El CEDOBI. Brigadas Internacionales y franquismo (5)

El profesor Vicente Gay Forner, franquista y ultraconservador, escribe un artículo referido a las Brigadas Internacionales (BB II) en plena guerra, que es publicado en diversos periódicos. En El Día de Palencia aparece el 15 de abril de 1937. El título, “Aquelarre de las brigadas internacionales”, y el subtítulo, “La legión del dolor y la legión de la muerte”, lo dicen todo. Para escribir el artículo, ve y habla con varios prisioneros de ellas y llega a la conclusión de que son “asalariados a los que no se les paga, se les engaña y amenaza para que no deserten; hombres desesperados que jugaron su última carta”. Y finalmente les pide que se pasen a las filas de los sublevados.

Poco a poco se genera la idea de que los voluntarios internacionales son indeseables engañados por comunistas y masones. Todo lo contrario de los “legionarios italianos que tan heroicamente combaten al lado de los soldados de Franco en tierras de España” (El Avisador Numantino, Soria, 21-5-1938). Eso declara el dictador al periodista Concetto Petinatto, de La Stampa, quien muestra su “admiración hacia el valor verdaderamente romano de vuestros legionarios que se baten junto a los nuestros”.

Además, las BB II se utilizan como un elemento propagandístico más contrario a la República. Algunos ejemplos pueden servir para entender la cuestión. En Diario de Córdoba (2-3-1938) se da cuenta de que “Un holandés que ha servido en las B. I. afirma que en Guadalajara fueron fusilados 400 prisioneros”. En el mismo diario se escribe que, según manifestaciones del miliciano belga Joseph Doumont, “en el frente no vemos jamás a ningún jefe comunista” (Diario de Córdoba, 1-6-1938).

Incluso, las conocidas como jornadas de Mayo de 1937, enfrentamientos ocurridos entre republicanos, son trasladados a otros lugares. En el caso de Albacete, se involucra a los voluntarios extranjeros: “En Albacete los extremistas, reforzados con milicianos de las Brigadas Internacionales, asaltaron los centros oficiales e incendiaron varios edificios” (Diario de Córdoba, 12-8-1937). Pero tras el titular no hay descripción ninguna, salvo la reiteración del mismo. Se trata de resaltar los enfrentamientos en la retaguardia republicana y para los medios franquistas sigue presente todavía en agosto: “En las calles de Barcelona continúa la lucha entre los anarcosindicalistas y las fuerzas de Orden Público de la Generalidad”.

Acabada la guerra, la propaganda contraria a las BB II permanece. Por ejemplo, se describen como “batallones de maleantes” o “maleantes extranjeros” (El Día de Palencia, 2-7-1939). Como “indeseables de todas las latitudes” (Azúl, Córdoba, 28-3-1941), como “los asesinos de las Brigadas Internacionales” (La Última Hora, Palma de Mallorca, 11-11-1941) o como “los bandidos de las Brigadas Internacionales” (Pueblo, Madrid, 1-1-1943).

Se utiliza la mentira de forma reiterada, como han demostrado diversas investigaciones. Franco no solo se enfrenta a sus enemigos interiores, se escribe, en lucha heroica y titánica, “también con las brigadas internacionales, armadas por las democracias y pagadas con el oro robado de las arcas del Tesoro nacional” (El Avisador Numantino, Soria, 18-7-1942).

Forli (Italia) 1973

En los años cincuenta la propaganda sigue su curso y se les presenta como “criminales de las Brigadas Internacionales” (La Prensa, Barcelona, 20-11-1956) o “indeseables aventureros de las Brigadas Internacionales, el verdadero ejército rojo” (El Español, Madrid, 8-9-1957). Por supuesto, siempre como resultado de la acción de la Unión Soviética: “peste de indeseables que lanzó sobre España como nubes de langosta que asaltaban todo lo que caía bajo su alcance” (Nueva Rioja, Logroño, 10-4-1958, p. 4).

Por otra parte, la frase “tristemente famosas Brigadas Internacionales” hace fortuna. Así son presentadas, y solo es una muestra, en Hoja Oficial del Lunes, Madrid, 13-11-1961), La Voz de Albacete (26-2-1970) o La Tribuna de Albacete (10-11-2006).

Durante años, las BB II son utilizadas como arma poderosa en el seno de una feroz propaganda anticomunista en años de Guerra Fría. Eso hace decir a Antonio Andújar que la División Azul llega “hasta la misma guarida del zar rojo, en cumplida devolución de la siniestra visita de las Brigadas Internacionales” (La Voz de Albacete, 10-9-1962). 

José Díaz de Villegas, general de E. M. del Ejército, publica el artículo “1° de agosto de 1936. Antecedentes secretos del llamado «Día Rojo español»” en la Revista de Aeronáutica y Astronáutica (diciembre de 1962), editada por el Ministerio del Aire. En realidad no se ocupa de las BB II, pero figura una fotografía, en las que se puede ver a diversas personas alrededor de una mesa, con el siguiente pie: “Las Brigadas Internacionales –los más repudiables y repugnantes tipos–reciben en el cantón las dosis convenientes para mantener su extravío ideológico; literatura nociva que incita al odio y al crimen. ¡Es su destino!”.

Aparte de las noticias periodísticas, a fines de los sesenta se editan en España varias publicaciones referidas a las BB II por parte de historiadores franquistas. Se trata de contrarrestar la amplia difusión habida en el extranjero sobre su papel en la guerra española. Encabeza la reacción editorial el historiador y político Ricardo de la Cierva y de Hoces (1926-2015), al editar en 1969 la obra La leyenda de las Brigadas Internacionales (Madrid, Diario El Alcázar, 1969), que dos años después completa con un nuevo título, Leyenda y tragedia de las Brigadas Internacionales (Madrid, Prensa Española, 1973). El autor quiere desmitificar la leyenda de las Brigadas y contrarrestar los estudios incluidos en otras publicaciones aparecidas en el exterior. Sin embargo, lo que hace es reiterar las exageraciones y mentiras creadas por los franquistas con su propaganda: las BBB II son un producto de la Internacional Comunista; el número de brigadistas que proporciona es muy elevado, cien mil hombres, cuando la mayoría de los historiadores hablan de cifras que oscilan entre 35.000 y 59.000; los habitantes de Albacete rechazan a las Brigadas; reitera la presentación de Marty como “carnicero de Albacete”; o reduce la importancia de los voluntarios en la resistencia de Madrid y en la derrota franquista en Guadalajara.

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