No queremos entender la realidad, ni lo real

Jesús Millán Muñoz.- Debo reconocer, que una de las cosas o conceptos que he aprendido a golpe de disgustos, es que la mayoría de personas no quieren aceptar la realidad, lo real. Ni yo, tampoco.

Puede ser, un juicio o enunciado demasiado fuerte y duro. Pero uno, que se formó pensando que lo real, la realidad, por influencia de mil ríos, es esencial, empezando por Zubiri, que apenas ahora nadie cita, pero pasando por todo el pensamiento que viene desde los griegos y del mundo hebraico, que viene desde Jerusalén, Atenas, Roma y todos los demás centros medievales. Eso de realidad con o más verdad o bondad o belleza. Esa mezcla de estos cuatro grandes alimentos del ser y del estar del mundo y en el mundo…

He aprendido, a tortazos y a golpazos, que aunque a usted le parezca algo evidente, que no es evidente la interpretación, sino que ese hecho sucede o sucedió, la mayoría de personas  tapan ese hecho o esos hechos o esos datos. Que es obvio y evidente, que incluso admitiendo un hecho o clase de hechos, cada uno tiene su interpretación, e interpretación existen al menos una docena para cada acontecimiento, hecho o conjuntos de hechos similares…

También a disgustos, que unos te meten a ti como persona en un bando o en otro, y, tú, quizás tú, ni quieres estar en un lado o en otro, o, es más, ni siquiera sabes en cual estás, o tienes que ser católico o hugonete en la Francia de hace cuatro siglos, en plena guerras de religión, pero tú ni, quieres ser hugonote-protestante ni católico, tú solo quieres vivir en paz y tener los mismos derechos. O, si eres una cosa u otra, por nacimientos, no quieres problemas con nadie…

He aprendido hasta la saciedad, que el bolsillo es la fuente esencial para aceptar si una realidad es verdadera o no, si es buena o no, si es bella o no. El bolsillo/cartera/dólares/poder/poderes y los intereses, y, los intereses son de muchos modos o maneras… por tanto, nos tapan los ojos con esos cristales y esas miradas, y, por tanto, al final, tampoco somos capaces de ver la realidad. Pero no solo es que no la percibamos la realidad, es que no queremos percibirla o pensarla o verla o conceptualizarla o mirarla. No queremos captar la realidad. La realidad nos molesta. O, al menos, muchos trozos de la realidad y de lo real.

Tenemos una ausencia de deseo de la realidad y de lo real. Aunque esa realidad, no te guste, no armonice con tus planes, con tus proyectos, con tus ideas previas. No amamos la realidad, no amamos lo real. Lo pequeño real, lo grande real. Porque estamos metidos en este mundo lleno de intereses y de formas y de maneras de mil modos y maneras y…

Si encuentra usted un ser humano, que busque lo real y la realidad, en todos los terrenos, y, que busque la explicación de lo real y de la realidad, de todo lo real, del modo más ortodoxo y científico y verdadero y racional y argumentado posible, y no quiera engañarse, ni mentirse, ni a usted tampoco. Si encuentra alguien así, habrá encontrado un tesoro.

A veces, pienso y creo y opino, que vivo y vivimos, como en un gran teatro, porque nuestros ojos y nuestro corazón y nuestros pensamientos y nuestros intereses y nuestras afectividades, no nos dejan ver la realidad de lo real, lo real de la realidad, en multitud de campos de esa misma realidad, sea del presente, y del pasado o del presunto futuro. Vivimos en un mundo que no es el real, en algunas áreas al menos, y, vivimos en un mundo de la mente no real. Es obvio, unas personas en unos temas, otras personas en otras. Unas, son muy conscientes de las realidades económicas, pero quizás, apenas entienden las realidades culturales. Unas, unas saben mucho de arte, pero poco de la realidad cotidiana, de cómo poner un clavo en una pared. Imaginen ustedes, los miles de casos posibles…

¿Dirá usted, con razón, pero cómo captamos lo real…? No es tan difícil, primero que eso que le dicen que existe, que sea real, asegúrense que tiene realidad. Que es real en sí. Segundo, siendo real en sí, qué explicación tiene, qué explicación ortodoxa y científica y experimental y volvamos al termino real dispone –de las varias existentes, cual es o cual sería la realidad, por ejemplo, dicen que llevan viendo luces en San Francisco y en Los Ángeles de Norteamérica, primero, ese fenómeno es real, segundo que explicación es la real, es acaso, preguntamos, un experimento social, hecho por algún departamento del Gobierno-.

Tercero, aceptando que un hecho es hecho o es real, y, habiendo encontrado la explicación más real o más verdadera. Tercero, le queda a usted aceptarlo, aunque ese hecho o ese dato, no encaje con sus ideas previas. La tierra es redonda y no es cuadrada, la Tierra da vueltas alrededor del sol y no al revés. Nos guste o no. Así, si aceptamos, si vamos analizando una idea detrás de otra, un concepto detrás de otro, acabará viviendo en un mundo, no digo mejor, pero si más real.

Quizás, necesitamos realidad, necesitamos realidades, quizás, necesitamos recordar aZubiri, esa corriente de pensar que viene de la Antigua Grecia, recordar al viejo maestroAristóteles un poco más… ¡Quizás, evitaríamos muchos conflictos y muchos sufrimientos si aceptásemos de verdad lo real y la realidad…!

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