El relato –adquirido desde Ciudad Real, por los discursos dominantes del aparato cultural oficial y oficialista– de García Page, presidente de Gobierno regional, sobre los tres momentos modernizadores y estelares de la ciudad y sus equipamientos e infraestructuras correspondientes (tales como Universidad, AVE y Hospital general), dan cuenta de un sintagma incompleto y trampeado, con la división que se formula entre un pasado paleo moderno y un futuro hiper moderno. Sintagma el propuesto, que habría que vincular con los momentos estelares e históricos, tales como la fundación ciudadana y la Carta Puebla (1255), con el otorgamiento del título de ciudad por Juan II (1420), con la capitalidad provincial de la provincia de La Mancha (1691), con la división provincial de Javier de Burgos (1833), con el Plano Modelo de Alineaciones (1860) o con la llegada del ferrocarril (1864.) Relato afabulado –pero no tan fabuloso como se pretende, visto desde un hoy áspero y terco– que quiere ser tenido como canon y como piedra central del trabajo –tan elogioso como propagandístico por demás, donde no caben puntos medios para crítica o para la autocrítica– Ciudad Real en los años del progreso. Democracia y Autonomía, (José María Barreda, coordinador, 2023), que olvidó interesadamente ese cuarto enclave prodigioso, el ya referido PNCM –el Punto Negro de Concentración Moderna–, que acabó con consecuencias ruinosas y terminó sepultando, entre otras cosas, a CCM, la Caja de Ahorros Regional deglutida por la voracidad inmobiliaria y por la velocidad de decisiones incosecuentes. De suerte que, en 2024, la sociedad Aeropuerto de Ciudad Real, aparecía un año más, como morosa de la Agencia Tributaria –con una deuda viva de 5,9 millones de €–, y el no menos fabuloso, Reino de Don Quijote, en concurso de acreedores desde 2011, veía como se resucitaba judicialmente una pretendida reparcelación del sector, sin apoyo de Plan alguno y con una pretensión del nuevo promotor propietario de levantar 5.500 viviendas, fuera de toda lógica inversora y productiva en momentos de debilidad del mercado inmobiliario.
Otra cuestión no menor, es la del propio contenido y la articulación incierta del enfático y propagandístico PM25 –Plan Modernizador 2025–, con otros Planes anteriores y con otras programaciones estratégicas existentes. La última advertida en julio de 2024, da cabida al llamado PESA24 –Plan Estratégico de Simplificación Administrativa, que solo encubre una nueva Ordenanza Municipal de la regulación de Licencias y con la voluntad manifiesta de Clarificar y Agilizar –en palabras del concejal Arroyo–, pero no de Planificar y Revisar. De tal suerte que se pretende seguir llamando Plan a cualquier medida administrativa de tipo medio o bajo– como demostración de la facilidad manifiesta para poner delante de cualquier iniciativa municipal el frontispicio de Plan Estratégico: como si todo fuera planificable y como si todo fuera eso, estrategia sin contenido.
Incluso advertir, con todo ello, la falta de determinaciones sobre problemas ignorados; problemas que van desde la política hidráulica (la paralizada tubería manchega, activada in extremis) en momentos de incertidumbre de los recursos hídricos, hasta los problemas territoriales del área funcional y comarcal de Ciudad Real, que afectan a más municipios, no sólo Miguelturra, Poblete o Carrión y ya advertidos en el nonato POT Plan de Ordenación Territorial. Por no citar los problemas de la Vivienda –que se han visualizado con la reciente concurrencia de peticionarios para la adjudicación de 15 viviendas públicas, procedentes de un remanente de la empresa municipal, una vez que se desmontara en 2016 la Empresa Municipal de Suelo y Vivienda EMUSVI –como gesto nuclear de las llamadas izquierdas municipales–. No existen, tampoco, determinaciones con contenido en favor de colectivos sociales perjudicados –véase el problema del sector de San Martín de Porres, sin alternativa ni solución tras largos años de debate– ni pronunciamientos sobre los problemas poblacionales provinciales (envejecimiento, despoblación, desruralización). Se identifica la Universidad como una industria (sic), pero no se producen inversiones sobre la paralizada Facultad de Medicina –un proyecto cambiante y presentado por tercera vez en doce años, y con pérdida de inversiones programadas en los intentos anteriores–. Se formula el mandamiento de la rehabilitación edilicia como premisa y se condena a la piqueta al cerrado Hospital de Alarcos y el Centro de salud de Pio XII. Omitiendo los viejos principios de Urbanismo y Austeridad, que casan bien con la vía moderna de la Sostenibilidad y Economía Circular. Ciudad Real que en este momento no cuenta con Planeamiento Urbano actualizado, al haberse aparcado el Avance del POM de 2010, se gobierna con un documento tan pasado como el Plan General de Ordenación Urbana, PGOU de 1997, que no puede ser –ni lo es desde hace muchos años– el instrumento para el arco temporal hasta 2025. Junto a ese limbo urbanístico, habrá que preguntar por la correlación entre el Plan Estratégico y la EDUSI con el pomposo Plan Modernizador.
Es tan desviada la atención de asuntos propios del PGOU 97, que la modificación de la Unidad de Ejecución Plaza Mayor –que en la práctica ha bloqueado –a la vista está: desde la renovación edilicia hasta la imposibilidad de entoldar el recinto en estos largos años–, como muestra de gestión congelada o embalsamada. De ello di cuenta en el texto Histórico relativo del 2 de octubre de 2022. “Más cerca de todos nosotros y más cerca de la tierra se ha producido la declaración testimonio de la concejala de Urbanismo de Ciudad Real, Raquel Torralbo. Quien el Pleno Municipal del 29 septiembre ha celebrado –con un optimismo histórico exagerado y desproporcionado– que llegue a término un procedimiento urbanístico anquilosado y entumecido. Pese a su elementalidad conceptual y su escasa complejidad. Que, reconoce enternecedora, “no ha sido fácil”, y que pondrá fin a un problema que lleva veinte años sin solucionarse… Todo referido –todo el problema resuelto por la persona de Torralbo– al entorno de la Plaza Mayor [que] se estaba deteriorando, sin posibilidad de rehabilitación, y [que] acumula solares en los que no se podía construir, por mor de la definición de la Unidad de Ejecución del vigente (¿…?) PGOU. Un muerto viviente, por la misma desidia municipal que dilata procedimientos y empantana soluciones evidentes. Por ello, remataba la faena en clave de excepcionalidad histórica, ya que ese Pleno se trataba de “un día histórico, porque la Plaza Mayor va a ser otra”. “Se trataba de desactivar la unidad de actuación que estaba en vigor y que era imposible llevarla a cabo, y se ha conseguido con valentía, con una intervención necesaria”.