los más desfavorecidos. Eran jóvenes comprometidos para construir un ariete de oposición contra la dictadura franquista, aprovechando los resortes legales y contribuyendo para que CCOO pudiera contar con asistencia legal que organizara mejor su labor reivindicativa entre los trabajadores y trabajadoras. En diciembre de 1966 comenzó a funcionar el primero de ellos en la calle de la Cruz en Madrid, y se fueron extendiendo según surgían las necesidades del movimiento obrero en las zonas más industrializadas, con una mayor concentración de la fuerza de trabajo: Sevilla, Bilbao, El Ferrol, Valencia, Barcelona…
Su nacimiento tuvo que ver, qué duda cabe, con el impulso y el imparable papel que estaba adquiriendo CCOO entre un proletariado más decidido para la protesta y la reclamación de mejores condiciones de vida y trabajo. No surgen de forma espontánea, son fruto de un contexto político en una España reprimida y sin libertades. Fueron una expresión organizada y coordinada para ejercer un vector de resistencia y oposición a una legislación reaccionaria en todos los órdenes de la vida social, laboral y política. Así aquellos despachos también extendieron su asesoramiento y defensa del movimiento asociativo y vecinal, que cobró un gran impulso en los años setenta.
En consecuencia, los abogados laboralistas se hicieron imprescindibles para el sindicato. Eran un soporte que fortalecía el trabajo reivindicativo y ofrecía a los trabajadores y trabajadoras la posibilidad de impugnar las decisiones empresariales con mayores garantías de éxito, al menos con la confianza de generar una disputa legal contra unas leyes injustas que orientaban el poder empresarial por encima de los derechos laborales.
Por ello, CCOO en la provincia de Ciudad Real entendió la necesidad de acompañar, en los años previos a la legalización de los sindicatos en abril de 1977, la presencia de abogados laboralistas que fuera de gran utilidad para retomar con fuerza las reclamaciones obreras ante las Magistratura de Trabajo. En la capital de la provincia y en Puertollano comenzaron las primeras asistencias jurídicas de CCOO.
En el caso de Puertollano, pocos lo recordaran, se contó con la presencia temporal de Juan Barja de Quiroga, comandante de artillería del ejército español y abogado, que perteneció a la UMD (Unión Militar Democrática); se le consideraba procedente de “Cristianos por el Socialismo”. En un local alquilado por el sindicato, en la calle Fernando El Santo, se pasó durante un tiempo la consulta de asesoramiento jurídico de CCOO de Puertollano.
Conviene hacer memoria sobre la UMD, que se constituyó en septiembre de 1974, y del grupo de militares que fueron detenidos y condenados en 1975. Fueron defendidos, entre otros, por Tierno Galván, Ruíz Giménez o Manuel Jiménez de Parga. Su delito, determinó el tribunal militar que les juzgó, “conspiración para la rebelión”. Largas penas, encarcelamiento y expulsión del Ejército, no se podía admitir que la oposición al régimen franquista se fuera extendiendo también entre los jóvenes Oficiales; eran años comprometidos también para una parte, aunque fuera minoritaria, de militares que se identificaban con las ideas de la democracia y la libertad, con los valores de ideas progresistas.
En Puertollano se contó con jóvenes abogados, convencidos e ilusionados, para formar parte de la organización en su vertiente jurídica, en unos acelerados años, para una nueva etapa a finales de los setenta. En la memoria retenemos algunos nombres que contribuyeron, desde su capacitación y entrega, en defensa del derecho del trabajo: Ubaldo, el primer abogado contratado directamente por la Unión Comarcal; Merche – una joven Licenciada en Derecho que se incorporó en julio de 1978 y estuvo cuatro años en la localidad ejerciendo sus funciones, con una excelente integración en el sindicato y un trabajo incansable, una decidida riojana para una decidida acción sindical en aquellos años-; o Concha Arroyo que, de forma programada, acudía a sus consultas a Puertollano o ayudaba directamente en las negociaciones de algún conflicto laboral; aguda, rigurosa y prestigiosa. Estuvieron otros y, a día de hoy, se presta asesoría jurídica de forma presencial en la sede local de CCOO de Puertollano, adonde acuden los abogados de la Asesoría Provincial (Darío, Fran o Carmen).
Los Abogados de Atocha forman parte del legado de CCOO. Su compromiso, su dedicación, su entrega, su profesionalidad, su forma de entender el ejercicio de la abogacía en un sindicato marcan, sin lugar a dudas, una manera de intervenir en el compromiso por los derechos laborales y sociales. Su configuración en el organigrama del sindicato es un hecho diferencial que permite actuar con otra herramienta para la acción sindical, con su quehacer sindicalizado, formando parte del cuerpo reivindicativo del primer sindicato de España, de Castilla La Mancha y de la provincia. Eso es una valiosa seña de identidad que hay que mantener y reforzar: “el alma sindical” de los abogados laboralistas. Con seguridad, será objeto de debate en el 13 Congreso Confederal del próximo mes de junio.