Trump y el carnaval de Venecia

Y Donald Trump tomó posesión del cargo de presidente de los EE.UU. ¡Por fin! Sí, por fin. Los usos y abusos seguidos por la administración Biden, tras haber perdido las elecciones, han sido un insulto a la decencia política, y no porque provinieran del Partido Demócrata -hubiera dado igual de haber sido al revés- sino por el intento marrullero de complicar la vida al presidente electo y, por ende, a todos sus votantes o, por qué no decirlo, a toda la nación.

El discurso del nuevo presidente useño fue una enmienda a la totalidad de la política de su predecesor. No recuerdo un antagonismo programático más contundente entre dos opciones políticas dominantes de un país, lo que da indicios de que las élites oligárquicas están en un mar de confusión. Ahora bien, ¿se viene una revolución, una subversión del orden establecido? ¿Estamos ante un cambio de ciclo, como lo ha calificado algún reputado periodista? A mi entender, nos enfrentamos a una versión más del modelo lampedusiano: <Que todo cambie para que todo siga igual> o <A veces es necesario que algo cambie, para que todo siga igual> Estamos ante la segunda opción ¿Por qué? Las oligarquías plotócratas de EE.UU. se han alineado con Trump. Los tres multimillonarios que acumulan igual riqueza que el 50% de la población lo secundaron en la toma de posesión. De repente, todos se cayeron del caballo y decidieron abandonar las agendas ideológicas. En un chasquear de dedos, de un día para el otro ¿Casualidad? ¿Rendición ante el nuevo gran jefe? Recordemos la historia de EE.UU., si somos capaces de descorrer las cortinas de los mitos y la propaganda. Este país se constituyó mediante el crimen, la extorsión, el robo y el impago de sus deudas. Comencemos por lo último. EE.UU. nunca pagó la deuda contraída con el reino de España, crucial para independizarse. Esta deuda a fecha de hoy se valora en más de 3 billones de €, según la Real Academia Española de Jurisprudencia. No está mal, ¿verdad? No hablemos del Tratado Guadalupe Hidalgo, porque detrás estuvo la traición de las oligarquías masónico-liberales mejicanas, primas de las estadounidenses. No obstante, cuando el senado de EE.UU. ratificó el tratado, eliminó unilateralmente las cláusulas que garantizaban la protección de las tierras dadas a los mejicanos por España, primero, y Méjico, después, y las relativas a los derechos ciudadanos; tampoco estuvo mal, ¿verdad? La conquista del Oeste fue una trituradora de carne humana indígena, donde se engañó a pueblos para que acudieran desarmados a supuestas negociaciones y, una vez reunidos, asesinarlos con machetes y cuchillos para no malgastar munición, seguramente llevados por el espíritu emprendedor puritano de optimización de los márgenes de beneficio; tampoco está mal. En la prensa de 1.863 podían leerse anuncios como este:

<La recompensa del Estado (se refiere al de Minesota) por indio muerto ha sido aumentada a 200 dólares por cada piel roja enviado al Purgatorio. Esta suma es más de lo que valen todos los indios muertos al este del Río Rojo>

El entonces gobernador de Minesota era Stephen Miller -republicano- que en 1.862 dirigió la ejecución de 38 indios Dakota, según órdenes de Lincoln -el <piadoso>, como lo llama un conocido mío- ¿Por qué menciono, en concreto, esta cacería humana? Porque otro Stephen Miller será, al parecer, asesor de seguridad nacional en este segundo mandato; desconozco si procederá del mismo linaje que el gobernador.

Las Guerras del Opio entre su graciosa majestad británica y China fueron dos; a la segunda se sumó Francia, siempre atenta por si podía rapiñar algo. Las consecuencias humanitarias de las mismas hicieron que miles de chinos huyeran buscando dónde y cómo sobrevivir. Colaboraron en el tendido del ferrocarril que unió ambas costas de EE.UU. Fueron explotados de manera inmisericorde. Al término de las obras, se acordó mandarlos también al purgatorio. El mismo método de cacería y recompensa se puso en práctica. O eras wasp (blanco, anglosajón y protestante, en inglés) o eras muerto ¿Será este el espíritu de frontera al que aludió Trump en su discurso o se refirió, quizá, al magníficamente edulcorado de Hollywood?

Y llegó 1.898; año en que el reivindicado Mckinley, el que enarboló el estandarte del Destino Manifiesto, masacró a los filipinos después de engañarlos, tomó el pelo a los cubanos y comenzó un plan perfectamente organizado para destruir Puerto Rico: humana, material y espiritualmente. (Sobre Puerto Rico escribí el artículo La Hispanidad: Dos siglos de humillación, publicado en este diario el 2-1-24)

Escribía este artículo cuando mi amiga y colega en la Junta Directiva de la asociación hispanista Puertas Abiertas al Mundo Hispano -PAMH-, la historiadora uruguaya Mónica Nicoliello, me comentó los hechos, prácticamente desconocidos, de las fumigaciones sufridas por los inmigrantes mejicanos en su cruce fronterizo con EE.UU., y decidí incorporarlos. Demuestran, una vez más, el desprecio hacia el otro del supremacismo anglosajón.  

En 1.937, el químico alemán Gerhard Peters dio cuenta en un artículo del uso del gas Zyklon B (un pesticida a base de cianuro) en cámaras de despiojado en El Paso, Texas. Los afectados por semejante <humanidad> eran inmigrantes mejicanos. Peters fue nombrado director de operaciones de una de las empresas que adquirieron la patente del gas Zyklon B

-Degesch- para producirlo masivamente. Este gas, en su variante concentrada, se utilizaría después en los campos de concentración nazis. Hay testimonios de la época en que los mejicanos no entendían por qué los trataban así, ya que no eran animales, sino cristianos. Para aquellas buenas gentes, que huían de los efectos de una Revolución que no revolucionó nada, ser cristiano era sinónimo de algo digno de tener en cuenta. No les habían explicado el significado del supremacismo. David Dorado Romo, historiador y cronista de El Paso y Ciudad Juárez llegó a afirmar que sin comparar peras con manzanas, el holocausto no fue un hecho aislado; que en la frontera de Méjico y EE.UU. se dieron hechos que sirvieron de modelo. Las fumigaciones de inmigrantes mejicanos fue algo recurrente, también con DDT ¡Qué pena es pasar hambre y tener que emigrar a un lugar donde te restringen el acceso a las cafeterías si eras negro, mejicano, indio o perro tras haberte fumigado para entrar! ¿Y qué tendrá que ver esto con la elección de Trump? El Destino Manifiesto; el supremacismo más rancio ¿Entonces era mejor Biden? En absoluto. El problema es que las ideologías dañan las entendederas y crean la sugestión en gente de buena fe, pero con tendencia al panfilismo, que la derrota del mundo progre traería la arcadia feliz.

Las oligarquías plutocráticas manejan alternativas. Biden representaba una, Trump, otra; ¿quiénes se beneficiarán? Las mismas oligarquías; ¿por qué?, es la historia de EE.UU. desde su fundación; lo demás ha sido propaganda y Hollywood. Como dije supra, ni asistimos a una revolución, como afirman unos, ni a un cambio de ciclo, como sugieren otros; estamos frente a un modelo lampedusiano con cambio de disfraz ¿Qué cambia? La ideología <Woke> ¿Qué finalidad tenía? Quizá, varias, pero una con total seguridad: Reducir la población ¿Habrá otras formas de conseguir el mismo objetivo? Veamos. Al día siguiente de la toma de posesión, Trump presentó en público un megaproyecto para el desarrollo de la IA. Tras el nuevo presidente habló uno de los responsables y con palabras parecidas dijo lo siguiente: La IA permitirá en 48 horas disponer de vacunas <personalizadas> para atender enfermedades graves. Qué obsesión con las <vacunas>. Además, personalizadas y en 48 horas; es decir, sin necesidad de procesos largos de pruebas para ver su efectividad y efectos secundarios. Una simple <vacuna> podría suplir de manera amable todas las controversias en torno a la ideología <woke> consiguiendo, al menos, el objetivo de achatar la pirámide de la población mundial ¿Por qué es Ud. tan mal pensado? -se preguntará alguno. No, no es ser malpensado; es la historia de EE.UU. Y las élites de hogaño son <dignas> herederas de las de antaño. Lo demás, como he repetido varias veces, es propaganda hollywoodiense y mitos, muchos mitos.

¿Cuántos sin techo hay en EE.UU.? ¿Cómo es posible que siendo la sanidad per cápita más cara del mundo tenga prestaciones tercermundistas para gran parte de la población? ¿Cómo es posible que en el primer país del mundo existan trabajadores que empleen el 70% de su salario en un alquiler para vivir? ¿Acaso es un problema de liberalización del suelo, como se esgrime en España? ¿Alguien escuchó alguna preocupación a este respecto? No, claro que no. Tampoco la hubiera tenido Biden ¿Por qué? Es insignificante para las oligarquías plutocráticas. Eso sí, faltó tiempo para fumigar la lengua española de la web de la Casa Blanca.  No sé si utilizaron gas Zyklon B o DDT, pero fumigada está ¿Es necesario explicar por qué? ¿Habrá quien no le dé importancia?

Ni Trump, ni los intereses que representa, son revolucionarios; más bien, un excelente anfitrión de un carnaval veneciano; digo bien: veneciano; el que tuvo que inventar el uso de las máscaras para que la odiada nobleza dominante no fuera reconocida por la población.

Ahora bien, ¿qué efectos tendrá ese cambio de disfraz allende las fronteras de EE.UU.? De eso tratarán próximos artículos.

Marcelino Lastra Muñiz

[email protected]

Relacionados

ESCRIBE UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí


spot_img
spot_img
spot_img
spot_img