El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha mostrado «abochornado» y «sonrojado» ante el acuerdo de inmigración entre el PSOE y Junts para la delegación de las competencias migratorias a la Generalitat, que a él no le representa. «Que no me vengan con cuentos chinos de muros frente al ‘trumpismo’, frente a la extrema derecha, sobre todo cuando se está pactando con la peor».
Durante su intervención en el IV Foro Económico Español de Castilla-La Mancha en Toledo, ha reiterado en varios momentos de su discurso que este pacto es «grave». «Yo siento personalmente mucho bochorno, como socialista, como ciudadano de este momento actual y como demócrata».
Así, se ha mostrado contrario a que este pacto pueda salir adelante deseándolo con toda su «fuerza», añadiendo que «estas decisiones requerirían escuchar a la gente», aunque ha pedido que nadie piense que está diciendo que se anticipen las elecciones.
No obstante, ha opinado que, con este pacto de fondo, «va a ser difícil» que el PSOE «aguante la legislatura» al tiempo que ha afirmado que preferiría que no hubiera presupuestos antes de negociar con lo que considera «valores esenciales».
Además, ha advertido de «que este pacto dinamita por completo la viabilidad de un pacto de Estado sobre inmigración en España con las comunidades autónomas».
«¿Qué se quiere hablar ahora con las comunidades autónomas? ¿Y qué pasa con los inmigrantes que entran de la forma que entran a Cataluña? ¿Entran por Aragón? ¿O entran por Valencia? ¿Quién controla eso? ¿Quién define eso?», ha planteado.
Ha rechazado que «la izquierda pueda asumir que se puede regular el tráfico de personas por cuestiones de idioma, de creencia, de identidad», lo que interepreta «literalmente» como «una transposición» de planteamiento de Donald Trump en este ámbito.
En este punto, ha señalado que le sonroja igualmente que «cualquiera del ámbito progresista», incluyendo «Sumar, Podemos y compañía, puedan terminar pensando que es asumible el planteamiento absolutamente racista que hace Puigdemont».
Ha considerado que es de «una hipocresía tremenda plantear muros –contra la extrema derecha– cuando realmente lo que se está cavando es una zanja».
«HIPOCRESÍA» Y «CARA COLORADA DE ALGUNOS»
Al margen de entrar en quién «pergeña todos estos acuerdos, sean en Ginebra o en Bruselas», ha planteado que «a algunos se les tendría que poner la cara colorada», ha advertido.
En esta misma línea, ha criticado que «no se puede pactar lo que se está pactando», calificando de «hipocresía de haber hecho lo contrario de lo prometido». «No fuimos a las elecciones con este planteamiento. Fuimos con un planteamiento contrario».
También ha lamentado que «ni siquiera sea el Gobierno el que plantea la iniciativa legislativa», lo que «ya pone de manifiesto lo bochornoso del procedimiento».
Finalmente, ha adelantado que trabajará «para que la gente pueda ver a un PSOE reconocible» con el objetivo de que el propio partido se reconozca a sí mismo. «Todo lo que se está pactando no es ni por convencimiento, ni porque hemos llegado a la conclusión de que es bueno, ni para Cataluña, ni para España. No. Es por puro chantaje. Por puro chantaje».