Alfonso Doblado Ruedas
Licenciado en Humanidades
Gracias a los que lamentaron la pérdida de estos tesoros, los que no los llegamos a conocer los reconocemos. Gracias a los que se jugaron el tipo por la salvaguarda del Patrimonio Cultural, hoy podemos disfrutarlo como Patrimonio de todos. Gracias a los museos, que son verdaderos custodios de los Tesoros de los pueblos. A todos, GRACIAS.
Mucho se habla cada año, llegadas estas fechas, de las tradiciones, costumbres y peculiaridades que rodean y también componen la devoción a la Virgen del Prado de Ciudad Real. Uno de los elementos de su ajuar que siempre llama la atención a los observadores atentos e informados, es el águila imperial bicéfala que se prende en su manto de procesión. Tan característica y destacada fue en tiempos pasados que entre el pueblo y devotos de la zona se popularizó aquella coplilla que decía: “¿Cuál es la mejor moza / de Ciudad Real? / La que en la espalda lleva / el águila imperial”.
La joya que se utiliza en la actualidad es de los años 60 del pasado siglo XX, de plata sobredorada y esmaltada, realizada por el orfebre José Puigdollers O. Vinader -el mismo artífice que realizara las coronas para la coronación canónica pontificia del 67- encargo póstumo del que fuera cronista de la ciudad, Julián Alonso. Ésta venía a recuperar la tradición y la joya desaparecida en el aciago año 1936 al no recuperarse la original tras del conflicto armado, entre otras muchas piezas desaparecidas del Tesoro Prioral.
Guerra Civil y el Tesoro Artístico
Siempre se ha hablado de la destrucción del patrimonio cultural religioso en esos vergonzantes años de la guerra; pero poco se habla de los movimientos, tanto a nivel nacional como locales, de recuperación y salvaguardia del patrimonio cultural -o del Tesoro nacional, como se denominaba en la época- y que, con su labor callada, desconocida y, muchas veces, desorganizada, consiguieron que muchas de las obras no se destruyeran por ignorantes, o se perdieran en el mercado de las antigüedades a manos de oscuros personajes con más conocimiento que decencia.
Movimientos muy centrados en varios organismos, como la Dirección General de Bellas Artes, la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico o Junta Central del Tesoro Artístico a partir de 1937, creadas por el Gobierno republicano, y las correspondientes Juntas Delegadas provinciales y Subjuntas locales, a los que se sumó la Caja General de Reparaciones, dependiente de la Hacienda Pública, chocando más de una vez con los cometidos de la Junta de Incautación. Todo lo cual, sumado a la falta de preparación de muchos componentes, la desorganización de los movimientos de recuperación, y a la duplicidad de funciones, haría que se dieran casos en los que al ir a recoger piezas del Patrimonio Cultural ya hubiera pasado otro grupo a por ellas; además de no consignarse correctamente las piezas o haberse perdido los listados de las incautaciones ante la ausencia de la coordinación necesaria.
No obstante, aunque con errores, todo habla de los desvelos de la II República por la salvaguarda del Patrimonio Cultural, y casos como el que nos ocupa, o las devoluciones de piezas a sus propietarios, o los repartos indiscriminados de patrimonio artístico como los que se produjeron justo tras la Guerra Civil por el bando vencedor, lo demuestran.
Es por este motivo por el que algunas veces aparecen piezas descontextualizadas formando parte de colecciones privadas, y, en las mejores ocasiones, de museos públicos.
Es el caso de la pieza con número de Inventario CE01484 adscrito al Museo Nacional de Artes Decorativas. Es descrita en la ficha como “Fragmento de un bordado de terciopelo con la representación de un águila bicéfala mediante aljófares. Decorado con dos imágenes orladas de oro y esmeraldas. En la parte inferior, lleva también un topacio o amatista tallado en facetas y orlado de filigrana de oro”. En cuanto a los materiales empleados se citan la amatista, el topacio, el oro, la perla, el aljófar y la esmeralda, y está fechada en el último cuarto del siglo XVI.
Bien es cierto que es corta la descripción, aunque certera, y los datos recogidos, los necesarios para una correcta identificación; aunque de la pieza desaparecida de la Catedral de Ciudad Real apenas hay unas cuantas fotografías localizadas o públicamente conocidas, y tan sólo unas referencias y añoranzas en la prensa local. Por lo tanto, ¿cómo podemos llegar a relacionar ambas piezas, la de Ciudad Real y la del Museo Nacional de Artes Decorativas?
Viejas fotografías y extraños parecidos
Al menos disponemos de antiguas fotografías con las que poder comparar ambas piezas. Veamos una de las pocas fotografías anteriores a su desaparición y que encabeza este artículo. En ella vemos retratada la Virgen de espaldas, en su paso procesional y llevando el manto donado por los Condes de la Cañada en 1923 en memoria de su malogrado hijo, manto que por fortuna aún se conserva y gracias a cuyos bordados podremos inferir el tamaño del águila ciudadrealeña para compararla con las dimensiones que nos aporta la ficha museística de la pieza CE01484.
Así, las medidas que nos aporta la ficha del Museo de Artes Decorativas es una altura de 37 cm y una anchura de 32 cm. Sobreponiendo el águila del Museo a nuestro manto, y comparándola con la fotografía antigua, vemos que las medidas tomadas sobre los bordados como referencia visual nos arrojan unas dimensiones muy parejas a las aportadas por la ficha.
Orientación que nos aporta el propio manto y sus bordados al conservarse la obra íntegra -tela y bordados-, sin haber sufrido las aberraciones de los traspasos de bordados a telas nuevas sin existir necesidad real, como es el caso. Hemos de apuntar aquí que el estado de conservación del manto de los Condes de la Cañada (bordados y tela) es óptimo, tan sólo presenta daños puntuales por desgaste de uso y tensiones, así como por las propias vicisitudes sufridas por la pieza a lo largo de su historia. Igualmente hemos de señalar que la rica tela de tisú de seda y plata se realizó en telares manuales, una labor que a día de hoy muy difícilmente se encuentra en el mercado, lo que le da un valor propio a conservar, junto con los bordados, pues forman parte ambas labores textiles de una misma y excepcional pieza; por este motivo, a la hora de acometer una restauración o intervención, es más que deseable se haga por parte de restauradores especializados en la conservación de textiles.
Por otra parte, comparando directamente ambas águilas a través de sus fotografías, podemos observar ciertas formas y similitudes. Así, los detalles señalados con el 1, 2 y 3, son claros: tres piezas de joyería bien descritas y representadas en la ficha de la pieza CE01484 y que en la vieja fotografía de nuestra águila ciudadrealeña se aprecian sumariamente, pero se reconocen las formas generales y la misma colocación.
El caso de los puntos señalados con los números 4, 5, 6 y 7 hacen referencia a ciertas irregularidades en el contorno que se repiten en ambas imágenes. Pequeñas imperfecciones o rasgos que difícilmente se pueden repetir de forma aleatoria en dos piezas diferentes y ejecutadas a mano como es el caso.
Por último, el número 8, una “M” perfectamente visible en la fotografía en color, apenas se intuye como un borrón claro en la imagen en blanco y negro, pero que está presente también aún no obviando la escasa nitidez con la que cuenta la vieja fotografía.
Llegados a este punto, y aparte de un ejercicio de simple observación, todo parece indicar que ambas piezas son la misma: que la pieza CE01484 del Museo Nacional de Artes Decorativas es la añorada y creída perdida para siempre águila imperial de aljófares de la Virgen del Prado de Ciudad Real, desaparecida de la entonces Iglesia Prioral en fecha imprecisa del año 1936. Ciudad Real y el Tesoro de la Virgen del Prado, una de sus piezas más importantes; pero, a su vez, la pieza adscrita al Museo Nacional de Artes Decorativas recupera su historia, su contexto y sus orígenes, volviendo a hablarnos, a través de su materialidad, de una época, de unas circunstancias y de una razón de ser: recupera su propia voz.
La “descolonización” de los museos: de ataque a los discursos museológicos a una oportunidad para descubrir Patrimonio perdido.
Por último, e inscrito en las nuevas oleadas de “descolonización” de piezas de los museos estatales auspiciadas por el Ministro Ernest Urtasun, el pasado 12 de junio se publicaron diferentes listados de piezas procedentes de incautaciones franquistas, entre las que se encontraba nuestra CE01484.
Podemos concluir que mucho se destruyó, pero más aún fue hecho desaparecer por la rapiña y la desorganización. Así, al igual que tras el conflicto bélico fueron aflorando diferentes piezas del Patrimonio artístico español, a través de las devoluciones por parte del nuevo Estado surgido del golpe de Estado del 36 gracias a las políticas de salvaguarda del Tesoro nacional llevadas a cabo por el Gobierno republicano, o debidas a ocultaciones (como el manto de los Mc Crohon), por el uso de piezas para otros usos (los varales del paso procesional, empleados como barras de cortina), o por misteriosos arrepentimientos bajo secreto de confesión (como fue el caso de la devolución de los zapatos del Niño Jesús del siglo XVIII y que luce en las fiestas de agosto), encontrados a la venta en mercados del arte de dudosa legalidad (como la recuperación del manto de los Condes de la Cañada), las nuevas investigaciones y la apertura de fondos museísticos y de archivos para toda la ciudadanía, inician una nueva línea de investigación que de seguro dará frutos inesperados como el hallazgo del águila imperial de aljófares de la Virgen del Prado por la que tanto se lamentó el profesor Alonso y que ahora vuelve a nosotros a través del tiempo y de la memoria recuperada.
……
Ǫuiero expresar mi agradecimiento al Cabildo Catedral, en especial a su Presidente, Ilmo. Sr. D. Bernardo Torres; a la Ilustre Hermandad, y a la entonces Presidenta de la Corte de Honor, Sra. Dña. Celia Casado, por las facilidades a la hora de acceder a una pieza tan excepcional como es el manto de los Condes de la Cañada.
Agradecimiento también al Museo Nacional de Artes Decorativas y a su personal por la amable atención prestada hacia mi persona.
Más que un águila parece un palomo e incluso la cabeza de Nemo del lago ness
Magnífica noticia, la hermandad después de 88 años recupera un gran pieza de su patrimonio.
Por fin ya podemos dormir tranquilos…………esperemos que la hermandad proteja adecuadamente el » podio » instalado frente al camarin de la virgen, ya que tambien es parte de su …patrimonio
La verdad es que el banco con escalones instalado frente al Camarín, es un «Monumento a lo Absurdo».
Absurda la idea de la Hermandad, pero es más grave que el Ayuntamiento, haya dicho «si», a semejante memez.
Hay que conservarlo como sea para que pase a la Historia de C. Real en recuerdo de quienes nos gobernaban cuando se instaló jajajajaja….
Me gustaría saber el motivo por el que a esta ave bicéfala, que no es ni mucho menos un águila imperial, insisten en denominarlo como águila…., me lo expliquen porfa.
Que bicho más raro es. Eso ni es un águila ni nada. Pero echo imposible. Ni un mostruo de un cuento. Más vale que lo tiren a la basura