La Pandorga es una fiesta que pone en valor la identidad cultural de los ciudadrealeños

Julián Plaza Sánchez. Etnólogo.- Nuestro objetivo es dar a conocer la fiesta de la Pandorga que se celebra el 31 de julio en Ciudad Real, como garante de nuestra identidad cultural propia de la cultura manchega. La identidad cultural es uno de los valores principales que la sociedad actual trata de conservar.

Pero ¿qué entendemos por identidad cultural? Se puede decir que es un conjunto de valores, tradiciones, costumbres, creencias, expresiones artísticas y sociales que caracteriza a un grupo de personas o a una comunidad. Es una parte esencial de la identidad personal y colectiva de los individuos y está estrechamente vinculada a su origen, historia y entorno cultural. Comprende aspectos tangibles como la lengua, la religión, la música, la danza, la gastronomía, la arquitectura. Estos elementos culturales forman parte vital del sentido de pertenencia a un grupo y la forma de identificarse con el mismo. En términos generales, la palabra identidad, refiere a un conjunto de rasgos propios de un ser humano o de una colectividad, que lo caracterizan ante los demás. La diferencia del término cultura, ya que este proviene del latín cultus, es referido a su significado como cultivo del espíritu humano. La cultura, ha sido clasificada desde los distintos periodos de la historia, según los enfoques de cada época y cada lugar, es así como se van construyendo las distintas expresiones de una sociedad determinada a la que llamamos comunidad.

Es importante trabajar sobre la identidad cultural, porque en los tiempos pasados los conocimientos se transmitían  de forma oral. En la actualidad el individuo se encuentra inmerso en un engranaje, que su capacidad activa y creadora se ve restringida a la más burda pasividad, entre una envoltura de marketing y publicidad. El mundo está mucho más globalizado, en donde internet y las redes sociales contribuyen a que perdamos lo que generaciones pasadas conservaron respecto a nuestra identidad de grupo. Por eso es vital no dejar de lado nuestro origen, nuestra historia, nuestro sentido de pertenencia y nuestros valores. Conseguir proteger y mantener la esencia de nuestras fiestas populares, es esencial para podernos identificar como grupo. Debemos reforzar la identidad cultural del grupo. Conocer de dónde venimos para valorar lo que somos y así poder conservar nuestra identidad. Las nuevas generaciones tienen que conocer el significado y la simbología de las tradiciones y lo que representan a nivel colectivo para la comunidad. Todo esto es fundamental para valorarlas, protegerlas y defenderlas ante el paso del tiempo. Tenemos que evitar por todos los medios, la pérdida de esencia de la fiesta de La Pandorga. Mantenerlo es muy importante para poder conservar la identidad. Así lo afirma la investigadora mexicana Virginia América López Villegas: “El individuo debe conocer su historia para conservar su identidad”. Tenemos que esforzarnos por mantener viva una forma de vida, que sería la base de nuestra propia identidad.

ELEMENTOS QUE CONTRIBUYEN A IDENTIFICAR LA IDENTIDAD CULTURAL EN LA FIESTA DE LA PANDORGA.

RELIGIOSIDAD POPULAR. NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DEL PRADO.

No estaríamos hablando de la fiesta de la Pandorga, sin la existencia de la Virgen del Prado. El carácter popular de la fiesta está íntimamente relacionado con la Patrona. El pueblo desea agradecer a su Virgen del Prado, por los muchos productos del campo que ha conseguido recolectar. Entramos en el ámbito de la devoción, pues para los cristianos la vida es un caminar hacia Dios. La Virgen los acompaña en todo momento y actúa como protectora. Es por este motivo por lo que el pueblo realiza ofrendas a su Patrona. Sin ella, la fiesta no existiría. Esto es por lo tanto el germen de la fiesta y el espíritu religioso ejerce como motor. Sería interesante estudiar la implicación religiosa de los que participan,  para diferenciar a todos aquellos que solamente se implican por pura diversión. Actualmente el ocio, aunque tenga una base puramente religiosa, se aparta de la propia religión.

La imagen de la Virgen del Prado que actualmente podemos contemplar, es obra  de los escultores valencianos Rausell y Llorens. Fue bendecida el 5 de abril de  1950 por el Obispo Prior Emérito Echevarría. El 28 de mayo de 1967 se llevó a cabo su coronación canónica. Existe una relación íntima entre la Virgen y el pueblo que la venera y la quiere. Esta relación se cimentó gracias a la fe. La tradición supone la aparición de la Virgen del Prado en Pozuelo Seco. En la Edad Media se la conocía como la Virgen de los Reyes, y estaba en el oratorio del rey Alfonso VI. Este rey salió a enfrentarse una vez más con los musulmanes y estando inmerso en una batalla, no le iba del todo bien. Por eso ordenó a su capellán volver a Toledo a recoger a la Virgen, para llevarla a su lado. Pensó que teniendo a la Virgen a su lado, cambiaría su suerte. Cuando el capellán pasó por Pozuelo Seco, la comitiva hizo un alto para descansar. Los pobladores vieron la imagen que portaban y rogaron la dejasen con ellos. El capellán se negó y prosiguió camino. Acamparon en Caracuel para pasar la noche. A la mañana siguiente dispusieron seguir camino y al coger la caja en donde iba la imagen, notaron que  no pesaba. Sospechando que estaba vacía, el capellán dispuso su apertura y efectivamente la imagen no estaba. La comitiva decidió desandar el camino y al llegar a la pradera de la pequeña población en donde descansaron, vieron un grupo de gente que se agolpaba alrededor de una encina. Al acercarse comprobaron que la imagen estaba en lo alto de una de sus ramas. Al interrogar a las gentes que allí se encontraban presentes, respondieron que había aparecido sin explicación lógica. El capellán intentó bajarla  de la rama, pero no lo consiguió. Después de varios intentos se convenció que era humanamente imposible moverla, por lo que decidió seguir su camino. Cuando llegó ante el rey y le comunicó lo sucedido, no tuvo más remedio que aceptar lo acontecido. Cuando regresó a  Toledo se pasó por Pozuelo Seco para visitar a la Virgen, que ya la habían hecho una pequeña capilla. Desde ese momento tomó el nombre de Virgen del Prado y esto se produjo el 25 de mayo de 1088. Pozuelo Seco se convirtió en 1255 en Villa Real y esta pasó en 1420 a ser Ciudad Real.

LA OFRENDA.

La Ofrenda de flores a la Virgen del Prado, fue introducida en la fiesta en 1971. El día 31 de julio por la tarde, el pueblo recorre las calles de Ciudad Real para ofrecer a su Patrona numerosos presentes. Esta ofrenda, junto con la de  los frutos del campo, constituye el núcleo básico de la fiesta. Como venimos diciendo la Virgen del Prado actúa como protectora, no solamente de las personas sino también de los campos y las cosechas. El pueblo en agradecimiento realiza una ofrenda. Esta tiene su origen en el vocablo latino offerenda, que referencia a aquello que se ofrecerá. Normalmente se hace para pedir algo que se anhela, en este caso que las cosechas sean buenas y poder sobrellevar el duro trabajo del campo. Las ofrendas se realizan desde hace miles de años. En el Neolítico, cuando las personas habían adquirido unas creencias, una vida espiritual, es cuando ofrecen a la divinidad los frutos de la tierra y objetos votivos como agradecimiento a la protección del ser superior. Los egipcios y los incas sacrificaban animales o incluso personas, para ofrecerlos a sus dioses. Las personas con fe en la divinidad piensan que al entregar algo valioso o querido a los dioses, estos prestarán atención a sus ruegos.

HIMNO DE LA FIESTA DE LA PANDORGA.

La interpretación del himno de la Pandorga, se inicia en el año 1994 y recoge la simbología popular de la fiesta. Profundicemos en su historia. Javier Segovia, cantautor ciudadrealeño, compuso una canción a la fiesta de la Pandorga en 1973 y fue declarada como himno oficial en 1996: Mi pueblo cantará: ¡Pandorga! Francisco Javier Segovia Molina nació en Ciudad Real un 10 de mayo de 1953. Desde muy temprana edad cantaba y componía canciones de su tierra, La Mancha. Fue un hombre sencillo y noble, dotado de una sensibilidad especial. Perdió la vida en un accidente de tráfico el 7 de febrero de 1977. La serenidad y la paz que habían dirigido su existencia se convirtieron, de repente, en un dolor prolongado.

Siempre le recordaremos con una guitarra entre tus manos o con un papel y lápiz componiendo canciones. Aunque nos dejó pronto se quedó con nosotros un buen repertorio musical. Sus composiciones plasman las circunstancias y el ambiente de su tiempo. Entre 1973 y 1976 la provincia de Ciudad Real vive un tiempo de festivales, casi todos organizados por la Delegación de Juventud. En 1973 Javier Segovia crea un grupo musical llamado Pandorga, con este grupo se presenta al I Festival juvenil de la canción manchega, celebrado en la plaza de toros de la capital el 12 de agosto de 1973. Consiguieron el segundo puesto interpretando la canción con el mismo nombre que el grupo: Pandorga. Esta canción estaba predestinada a convertirse en un referente del mancheguismo en Ciudad Real. La letra describe el ambiente de la fiesta en la capital manchega en la noche del 31 de julio. En esa época la celebración estaba pasando por una crisis importante y Javier quería de alguna manera perpetuar la fiesta popular.

El último día del mes de julio / se ensalza la tradición. / Se unen los pueblos del coto manchego / para cantar a su son.

Entre el Prado viejo y la catedral / se eleva un largo tablón / donde por las noches, las agrupaciones / bailan a su alrededor. / Y el Prado se llena / de gente que espera: / la moza y el moscón. / Y enaguas se ven al dar la sartén / el mozo del blusón.

Todos las familias desde los abuelos / salen después de cenar / “pa” ver al Eusebio, hijo del brigada, / que va a bailar con la Paz. / Y el niño del árbol ya canta soñando / al espectador. / Se ve la Patrona, que al Prado se asoma / por su mirador.

¡Pandorga, mi pueblo cantará Pandorga!

Termina la fiesta, la Virgen se acuesta, / los niños quieren más. / Y el poete viejo no encuentra sus versos / para culminar. / Y el padre de ella la espera en la puerta / para regañar. / La noche y el tiempo se marchan contentos, / mañana cantarán…

¡Pandorga, mi pueblo cantará Pandorga!

La canción nacía predestinada a convertirse en icono de la fiesta, que se ha ido desarrollando al tiempo que lo hacía la democracia. Su autor no ha podido verlo ni sentir la emoción cuando cientos de personas cantan a coro, año tras año, la canción en la Plaza Mayor para indicar el inicio de la fiesta de la Pandorga. Esta fiesta que resurgió con fuerza a partir de 1980, se ha ido desarrollando hasta la actualidad con apoyo institucional y participación popular. La asociación cultural “Amigos de Javier Segovia” queda constituida en el año 2008, para recordar y perpetuar la actividad artística de Javier. Desde su fundación actúan todos los años en los jardines del Prado, dentro de la programación de la fiesta de la Pandorga.

EL PANDORGO.

El Pandorgo es el personaje que se hace cargo de la fiesta. En la actualidad asume las mismas funciones que tenían en el siglo XVIII. Gómez Moreno refiere que en aquellos tiempos se juntaban en casa del Pandorgo aquellos que tocaban los instrumentos musicales, después de cantar a la Virgen del Prado y a las gentes principales, vuelven a casa del que tiene la Pandorga y este los invita a un refresco, según la facultad y la voluntad. En el siglo XIX también aparece este personaje, al narrar el mismo autor que los músicos después de cantar a la Patrona y a las autoridades, van a la casa de quien es nombrado Pandorgo para el año siguiente. Después de estas referencias, la presencia de este personaje desapareció hasta 1980, fecha en que fue recuperado a partir de un documento descubierto por Tomás Valle. Desde este año se nombra Pandorgo, considerado como el mayordomo que preside la fiesta junto a las autoridades municipales. Tiene además el compromiso de invitar al pueblo a limonada o zurra y al “puñao”. Para su elección, a partir de 1984 las Peñas proponen al Ayuntamiento distintas personas que desean ocupar el puesto. La Comisión de Festejos hace una terna y se entrega a los anteriores Pandorgos y estos lo eligen. En 1988 se fundó la Hermandad de Pandorgos. También llegó la declaración de la Pandorga como Fiesta de Interés Turístico Regional.

El Pandorgo viste con traje que sería el habitual en el siglo XIX, para un día festivo. La camisa blanca con mangas abullonadas y cuello de tirilla, sigue el calzón de paño negro que cubre hasta debajo de las rodillas. La parte inferior de las piernas se cubre con las polainas y sobre el primer botón de estas se cierran los lazos de la pernera del calzón. Una tira sujeta estas polainas en torno a la planta del pie mientras que la parte superior de los zapatos queda cubierto por el borde de la tela. El chaleco, del mismo paño que el calzón, se cierra con una doble hilera de botones metálicos en color de plata vieja. El cinturón es personalizado y con bordados sobre fieltro negro, montado sobre una gruesa banda de cuero. En el bolsillo del chaleco se guarda un reloj con cadenilla. La chaqueta es también de paño negro, al igual que el sombrero.

LA DULCINEA.

La Dulcinea, como representante de la mujer manchega. Esta figura no es originaria de la fiesta, nació para representar a la mujer durante las ferias en honor de la Virgen del Prado, pero con el tiempo se incorporó a la celebración.  Originariamente  se la conocía como Reina de la feria, acompañada por sus Damas de Honor. Así se instituyó en el año 1924, siendo alcalde don Francisco Herencia Mohino. Unos años más tarde se sustituyó Reina de la Fiesta por Dulcinea, la figura femenina manchega más universal que tenemos en nuestra literatura. El traje de gala en la mujer se caracteriza por la vistosidad y colorido, concretamente de sus faldas y medias que se confeccionan con tejido llamado “alpujarreño”. Los componentes del mismo son: falda, chambra, pechero, mandil o delantal, faltriquera, enaguas y pololos, pañoleta, pañuelo, medias, aderezos y zapatos.

La falda cubre desde la cintura hasta media pierna y se confecciona en lana con listas verticales, sobre la que se bordan a mano grandes grecas de flores. La chambra, se llama así a la prenda ajustada, de manga larga y raso negro que se lleva a modo de camisa. Lleva puntilla en el puño y la bocamanga y no tiene cuello porque a través de ella se deja ver el pechero, una pieza blanca de puntillas. El mandil o delantal negro se luce sobre la falda y puede tener algún bordado. También sobre la falda se coloca la faltriquera que es un bolso de terciopelo negro con bordados. La pañoleta es una prenda de lana que se coloca doblada en pico sobre los hombros y cubriendo el pecho. Es de mucho colorido y su estampado es floral. Sobre la pañoleta se coloca un pañuelo de crespón blanco, cuadrado y doblado en pico.

EL PAÑUELO DE HIERBAS.

Esta prenda se incorpora a la fiesta como un elemento más que identifica la fiesta. Por eso pasa de ser  un objeto común, utilizado por los campesinos manchegos para protegerse y limpiarse el sudor, a un elemento simbólico. Se incorporó en 1980, en la misma fecha que se reanudó la presencia del Pandorgo. Actualmente la mayoría de la gente lo lleva anudado al cuello durante la celebración de la fiesta.

MUSICA Y DANZA

El 31 de julio se levanta un tablado delante del Camarín de la Virgen del Prado, en donde se canta y se baila seguidillas y jotas manchegas. El elemento diferenciador en el campo del folclore, lo compone el baile y la música de nuestros antepasados. Es lo que entendemos como folclore musical, por medio del cual se trasmite el saber del pueblo. Pieza singular y característica es la seguidilla que según Rafael Cantero es un canto bailado o una danza cantada, depende si  es anterior o posterior el baile o el cante. En este caso es obligado recordar a un folclorista glorioso de Ciudad Real, me refiero a Francisco García Márquez conocido popularmente como Mazantini. Según recoge Francisco Mena en su libro: Mazantini. Un hombre para el folclore manchego,  por los años veinte del siglo XX, se podía ver a Francisco un treinta y uno de julio en el templete metálico del Prado, junto a Atanasio, Paco Carrión y Paco Argumosa que componían la rondalla. Después del rezo de la salve a la Virgen del Prado, comenzaba a sonar los aires manchegos. La noche se puebla de seguidillas, fandangos, torrás o meloneras. Este hombre es el ejemplo a seguir y el que consiguió recuperar la sabiduría del pueblo manchego. Las seguidillas son tal vez del siglo XV, aunque las primeras noticias de su existencia las encontramos en el siglo XVI y XVII con Mateo Alemán y Miguel de Cervantes.

Otro  folclorista ciudadrealeño, Rafael Romero, dedicó toda su vida a recopilar esa sabiduría popular que encierran las coplas compuestas por el pueblo llano. Además fue un enamorado de la Pandorga,  y en 1977 compuso el Romance de la niña pandorguera. Este Romance sobrepasa el carácter de lo tradicional, pues se compone en época contemporánea. Pero recoge la tradición, que se basa fundamentalmente en la devoción a la Virgen del Prado. La protagonista es una joven que se va estrenar en el baile el día treinta y uno de julio. Está nerviosa y la madre recuerda cuando ella se encontraba en esa situación en sus tiempos mozos. Aquí deja claro que la tradición precisamente tiene ese sentido, porque el saber del pueblo pasa de generación en generación. Saca del arcón de cuero el traje de manchega. La indumentaria tradicional es otro elemento del folclore, que actualmente se utiliza precisamente para celebrar fiestas tradicionales de carácter popular.

CONCURSO DE LIMONÁ.

Aunque en 1979 se realiza el primer concurso de limoná, es en la década de los 80 del pasado siglo XX, cuando se potencia. Señalan el día 30 de julio para llevarlo a cabo. A partir de esta fecha, se conoce ese día como el día de la Zurra. En los primeros años, el concurso de limoná se hacía en el Prado, con el tiempo y  el efecto llamada se sobredimensionó tanto que se hizo necesario trasladarse a un espacio más amplio y abierto. Esta típica bebida se prepara en un cuenco de barro llamado lebrillo y tradicionalmente eran los hombres quienes lo preparaban. El barro conserva muy bien el frío que es como tiene que estar la zurra. Los ingredientes son el vino, el azúcar y trozos de fruta. También de esta fecha es la incorporación de juegos populares manchegos como es el de los bolos.

La fiesta de la Pandorga fue declarada el 3 de diciembre de 1985, de Interés Turístico Regional. Alrededor de la fiesta tradicional, se han desarrollado una serie de actividades lúdicas y culturales que sobrepasan el día concreto de celebración que es el 31 de julio. No hay que olvidar, si no queremos perder la identidad, que la fiesta surge en un contexto rural. Ciudad Real nació como ciudad rural, pues su base socioeconómica estaba dominada por la agricultura y la ganadería. Actualmente en su periferia todavía mantiene explotaciones  agrícolas, aunque con el paso del tiempo se ha transformado en una ciudad administrativa con un marcado carácter urbano. Atendiendo a esto, el origen de la fiesta de La Pandorga tiene una raíz rural. Cuando la ciudad rural se transforma en urbana, esto no debe terminar con todas aquellas manifestaciones de una vida apegada al agro. Al dejar paso a la estructura urbana, tiene que asumir la pervivencia de sus propias costumbres rurales, como un medio de identidad étnica del grupo social. El hombre moderno tiene pocas opciones para pensar en un mundo diferente fuera de su contexto social y laboral. La ciudad urbana nos lleva a tener más relevancia individual y nos hace más partícipes de un colectivo internacional, alejándonos del colectivo étnico.

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