Jesús Millán Muñoz.- En este recorrido por el articulismo ibérico que voy haciendo, un trabajo de Hércules, esto es inmenso, solo he tocado un borde, hay que mencionar a Fernándo Jáuregui.
Debo indicar que llevo leyéndolo ya muchos años, escuchando cuándo en estos lustros últimos ha salido por el cuadrado de plasma o de cristal o televisión –menos en la radio-. Me parece un periodista moderado, con sentido común, con racionalidad, con prudencia, que juzga y analiza el presente, teniendo en cuenta el pasado y prevé en la medida de lo posible, algo del futuro.
Recuerdo una frase que en una tertulia indicó, que más o menos era algo así: “lo que va a suceder no sé lo que puede suceder…”. Frase que la expresó, no recuerdo bien, hace ocho o diez años… cuándo empezó a emerger, todo el lío en el que estamos… En esa frase, sentí, el juicio y el enunciado, de un hombre prudente y racional e inteligente. Un hombre periodista y escritor, ya que ha redactado miles de textos periodísticos, que sabía que se avecinaba algo nuevo, pero que no podría calcular el qué. O, quizás, previa algunas líneas de horizonte y de desarrollo, pero no podría expresarlas en voz pública y en medios públicos.
Todo periodista tiene sus fuentes, y, los comentaristas de la realidad y cosa y rex pública también. Jáuregui es uno de ellos. Un hombre, que ya con cierta edad, sigue en la brecha del cobre de las palabras y de la información. Y, siempre se indica, que los periodistas aprenden y aprehenden mucho de los políticos y de la clase política, pero yo creo y estimo y valoro, que los políticos, la política debería aprender mucho de los periodistas y de los catedráticos universitarios de la política…
Yo, si fuese presidente de gobierno, yo si fuese jefe de Estado, cosa ambas que jamás seré, y, que entre mis muchos sueños estos nunca han sido una meta. Yo, ya que soy un articulista de opinión, en definitiva, un bocazas… yo, una vez al mes, una tarde o una noche, invitaría a esos diez o doce grandes periodistas de esta nación y nacionalidad a cenar. A hablar, que los periodistas puedan hablar de tú a tú, con esas grandes figuras de la Autoridad Máxima, especialmente, el jefe de gobierno de turno.
Y, degustando platos y algo de vino moderado, los periodistas hablen con el corazón, en el silencio y en el secreto. Lo que se hable allí, no salga de allí. Cosa que quizás sea difícil para los periodistas. (También otra tertulia-cena que invite a los grandes catedráticos de política del país, una al mes, una cada dos meses… también a los grandes juristas y profesores del derecho, quizás, también…). Creo que es la forma real, no solo las estadísticas, ni solo los expertos, ni solo los Consejos de Expertos que lo rodeen, de escuchar al pueblo, y, al pueblo letrado e ilustrado…
Decían que Churchill en la Gran Guerra Segunda, escuchaba, de forma rutinaria y cíclica los chistes del pueblo. Creo que las Altas Autoridades, en secreto y discreción, en un medio tranquilo, como puede ser una cena, que dure un par de horas, ellos podrían indicar cosas al presidente de gobierno. Ellos y ellas, podrían aconsejar o sugerir ideas, quizás, mostrarle algo del mundo real. Porque estando en las Altas Esferas siempre hay peligros que las grandes estadísticas no son suficientes para comprender y entender la realidad. Entre esa media docena de comensales periodistas, pongamos por caso, debería estar invitado Jáuregui. Evidentemente, también otros.
En nuestra sociedad y país y cultura, yo, que llevo en esta mar de la pesca cultural décadas, aunque sea de forma modesta, creo que se cae en un grave error, se alaba, como en el Antiguo Testamento, a los profetas muertos, pero no a los vivos. No digo yo, que usted o yo, esté totalmente de acuerdo con este periodista o reflexionador de la política real y práctica. Pero nadie puede negar sus inmensos méritos. Uno, uno de ellos, creo que un grado de humildad y modestia importante, al menos en sus formas. Cosa que hay que agradecer. Por lo menos, en sus palabras, o al menos, en una media de sus discursos hablados y escritos, de sus textos escritos…
Creo, ya que soy un bocazas articulista de opinión, lo que somos todos, todos los que dejamos algo de nuestro corazón en este género –aunque no nos paguen dineritos-, pero ejercemos digamos este subgénero literario y periodístico. Yo, aconsejaría al señor Jáuregui, que fuese en la medida de lo posible, recogiendo, quizás en una Web virtual, todos los miles de artículos y piezas periodísticas que ha ido rellenando las tierras y mares y aires de la información en estas décadas de su vida… Es más, estudiase y analizase la posibilidad, no solo de crear una Web, que podría ser el principio sobre su trabajo y su biografía y sus libros, sino quizás, vaya pensando en ir creando una Fundación Virtual sobre su producción cultural. Creo que es necesario para el país y nuestra sociedad. Creo que lo es…
No conozco al señor Jáuregui, no creo que nunca lo conozca como persona, no creo que nunca lo salude, ni me salude, no creo que él jamás sepa que yo existo como persona de carne y hueso, pero que también hay que tener sentido común y racionalidad, no solo alabemos a Plà, Ruano, Alcántara, Umbral, Montalbán, A. Burgos, Campmany, Tecglen, y, tantos otros cientos, que han ido “al lugar dónde están los más, dónde están la mayoría”, como dirían los romano, si mi memoria no me falla. No se pierden anillos si alabamos y recordamos a los vivos y vivientes, aunque estemos de acuerdo en ellos o no lo estemos en todo. Porque en el fondo, nadie está de acuerdo totalmente consigo mismo, no lo va a estar con los demás. Quizás, alabar su trabajo, en vida, sea una necesidad humana para entender el mundo de hoy…
¡Y, ya que estamos con este artículo, creo que es un mal para el periodismo y para la cultura y para el articulismo, que no sepamos cuántos artículos y piezas periodísticas, habrá escrito y publicado el señor Don Fernando Jáuregui Campuzano! ¡Saber el número creo que sería importante, aunque sea aproximado… ya que todo se cuantifica hoy…!
