Eduardo Muñoz Martínez.- Dentro de los actos de presentación de la Campaña Contra el Hambre en el mundo, de Manos Unidas, con el lema «Compartir es nuestra mayor riqueza», en este 2025, en el Arciprestazgo de Ciudad Real, este viernes, – día del ayuno voluntario -, estaban programados varios eventos.
Además de las mesas informativas y recaudatorias, – que fueron instaladas en distintos puntos de la capital -, y de la «cena del hambre» en la Parroquia de San José Obrero, – cena simbólica para solidarizarse con los millones de personas que pasan hambre en el mundo -, estaba prevista, aunque fue suspendida por la lluvia, la lectura pública del manifiesto, a nivel nacional, en el que se denuncia, se manifiesta la esperanza y se propone.
Denuncian que en una época de notable crecimiento económico, la desigualdad no deja de aumentar, golpeando con mayor dureza a muchos países y personas del Sur global en ámbitos tales que el trabajo digno, la alimentación, el agua, el saneamiento, la vivienda, la salud, la educación, la participación, un medioambiente adecuado…; que pese a los avances registrados, algunos datos resultan impactantes: 733 millones de personas pasan hambre en el mundo, según la F.A.O.; 700 millones de personas viven en pobreza extrema, 1200 millones de personas viven en pobreza multidimensional, de acuerdo con informes de la O.N.U.
Manifiestan su esperanza en que los gobiernos, las instituciones internacionales…, desde el respeto a la dignidad humana fundamental, la universalidad de los Derechos Humanos…, se empeñen en asegurar oportunidades de vida digna para todas las personas y en todas partes; en que fenómenos como las crisis económicas, los conflictos bélicos…, no supongan la regresión en los fondos dedicados a la cooperación internacional para el desarrollo; en que el avance desmesurado de la desigualdad de los mercados pueda controlarse, ya que tiene un impacto directo en el aumento de las desigualdades, el hambre y la pobreza; en que nuestra sociedad y cada cual según sus posibilidades, participe de manera decidida en la construcción de una genuina prosperidad compartida.
Proponen apoyar especialmente las alternativas de la economía social y solidaria que contribuyan de manera eficaz al trabajo decente, a la economía inclusiva y sostenible, a la justicia social y al desarrollo sostenible; inspirarnos en la «Economía de Francisco», como alternativa que ilumina la genuina prosperidad compartida a la que aspiramos; hacer nuestras las inquietudes que plantea el Jubileo 2025; y promover en la sociedad española las actitudes, los destinos de vida y consumo coherentes con una verdadera prosperidad compartida que tenga sobre todo en cuenta que los bienes que adquiramos se hayan producido respetando los criterios de justicia social y dignidad de las personas y comunidades más vulnerables.