El Teatro Municipal de Almodóvar del Campo volvió a ser anoche el marco ideal para el mundo de la literatura, con la presentación de ‘Pienso, luego amo’, la segunda novela de la joven escritora Alejandra Gadea, natural de esta población ciudadrealeña.
Al acto, conducido desde la simpatía por sus grandes amigos Guillermo Rodríguez Durán y David Olivencia Santos, acudió numeroso público, entre familiares, amigos y compañeros de estudios, además de autoridades locales como la concejala de Cultura, Virginia López.
Velada en la que, tras la proyección de un breve documental que sintetizaba cómo fue el proceso creativo de la obra hasta su publicación y la llegada de los ejemplares, se dio paso a una conversación en la que Alejandra desgranó entresijos de ‘Pienso, luego amo’.
La historia relata la compleja relación entre una alumna y su profesor de Filosofía, Olivia y Alan, argumento que surge, según explicó la escritora, de su pasión por la literatura romántica y de su fascinación por el cliché literario de los roles de ambos protagonistas.
Una trama que la autora aborda con perspectiva fresca y original y en la que “el tiempo no es solo un elemento narrativo, es un personaje más en la novela”, pues, añadió, “quería mostrar la evolución de los personajes, cómo eran antes y cómo son ahora, cómo el tiempo moldea nuestras decisiones y transforma nuestras vidas”.
Para ello emplea el recurso de los saltos temporales, que no siguen un orden cronológico lineal para “mantener al lector enganchado a la historia, dejarle con la intriga y la necesidad de saber qué ha ocurrido para llegar a un determinado punto”, confesó.
Otro de los elementos más innovadores de ‘Pienso, luego amo’, que ve la luz con Círculo Rojo Editorial y posibilidad de adquisición en plataformas de venta en Internet o en la librería Mais Arco Iris, es el uso de títulos de canciones para encabezar cada capítulo.
“La música siempre ha sido una fuente de inspiración para mí”, dijo Gadea y justificó que “las canciones tienen la capacidad de evocar emociones, de transportarte a un momento concreto, a un recuerdo”, por lo que quiso que cada episodio tuviera su propio tema.
Por otro lado, Alejandra reconoció que esta obra de casi 400 páginas representa un paso adelante en su trayectoria como escritora pues, admitió, “en esta segunda novela he encontrado mi propia voz, mi propio estilo”.
“He trabajado mucho las descripciones, buscando una mayor precisión y realismo. He utilizado lugares en los que he estado para poder transmitir al lector la atmósfera, los colores, los olores, las sensaciones. He cuidado el lenguaje, buscando una mayor madurez y riqueza expresiva”, compartió ante un auditorio expectante.
Y si bien a ‘Los verdaderos monstruos’, su primera novela, le guarda cariño especial por ser su debut literario, ‘Pienso, luego amo’ ocupa ya un lugar privilegiado en su corazón, por ser una obra más personal, más madura y más cercana a sus propias experiencias.
Personajes complejos y auténticos
La autora describió a Olivia, la protagonista, como un personaje “auténtico y real”, con sus virtudes y sus defectos, sus aciertos y sus errores. “Olivia se equivoca, comete errores, como todos nosotros, pero también aprende y evoluciona a lo largo de la historia”, dijo.
En Alan ve un personaje complejo y enigmático, con motivaciones a veces contradictorias, que invita a la reflexión, algo “que me ha supuesto un reto, porque quería mostrar sus luces y sus sombras, sus razonamientos lógicos y sus contradicciones”, confesó.
Se suscitó la cuestión de la diferencia de edad entre los protagonistas y la percepción social de un amor no admisible por ello, argumentando la autora que “en la universidad, la diferencia de edad no está tan mal vista y yo necesitaba esa conexión especial, esa intimidad que se crea entre un profesor y su alumna en el contexto del instituto”.
Y sobre personajes secundarios, como los profesores Santiago, Laura y Blanca, y las amigas de Olivia, Cristina, Emma y María, avanzó que aportan profundidad y matices a la trama, creando un universo narrativo rico y creíble.
Alejandra Gadea destacó que una de las lecciones principales de la obra es la importancia de no idealizar a las personas y de priorizar el amor propio, pues “a menudo, creamos imágenes ficticias de nuestros seres amados y, cuando la realidad no se ajusta a esa imagen idealizada, sufrimos una gran decepción”, reflexionó.
En todo caso, durante el turno de preguntas por el público, la joven señaló que “no hay que cerrarse al amor, ni tener miedo a volver a enamorarse; el amor es un riesgo, pero merece la pena correrlo. Hay que aprender de las experiencias dolorosas, sacarles el lado positivo y seguir adelante. Del desamor nadie se muere y siempre llega alguien mejor”.
Suscitó interés la creación literaria en alguien tan joven, respondiendo la aludida que la escritura para ella es una forma de “escapar de la monotonía”, de dar rienda suelta a su imaginación y de explorar emociones y situaciones que no viviría en su vida cotidiana.
Confesó que el proceso de escritura a veces puede ser caótico, con ideas que surgen de forma espontánea y que se van desarrollando sobre la marcha, tal y como reconocía en el documental Fátima, la madre de Alejandra, de quien decía llevar siempre una libretita donde iba anotando planteamientos para luego llevas a sus narrativas.
Antes de la irrupción en el escenario de la entusiasmada autora, la edil de Cultura, Virginia López, intervenía para reconocer también que, en esta nueva obra, Alejandra Gadea crece como una autora “cada vez más madura”, en alusión a ‘Los verdaderos monstruos’ que presentó hace ya tres años.
Destacó su evolución creativa y narrativa, pasando de las distopías a un relato más íntimo y real, centrado en los sentimientos y en el amor, en una concepción muy original al haber combinado literatura y música mediante la playlist de canciones pop que envuelve la obra.
También resaltó la importancia que la escritora da a sus raíces y a las relaciones que ha construido en Almodóvar del Campo, reflejadas en los detalles promocionales de la novela, así como su implicación en momentos de la vida sociocultural del municipio.
Alejandra, que forma parte entre otros del grupo carnavalero Pura Locura y está inmersa ya en la escritura de su tercera novela, en la que regresará al género fantástico, agradeció el apoyo del Ayuntamiento, de la editorial, de los puntos de venta, de sus maestros de ceremonia nuevamente ayer y, sobre todo, de quienes leen sus novelas.
“Sin lectores, el libro no cobra vida, los personajes no existen, las historias no se completan”, afirmó y, por eso, se entregó al cierre del acto a un muy agradecido momento de firma y dedicatoria de ejemplares, en un ambiente de gran calidez y cercanía.