Recuerdos de mi infancia en Puertollano

Paula Fernández.- El próximo lunes, día 13 de Enero del 2025 se inicia la demolición del antiguo Instituto Fray Andrés, con la piqueta se va otro trocito de la Historia de Puertollano, otro edificio al que nunca se le dio valor arquitectónico y por tanto se abandonó y se dejo que se convirtiera en una ruina , ya muy difícil de recuperar.

Pero también desaparece una parte de la historia personal de aquellos y aquellas que iniciamos nuestra formación entre sus paredes y que hoy nos hemos hecho mayores.

El centro se creó durante la Segunda república, tan denostada hoy por los que quieren borrar sus logros y sobre todo su apuesta por la educación y la formación, convencidos que la erradicación del analfabetismo era la única forma de crear a individuos verdaderamente libres.

Una Orden de 4 de junio de 1932 del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, aprueba su creación, con la categoría de Colegio de Segunda Enseñanza subvencionado por el Estado, recogiendo la tradición y formas organizativas de un anterior Colegio privado subvencionado por el Ayuntamiento que existía en Puertollano desde 1907. El Colegio se instaló en una casa de propiedad municipal situada en la calle Torrecilla, ese edificio que mañana empieza su demolición. La actividad académica del Instituto se suspendió entre mayo de 1939 y febrero de 1940 como consecuencia de la guerra civil muchos de sus profesores fueron expedientados y deportados fuera de la ciudad.

El 17 de octubre de 1959 se produjo la apertura del curso académico en el actual edificio de la calle Copa, que se inauguraría oficialmente el 11 de noviembre, con motivo de una visita de Franco a la ciudad. 

El edificio tuvo una segunda vida a mediados de los años 70, cuando el nuevo edificio se quedó pequeño para albergar a todo el alumnado y mientras se terminaba la construcción del nuevo Instituto, el Dámaso Alonso.

Bien, pues la historia del Fray Andrés también es un poquito mi historia. En octubre de 1957, con 7 años, inicié mi peripecia educativa en la clase Preparatoria de Dª Ramona, era una maestra maternal pero exigente que tenía encomendada la misión de prepararnos para el examen de Ingreso al Bachillerato, pero la nueva Ley que regulaba el Bachillerato Superior en el sistema educativo franquista dividió este en dos etapas, una elemental de cuatro cursos que el alumno no podía empezar antes de los 10 años y otra superior de dos cursos, para el cual el alumno debía tener 14 años. 

Así pues me vi obligada a pasar tres años en esa clase preparatoria, dos de ellos en el viejo edificio de la calle Torrecilla y el tercero en el nuevo de la calle Copa, donde culminé mis seis años de bachillerato,yel Preuniversitario.

Volví varios años después, ya licenciada, como profesora al Instituto Fray Andrés, un año, y en ese año de nuevo estuve en el viejo edificio donde como he dicho anteriormente se habían ubicado algunos cursos que no cabían ya en la calle Copa.

Y como esta noticia de la demolición, parece que nos ha puesto nostálgicos, leía hace un ratito una reflexión, “Los años del Instituto”,  de mi buen amigo Eduardo Egido, donde hace un repaso con nostalgia de sus años en el centro, y repasa algunos de los profesores que tuvimos, no me queda más remedio que compartir con él el cariño por D.FranciscoVelázquez, D. Quico, con el que aprendí matemáticas y más tarde compartí Departamento cuando volví de profesora o D. José Mª Santano, que nos enseño a leer a Azorín y a Cervantes.

Sin embargo, no puedo terminar sin recordar también algunas cosas cosas curiosas sobre nuestra formación, algunas de las cuales no han cambiado nada desde entonces:

En el Decreto del 31 de Mayo de 1957 el plan general de estudios, y en cada uno de los curso, de primero a sexto, se recogen dos unidades didácticas dedicadas a religión, el contenido de dichas unidades didácticas contaban con el informefavorable de la Comisión Episcopal de Enseñanza, hoy en 2025 las cosas no han cambiado tanto.

Otras cosas afortunadamente si han cambiado, en el Plan de estudios se propone conservar, las materias correspondientes a la formación del espíritu nacional, a la educación física y deportiva y, para las alumnas, a las enseñanzas del hogar. Podíamos las mujeres estudiar el bachillerato, pero no podíamos olvidar cual era nuestra misión en la sociedad, ser buenas amas de casa y cuidar de nuestro hogar.

Al menos esto a cambiado, aunque no podemos relajarnos, hay nuevos vientos que soplan en la dirección contraria, y para muchos de los líderes de la extrema derecha , el sitio de la mujer está en el hogar y no ocupando puestos de responsabilidad en la sociedad.

También empieza el lunes la demolición de los antiguos juzgados, y ahí también hay un poquito de mi historia, pero eso os lo contaré en otra entrega.

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