La dignidad de lo anónimo y Antonio J. Moreno López

Jesús Millán Muñoz.- Hoy, vivimos un tiempo de la notoriedad y la fama y los laureles y los premios y las medallas, y, hemos olvidado el valor de la discreción y del silencio pero del trabajo duro y bueno…

Se ha llegado a pensar, que la persona humilde y modesta, en otros tiempos valores reconocidos y valorados, son hoy, faltas de personalidad. Cuándo posiblemente, sea más difícil ser humilde y modesto, siendo grande y notable o excelente en un oficio o profesión o vocación o arte, que no estar siempre en el candelero… Creo que es un error de valores, es apreciar los disvalores y despreciar los valores.

En este afán que voy haciendo o recorriendo por el articulismo hispánico, me he encontrado con una “entrada a un blog” y “a un libro” que recupera entradas de ese blog. A mi modo de ver, los blogs, esos fragmentos de textos, que pueden ser en pequeño tamaño, prosa poética, pequeños artículos periodísticos, relatos cortos, conjuntos de aforismos… todos esos géneros, que en otros tiempos, se dirían de segunda en relación a la novela, libros de poemas, teatro, libro de cuentos, etc., son para mi géneros de primera categoría, no de segunda fila…

Pero lo pequeño es grande, y, muchas veces, lo grande es pequeño, o lo grande está formado y conformado por muchas cosas pequeñas, que es una catedral medieval o un rascacielos, algo grande formado por miles de piezas pequeñas. Qué somos como seres humanos, una unidad biológica y psíquica con alma, formada por muchas partes, integradas en un yo substancial, como diría el maestro antiguo Aristóteles.

Son malos tiempos para los buenos valores, en muchas provincias-diócesis, los presbíteros que tenían la obligación de elevar la moral del pueblo, cada vez, se van, como todo ser biológico, envejeciendo, por lo cual, a no ser que exista un milagro de la Providencia, cada vez habrá menos sacerdotes, que en sus púlpitos, se esté de acuerdo o no, enseñen una combinación de moral y macromundo aristotélico más del aquinate, más hebraico y del Nuevo Testamento.

Por tanto, cada vez, los valores como eso de la discreción, eso del anonimato, que son valores a tener en cuenta. Cuántas tortillas han hecho en casa, los progenitores, que nos han servido para crecer, a y en todos los sentidos, tortillas hechas en la discreción y en el anonimato con una o dos o muchas sonrisas. No con esto, negamos si alguien destaca por ser el corredor más veloz, o el edificio más alto, o el cirujano más potente, o el empresario con más éxito. Todos esos valores hay que tenerlos en cuenta también…

En ese afán de búsqueda de artículos periodísticos de este terruño ibérico, me he encontrado, con una entrada a un blog, firmada por Antonio José Moreno López, titulada: La dignidad de lo anónimo, con fecha 01 de febrero del 2015, que está inserto en un libro titulado: Diario de un optio en Hispania.

Un gran editor, no pondré nombre, ni firma, porque falleció, pero su empresa sigue volando por los mundos de las letras y de las imágenes, dijo que “hoy no se perdería ningún Quijote”. Y, esta es la mentalidad que existe en toda la vida de la cultura, a y en todos los oficios. Es más, a todos los niveles, unos se censuran a otros, de una manera o de otra. Unos, dicen los que valen y los que no valen, sean personas o sean productos culturales. Yo, de siempre, no ha sido así, mi forma de ser y de pensar y de estar en este mundo –quizás, por ello, me haya ido, un poco peor que mal, pero cada uno es comola Providencia le ha hecho y las circunstancias-.

Pero yo, modestamente opino, qué quién sabe cómo sería hoy un nuevo Quijote, qué estéticas y contenidos tendría, y, dónde surgiría, si saldría de un gran preboste de la cultura, ya considerado, o quizás, de alguien que se rompe la cabeza juntando palabras y significados en algún barrio de una gran metrópoli, o quién sabe de una aldea perdida de algunas de las regiones olvidadas de esta Península Ibérica…

Algunos, me insinúan, que soy muy piadoso con las producciones culturales de otros, y, muy estricto con las mías. No sé si es cierto, pero la historia ha demostrado, cosas que no queremos aceptar, que hay autores y autoras que en sus primeras producciones no son geniales, pero que después se van remontando, el mismo Cervantes es un ejemplo. En segundo lugar, en tan ingente cantidad de material cultural que se produce, quién sabe, si entre tanto trigo existe en los silos de la cultura, un granito de diamante se pierde o se olvida. Tercero, que Internet es inmenso, y, no puedo negar, que algunas voces, estén sepultadas, en esos recovecos silenciados por todos y en todos, con lo cual, si pienso se puede perder un Quijote, porque de vez en cuando, nos damos cuenta que un Kafka, un Dickinson, un Pessoa en las letras estuvo a punto de perderse, una Vivian  Maier, en la fotografía. Si ha podido suceder, puede que continúe sucediendo…

En este afán de búsqueda de nuevos artículos, me he encontrado con un libro relleno de entradas de un blog literario, que en definitiva, podrían ser pequeñas columnas periodísticas, con la misma altura, a mi modo de ver, de tantos cientos, que rellenamos la sección de opinión de los cientos de periódicos de este país.

Invito y sugiero, a este escritor, y profesor de historia de aquí, de nuestro terruño que con su experiencia y su producción y sus libros y sus blogs, llame a la puerta de algún o algunos periódicos digitales, de nuestra provincia y región, para publicar artículos de opinión. Creo que es una voz que merecemos oír más claramente y más fácilmente, toda la población de esta provincia y de esta región. Paz y bien.

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