Asaja Castilla-La Mancha ha informado de que la solución a la lana almacenada por los ganaderos puede llegar en los próximos días. La organización agraria, que se ha reunido con el director general de Ordenación Agropecuaria, Joaquín Cuadrado, ha asegurado que la Administración regional ha trasladado la petición de Asaja al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y ya han comenzado las negociaciones al respecto.
Al encuentro de este lunes han asistido el secretario general de la organización, Florencio Rodríguez, y el secretario general de APAG-Guadalajara, Antonio Torres, que han indicado que se calcula que haya entre tres y cinco millones de kilogramos de lana acumulada desde hace más de dos años, según ha informado la organización agraria en nota de prensa.
La falta de salida comercial de este producto hace preciso buscar una alternativa a corto plazo para toda la cantidad almacenada, por lo que la organización agraria ha planteado que se permita mezclar la lana con la basura y estiércoles con el fin de poder utilizarla como abono orgánico.
Esta práctica, ha indicado Asaja, «es una opción totalmente ecológica, ya que la lana es un subproducto muy útil para biodegradar y compostar, pero es necesario que la Consejería y el Ministerio de Agricultura aprueben y reconozcan esta medida como válida». Igualmente, a medio y largo plazo, la organización agraria ha solicitado a la Administración regional que se continúe trabajando para dar nuevos usos y tratamientos para la lana de oveja y evitar así que se repita esta situación de cara al futuro.
El secretario general, Florencio Rodríguez, ha señalado que «este problema no es nuevo ni exclusivo de Castilla-La Mancha, ni siquiera de España, y ya hay muchos estudios que ofrecen muy buenas alternativas de reutilización para la lana, una de las fibras naturales más sostenibles y renovables».
Además, con ello no solo se contribuiría a un modelo de economía circular comprometido con la sostenibilidad ambiental, sino que también se dotaría de valor comercial y se encontrarían nuevos mercados a un producto marcado en los últimos años por la baja rentabilidad y la escasa demanda. «Lo que antes era un producto clave para la industria textil y para la exportación, ahora se ha vuelto un residuo sin valor económico, por lo que seguiremos trabajando para tratar de dar una segunda vida a la lana», han indicado desde la organización.