Aquellos maravillosos años

“El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere,
sino querer siempre lo que se hace”
LEÓN TOLSTÓI

Cuando conocí a José Rodríguez Criado, me pareció un buen “castellano viejo”, campechano y curtido en mil batallas; su ilusión era inagotable pese a estar cercano a los setenta años; y, sobre todo, vi en él a un superviviente de una época dorada en nuestro país, tanto para la música, —a la que él se había dedicado desde principios de los años setenta—, como para cualquier otra actividad empresarial a la que se dedicaba en ese tiempo.

Este hombre poseía un local de negocio en Aranda de Duero, en la provincia de Burgos, y desde allí desplegaba y desarrollaba una variada actividad comercial, a través de la cual suministraba diversos productos o les prestaba determinados servicios a sus clientes en todo el territorio nacional.

Él fue un empresario de éxito. Algún año se le reconoció con una mención especial en la categoría de Mejor Emprendedor de los premios PYME, organizados por IFEMA y el diario EXPANSIÓN. Su empresa llegó a facturar casi doce millones de euros al año y tuvo más de cien trabajadores. Su actividad principal había sido la del suministro y mantenimiento de expositores de cintas de casetes en cerca de siete mil gasolineras repartidas por toda España.

Aunque la llegada masiva de los CD, —a principios de los años dos mil—, y el pirateo que se produjo después, provocó una gran crisis en todo el sector que hundió a la mayoría de las empresas dedicadas a este medio —entre los que había autores, productores y distribuidores—, aunque no solo afectó a estas empresas. También redujo los ingresos de la Hacienda Pública y el de los derechos de autor de muchos profesionales del sector.

Pero este hombre no se rindió en ningún momento y afrontó el embate. Mostró su resistencia ante la adversidad, —la resiliencia, como se llama ahora pomposamente a no rendirse y a intentar recuperarse lo más rápidamente posible—, y su espíritu de superación y de adaptación a las nuevas circunstancias, lo que resultaba admirable en un profesional que veía hundirse un negocio, más que rentable, que le había permitido vivir con suficiencia.

Hace unas semanas, concretamente en el pasado mes de agosto, Radio Nacional de España emitió cinco programas en los que se hablaba de la actividad con la que él había triunfado. La conocida música de las gasolineras. En estas emisiones intervino su hija menor y él mismo a través de algunos cortes grabados previamente y en el último de los programas con una entrevista personal en la que cuenta, sucintamente, la que fue su actividad.

Hablaba de los orígenes de este negocio, del éxito que tuvo y del final de la actividad. Las deficientes carreteras de entonces y las limitaciones técnicas que impedían escuchar la radio en aquellos largos viajes, le dieron la idea para poner en marcha este proyecto que, en pocos años, se extendió por todo el país. Fernando Esteso, El Fari o Perlita de Huelva, entre otros, permitieron que se llegaran a vender treinta y seis millones de casetes al año.

Jarcha, Camela, Rocío Dúrcal, María del Monte, Arévalo y cantantes de todos los géneros, se añadían a las listas de ventas en esos años. La conocida rumba catalana, o los grupos iberoamericanos de diferentes estilos, se incorporan también al catálogo de canciones que se vendían por este medio. Y cantantes como Chiquetete, Manzanita o Juan Pardo, que se unirían después, en lo que fue la explosión musical de aquellos maravillosos años.

La llegada de los nuevos formatos musicales, sobre todo los CD; la ampliación de las emisiones radiofónicas; la mejora de los vehículos y de las carreteras; la conversión de las viejas gasolineras en sofisticadas estaciones de servicio, entre otras mejoras técnicas, acabaron con el negocio después de treinta años de éxito en toda España. Y de esta forma, su empresa, tuvo que cesar en su actividad.

Hoy sigue atendiendo a melómanos de culto suministrando, puntualmente, productos de colección en todo tipo de formatos. Desde la popular casete, hasta los vinilos de LP o Singles más difíciles de encontrar. Para nosotros, los que vivimos aquellos maravillosos años, seguirá siendo inolvidable.

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