A moco tendido, entre soponcios, patatús y chubascos ha vivido Puertollano el entierro de la sardina, que ha congregado en la tarde de este miércoles a no muchos dolientes, la verdad, aunque sí a más de uno que lo que en realidad quería era arrimar su ascua durante el reparto del rico pescado asado en el Paseo de San Gregorio.


















































































El cortejo, con la participación de unas viudas muy pintureras, la asociación Aldabón, Las Alcalinas y Los Guachiturros, entre otros, ha dado una vuelta al Paseo, arrostrando viento y marea en una lluviosa tarde, hasta llegar a la Concha de la Música, donde ha tenido lugar el reparto de 150 kilos de sardinas, elaboradas por «No te sofoques», y el concurso de plañideras. A la fiesta se ha sumado el alcalde Miguel Ángel Ruiz y buena parte de su equipo de Gobierno, amén del mascarón Pablo Antonio López y otros imprescindibles de esta tradición, como Balbino Aldomar, Alonso Jiménez o José Manuel García Hervás.