Las XI Jornadas Histórico-Turísticas ‘Manzanares Medieval’ tuvieron un multitudinario inicio en la noche del viernes con la procesión de las antorchas, en la que más de quinientos personajes iluminaron las oscurecidas calles del entorno del castillo. El comendador pidió que, desde ese día, la historia viviera entre nosotros.
El izado de la bandera de la Orden de Calatrava en el castillo de Pilas Bonas fue en la tarde del viernes la antesala de los actos que por la noche atrajeron a muchísimo público en el inicio de las Jornadas Medievales de este año. La bandera fue portada en desfile desde la plaza de la Constitución hasta la de San Blas. Aquí, en presencia del Comendador y con los Músicos de la Encomienda amenizando el acto, la enseña fue desplegada e izada con gran solemnidad sobre las murallas de esta fortaleza calatrava de más de ocho siglos.
Con la caída de la noche llegó un nuevo y más multitudinario desfile a las 21:30 horas en el que participaron más de quinientos personajes con indumentaria medieval. Llegaron de nuevo por la calle Virgen del Carmen hasta el castillo. Junto a su puerta principal se hizo la bendición de estandartes de cada grupo recreacionista en presencia del comendador, alcaide, adalid de caballería, fraile, alcaldes y regidores medievales y concejalas actuales.
Fue un acto mucho más ágil que otros años en el que José Antonio Fernández-Arroyo, en el papel del comendador, inauguró las XI Jornadas Medievales “en esta casa fuerte de Manzanares”. En sus palabras, dijo que este evento nos hace recordar el legado que, “desde el acuerdo con la Orden de Santiago de 1239, nos ha permitido afianzar nuestro dominio en estas tierras fronterizas”. Tras recordar su misión de proteger estas tierras y a sus gentes, pidió que estas jornadas medievales “nos hagan revivir la valentía, el honor y la fe que guiaron el camino de los que nos precedieron”. Terminó con un “¡que la historia viva hoy entre nosotros!”.
Después, al son de los tambores, comenzó la procesión de las antorchas. Todos los participantes salieron desde el castillo y prendieron sus antorchas en dos pebeteros. Las calles del recorrido, por el entorno de la fortaleza, se quedaron a oscuras, solo iluminadas por las llamas y por velas. Participaron grupos de la Mesnada de Caballería, Arqueros de Manzanares, coro Mansil Nahar, Músicos de la Encomienda (UP), coral Mater Assumpta, Manzarco, Ignis Lentius, comerciantes de Acece, Centro Ocupacional, Las que faltaban, La Parva y pueblo llano.
El público llenó las aceras por todo el recorrido. En uno de sus puntos, la comitiva pasó junto a la cruz de Calatrava que hay en la calzada de la calle Virgen del Carmen, cuyas formas fueron iluminadas con velas rojas. Y para evitar que ante tanta participación se juntaran los extremos de la procesión, su recorrido se amplió por las plazas del Castillo y calle Villarreal, a la espalda de la fortaleza.
Este primer gran acto de las jornadas terminó con la devolución de armas y prendas veladas y el nombramiento de caballeros y damas de la Encomienda de Manzanares por parte del comendador, que junto al alcaide, sargento y adalid pasó revista a las fuerzas allí formadas antes de ordenar romper filas tras proclamas “por Castilla, por Calatrava y por Manzanares”.
Fotos: José Antonio Romero