Cuento absurdo

Manuel Valero.- Estados Unidos pidió perdón a todas aquellas naciones que de una forma u otra colonizó colocando títeres en sus gobiernos. Los españoles le pidieron perdón a toda la América que masacró, y no se olvidó ni del Sahara, ni de Ifni, ni de  Guinea Ecuatorial ni de Filipinas. Incluso los canarios solicitaron su perdón a los guanches. Los holandeses hicieron otro tanto con el Congo y demás calderilla imperial, y la Commonwealth saltó por los aires por considerase una suerte de neocolonia civilizada de la Gran Bretaña que a su vez no se olvidó de Irlanda del Norte.

Aunque les costó, los judíos perdonaron a los alemanes y aunque les costó también, los palestinos a los judíos, y los austriacos a húngaros, dálmatas, tiroleses, serbios, croatas y transilvanos. Francia remitió una carta de disculpas por las guerras napoleónicas y renegó de toda su ultramar.  Resarció a Argelia con un buen pellizco de millones y les regaló las memorias enteritas de Albert Camus. Los portugueses siguieron los pasos de los españoles y se intercambiaron fados y sambas con sus primos brasileiros alrededor de una hoguera de amor. Los holandeses se avergonzaron de los desmanes de sus boers en Sudáfrica y de haberle sacado los higadillos al Congo Belga. Italia pidió perdón en solemne sesión en Naciones Unidas por haber sido madre de uno de los mayores imperios de la Historia que diezmó y aniquiló tribus enteras y culturas autóctonas envidiables y pueblos hacendosos empezando por la Hispania donde le torció el cuello a astures, vascones, cántabros, celtas, íberos, tartesos, lusitanos y manchegos. (Ya existíamos, no?) Y por matar al único hombre santo sobre la Tierra, un tal Jesús.

Se reconcilio Gengis Khan con las etnias que dominó a golpe de maza en la tabla del pecho y los árabes no dudaron en plantar sus escusas por la conquista mendaz y traicionera de España. Los emperadores chinos indemnizaron a los obreros que construyeron la Gran Muralla. Los turcos nunca se perdonaron haber llegado hasta las mismas puertas de Viena y se postraron ante los descendientes de búlgaros y albaneses y así hasta la generación 340. O más.

 Y en las Américas del Norte, las tribus aniquiladas por los yanquies, o sea apaches, comanches, arapahoes, sioux, cheroquis, seminolas y mohicanos se invitaron a un baile de confraternidad por haber guerreado entre sí antes de que llegara el hombre blanco y les diera la boleta uno por uno. Lo mismo hicieron en el centro y en el sur los aztecas, los mayas, los incas, los mexicas, los araucanos, quechuas y mapuches que fijaron en un calendario el Dia de las Hermandad Eterna. Con especial vehemencia abominaron de comerse a los niños después de sacarles el corazón para dárselo a la serpiente emplumada.

Los protestantes y católicos hicieron un rito común para limpiar sus culpas por la sangre derramada en cruentas guerras de religión. Los descendientes del Capitán Cook se arrodillaron ante los descendientes contados de los aborígenes australianos y maorís neozelandeses por lo que se les vino encima a bordo de un barco que transportaba malhechores, patibularios, asesinos, ladrones y gente de peor vivir.   

El reloj de la Historia cambió el sentido de las agujas para congregar en su prodigioso retroceso a todas las culturas que parió la especie con el único fin de reconocer sus crímenes y confesar sus ansias imperialistas de dominio de lo ajeno. Todos los imperios, culturas, estructuras tribales y pandillas de gamberros se diluyeron como líquido pulverizado en el aire que desparece al poco. Incluso de los espacios infinitos del exterior universo llegó una señal  con un poco de retraso que lamentó la muerte de los dinosaurios por un meteorito errático que se desvió de su curso.

Entonces el gran demiurgo y su corte de taumaturgos una vez retrocedido al primer tic tac que originó todo se conjuraron para ensayar de nuevo la especie humana con la condición de no errar más en el cálculo y que no se distrajera de la natural evolución un tipo como Andrés López Obrador.

-Pero… ¿volvemos de nuevo a intentarlo con el hombre?- dijo el oficial  taumaturgo mayor.

-Sea -dijo el Gran Demiurgo.

-Pues entonces me temo, oh Gran Demiurgo, que volverá a salir más de un imbécil.

-Pues deja la cosa en los dinosaurios y que el meteorito ese que se lo trague el agujero negro más próximo.

FIN             

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