Eduardo Muñoz Martínez.- Mañana, viernes, la Comunidad Adoratriz de nuestra ciudad vivirá, sin lugar a dudas, un momento triste y agradable a la vez. Triste porque es siempre difícil despedir a una persona, a la Hermana Mónica, que en poco tiempo ha sabido echar fuertes raíces, y loable, por otro lado, porque así cumple, por el voto de obediencia, la voluntad de Dios.
Cinco años, un lustro, ha pasado la Hermana Mónica en España. Tres en el Noviciado Internacional de Madrid, uno más en la Casa de Formación de Valencia, y otro entre nosotros, formando parte del Equipo de Educadoras y participando en la Pastoral de la Parroquia de Santiago, en el Barrio del.
Se la despedirá con una Eucaristía mañana, – cómo ya adelantamos -, a las 20:30 horas, en la parroquia referenciada. A partir de ahora, la Hermana Mónica continuará su formación en Japón.
Nosotros, desde estas líneas, y de todo corazón, nos alegramos de haberla conocido y le deseamos lo mejor. Que Dios la bendiga.