El anuncio del presidente regional, Emiliano García Page, sobre el nuevo destino de la sede vacante de la antigua Delegación de Sanidad como Centro de Salud número 1, nos permite extraer muchas conclusiones y algún epílogo contundente. Conclusiones que afectan –y de qué forma y manera– a quién o quienes toman decisiones, de cualquier calado y hondura, sobre la ciudad –sobre esta o sobre cualquier otra, da igual– desde una soberana distancia física y temporal. Soberana, en el doble sentido de altanera y de lejana. Y ya se sabe a dónde conduce la distancia y el desdén.
Las decisiones centrales y nucleares sobre el futuro de una ciudad –de esta y de cualquier otra– deberían de producirse desde un esquema planificado y consensuado –porque el tiempo de su vigencia gravitará sobre corporaciones diferentes, de diversos colores políticos– desde líneas de programación en el tiempo y en el espacio. Llámese planeamiento urbano –aquí tan desfasado como en Toledo, con treinta y tantos años de retraso–, llámese, como el nonato Plan de Ordenación Territorial, o llámase Esquema Director de Infraestructuras. Incluso una figura tan cacareada, –como puede observase en estos días– ahora que vence su ámbito temporal, como fuera el Plan Modernizador de 2018, no dejó de nacer con el pecado de origen, de venir impuesto desde la extraterritorialidad municipal. Decisiones forzadas sobre el municipio y sus realidades, impuestas por el verbo de administraciones ajenas –estatal, regional y provincial– que marcaron el paso de su contenido, en función del peso económico conferido a su papel, presencia y participación. Y acabaron ofertando un listado de actuaciones sobre edificios existentes que venían a cubrir nuevas necesidades. Sin que todo ello, tuviera algún reflejo documental en las bases de planeamiento urbano y planificación municipal. Dando la imagen de que las grandes decisiones de contenido de equipamientos e infraestructuras se suelen producir de espaldas al planeamiento vigente en cada momento histórico. Y hay que recurrir, por ello, a la excepcionalidad de los Proyectos de Singular Interés –ahí están los PSI del Aeropuerto y del Reino de Don Quijote, para demostrarlo– a la anomalía espacial del Plan Modernizador 2018. Proyectos que serán singulares con certeza, pero cuyo Interés ha decaído y no ha llegado a ser de Plural Interés.
Que, para colmo, el repetido Plan Modernizador 2018, no fue sometido a la oportuna y exigible participación ciudadana, con la consiguiente fase de Exposición pública y la posterior fase de alegaciones. No hubo tal, sólo presentación y promoción publicitaria de su contenido como forma de ‘hacer política municipal’ atrofiada. Con decisiones tan discutidas y discutibles como la llamada, pomposamente, Ciudad Administrativa operando sobre el vacante hospital provincial del Carmen, omitiendo el requerido cambio de uso –de hospitalario a administrativo–, incrementando la edificabilidad existente –con un recrecido notable sobre la planta de cubierta– y eludiendo el impacto real producido sobre la zona –que habría precisado un equilibrio dotacional, por ejemplo en la cuantificación de aparcamientos que producirá la llegada de un millar de trabajadores y funcionarios, sin contar con los usuarios desplazados desde fuera de la ciudad a la sede de las administraciones que allí se asentarán. Por no hablar del complementario efecto de vaciamiento del centro urbano –¿cuál será el destino final de los desperdigados edificios ocupados por las dependencias de la administración regional, una vez vacíos?, ¿incrementar el enorme parque de locales comerciales vacantes y mudos?; por más que el anterior titular de la presidencia de la Diputación provincial, advirtió que todos los edificios desocupados por el traslado, pasarían a manos de la citada institución– que ya ha sido comentado y denunciado por las asociaciones de comerciantes. Y que marcaría un modelo de futuro incierto y de declive de cierta centralidad urbana en favor del descubrimiento atónito de las periferias funcionales.
Ahora se repite el órdago y sobre el abandonado edificio –sede de la delegación de Sanidad– de la calle de Postas –y una vez decaído la primera alternativa del Museo de la Caza y de la Naturaleza, que se cambia de escenario, por voluntad de la Diputación Provincial, de nuevo color político– se pretende ubicar (¿..?) el Centro de Salud número 1 –en la actualidad en la Plaza de Pio XII– cuando se produzca el anunciado –por el repetido Plana Modernizador 2018– Parque Urbano –erigido junto a los jardines del Ferrocarril y a escaso metros del parque de Gasset, que lo hace escasamente justificado en suubicación–, que comportará la demolición del vacante hospital Virgen de Alarcos y de las dependencias del Centro de Salud número 1 y del Centro de Atención Continuada. Una especie de batiburrillo y de juego de manos, antes y ahora. Que muestra cómo las decisiones adoptadas en 2018 en relación a 2025, fueron adoptadas con alguna precipitación y sin análisis rigurosos de por medio. Que sólo encubre la reciente inauguración del palacete de la Cruz Roja, como sede del Centro de Atención Integral a mujeres víctimas de violencia sexual.
Y ahora, para suplir el descubierto producido por la Diputación Provincial y su cambio de destino del Museo de la Caza y de la Naturaleza, se opta por la reubicación del Centro de Salud número 1 en la vieja sede de Sanidad. Que deberá verificar una remodelación de gran calado –se ha venido sustentado, durante muchos años, que el abandono del edificio era consecuencia de su deficiencia estructural, sin que la administración titular del inmueble haya dado paso alguno en atajar esa situación y revertirla, ni se haya iniciado expediente de declaración de ruina por parte del Ayuntamiento– y dejando en evidencia los déficit de accesibilidad que se abrirían con el renacido nuevo uso ‘sanitario’. Que tal vez, –tampoco se afirma nada en la declaración de García Page–, será temporal, para regresar al cabo de unos años a la Plaza de Pio XII, arbolada con el nuevo Parque fruto de la ingente demolición anunciada. En la actualidad el Centro de Salud número 1, dispone con aparcamientos de apoyo a los usuarios, acceso de ambulancias y de vehículos de asistencia domiciliaria, extremos todos estos de imposible cumplimiento en la nueva sede ideada y proclamada por García Page. ¿Cómo llegar en vehículo o ambulancia? Si hubiera ese movimiento de regreso del CS número 1, ¿cuál sería el nuevo destino, de la Delegación reformada y abandonada, tras el uso sanitario temporal? Esperemos otra invención u ocurrencia, fuera de la lógica municipal.