La Virgen del Prado procesiona desde la parroquia de San Pedro. Páginas para el recuerdo de una historia más o menos reciente

Eduardo Muñoz Martínez.- Gracias a las páginas contrastadas y recopiladas al efecto del Diario LANZA, que lógicamente se hacía eco del momento; gracias a las instantáneas, – que por entonces no lo eran tanto -, del «Maestro de maestros en esto de la fotografía», Manuel Herrera Piña; gracias a los acertados «pies de foto» que en aquel tiempo se confeccionaban y gracias, por encima de todo al trabajo y a la ayuda del historiador e investigador Emilio Martín Aguirre, Vicepresidente de la Real e Ilustre Hermandad y Corte de Honor de Nuestra Señora la Virgen del Prado Coronada, de Ciudad Real y buen amigo, además, de quien suscribe, podré elaborar, Dios Mediante, este artículo de opinión con el que pretenderé recordar el acontecer que hace unos días cumplía medio siglo, – que forma parte de nuestra historia más o menos reciente -, y que no es otro que el cincuentenario de la salida procesional de la Virgen del Prado, desde la Parroquia de San Pedro, Apóstol.

El único rotativo, por entonces, de nuestra capital, dirigido por Carlos María Sanmartín, – el hombre que supo lograr que nunca la lanza embotase la pluma -, y en el que servidor comenzaba a hacer sus «pinitos» cómo colaborador, publicaba en primera página el 4 de agosto de 1974 que «la Catedral habrá de ser cerrada al culto de forma yen fecha inminente, hasta el punto que no podrán celebrarse en ella los cultos de las fiestas Patronales, tan próximas, en honor de la Santísima Virgen del Prado…» En poder de la autoridad eclesiástica obraban informes técnicos que hacían temer por la seguridad de quienes pudiesen ocupar el templo, ya que la cubierta central únicamente presentaba buenas condiciones en las zonas del presbiterio y del coro posterior. Estas obras duraron, aproximadamente, un par de años.

Debía ser tiempo de reparaciones en nuestro patrimonio religioso, cómo se podrá comprobar más adelante. Ante el anuncio del cierre del templo, que coincidía, ya lo decíamos, con las ferias y fiestas en honor a la Patrona, la Ilustre Hermandad de la Virgen del Prado se reúne con carácter de urgencia, el martes, 6 de agosto, acordando, tras la presentación de un informe, por parte del por entonces Capellán de la Hermandad y «Mayordomo de Fábrica» de la Catedral, señor Miquel, bajar la imagen, – cómo es tradición -, el día 9, y una vez puesta en el trono, cedido por la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, «Ave María», – por cuestiones que luego explicaré -, ser trasladada la imagen a la Parroquia de San Pedro, recientemente restaurada, – por eso apuntaba lo de tiempo de obras -, en la que se celebrarían los cultos en su honor.

Así se hizo. La víspera de San Lorenzo, a las 20:30 horas y en el paso sin palio de la Dolorosa de la Catedral, ya que las medidas de las puertas de San Pedro impedían que fuese en el suyo propio, – y cedido por la Junta de Gobierno de esta cofradía penitencial, que presidía Hilario Richard Tolsada -, la imagen de la Virgen del Prado partía hacia la parroquial de San Pedro, acompañada por el Obispo Prior, Clero Catedralicio, Miembros de su Muy Ilustre Hermandad, Dulcinea y Corte infantil y las autoridades y fieles que lo desearon. Salieron por el Paseo del Prado, y tras recorrer las calles Prado, Mercado Viejo, Plaza del Generalísimo (hoy Plaza Mayor), y calle Carlos Vázquez, entraron en San Pedro por la calle Lanza. Posteriormente se celebró la Santa Misa, se hizo una ofrenda floral y se cantó la Salve Regina.

«La Patrona en San Pedro». Al día siguiente la prensa se hacía eco del evento, y bajo una de las fotos podía leerse: «Desde anoche, la Virgen del Prado, Patrona de Ciudad Real, está en la Parroquia de San Pedro. Emotiva efemérides para la historia de Ciudad Real. El viejo templo, cargado de arte, habrá sentido remover sus piedras ante la presencia de la Señora y Reina del Prado, que desde su trono seguirá bendiciendo a sus hijos, que ya llenaban ayer las tres naves de la iglesia».

Hasta el día 22, fiesta de la Octava, coincidiendo con la de Santa María, Reina, el templo abría sus puertas, cada jornada, de las 07:30 de la mañana, hasta las 12 de la noche, para facilitar la visita del pueblo. El día 15, cómo es tradicional, se celebraron Misas desde las 6 de la mañana. A las 11 tuvo lugar la Pontifical, presidida por el Prelado, Juan Hervás Benet, iniciándose la procesión a las 20:00 horas, incorporándose al itinerario habitual tras recorrer los Jardines de la Parroquia y parte de la Calle Ruiz Morote.

El Día de la Octava. La hora de la despedida. El día 22, fiesta de la Octava, – de acuerdo con lo que manda la tradición -, se desarrolló a partir de las 10:30 de la mañana, la habitual Función Religiosa que ofrece la Ilustre Hermandad a su titular, en la que presidió y predicó la homilía el canónigo, y Capellán de la misma, por entonces, Bartolomé Miquel. Por la tarde, también a las 20:00 horas, cómo de costumbre, comenzaba el desfile procesional, que una vez hubo llegado a la Plaza Mayor, – entonces del Generalísimo -, transcurrió por el recorrido tradicional, a la inversa, hasta llegar al Paseo del Prado, para que la imagen se quedase en el templo catedralicio.

Casi las 22:00 horas marcaban los relojes cuando la imagen de la «Morena del Prado» llegaba a su destino, donde se hizo patente el fervor y la emoción de una gran multitud que la esperaba. No faltaron los fuegos artificiales, el canto de la Salve, la Bendición de Monseñor Hervás…, y el intercambio de cetro entre el Hermano Mayor saliente, señor León Ruiz, y el entrante, Ignacio López Arroyo. El año siguiente, 1975, todo ocurrió de forma muy similar, aunque con un notable cambio de escenario, ya que los cultos y actos tuvieron cómo centro el templo parroquial de Santiago, Apóstol. Tal vez en este punto, y en su momento, se engendre el germen de un nuevo trabajo de divulgación.

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