Ómnibus

Ramón Castro Pérez.- Lo quiero todo. Y si no es así, no quiero nada. Es lo que ofrezco. Si lo rechazas, no habrá más culpable que tú. Sé que me has pedido mesura, pero el cincuenta por ciento, las tres cuartas partes o el primer decil no está en el contrato que presento ante ti. Te lo he dicho mil veces y te lo repito de nuevo. Todo o nada.

El que no nos entendamos es consecuencia de tu falta de valentía, de arrojo ante la vida. Si fueras como yo, tocado por la varita de la autenticidad, no tendrías miedo y mi ser bastaría para convertirse en la brújula que guiará tu vida. Yo gobernaría nuestro destino con justicia y amor.

Pero no te pliegas a unas condiciones tan simples y eliges rechazar mi propuesta, condenándonos al vacío. Solo tú tienes la culpa de que, ahora, te ignore. Me rechazaste por completo, convirtiendo la felicidad en un delirio que se nos escapa para siempre. Al menos, yo, hice lo que pude.

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