Granja Escuela Orea, el sueño de José Luis Sanz que lleva 7 lustros formando en valores a miles de niños en Ciudad Real

A pocos kilómetros de Ciudad Real, ya enfilada la carretera de Toledo, emerge la Granja Escuela Orea, un punto de encuentro que desde hace 35 años se ha apuntalado en la enseñanza de unos valores que con el hilo conductor de la vida manchega ha impregnado una forma de ver la vida en los miles de granjeros que han pasado por sus instalaciones.

El director de la instalación, José Luis Sanz, explica que fue hace siete lustros cuando aquella huerta propiedad de su padre a las afueras de Ciudad Real, empezó a coger forma de punto de encuentro para formar a jóvenes granjeros, respetando ‘Orea’ en memoria de la tierra guadalajareña de procedencia de la familia.

Un camino que empezó «con ilusión y poco a poco» a pesar de que «costó mucho trabajo y dedicación», sobre todo al principio, pero que cogió fuerza por la motivación de José Luis. «Estaba motivado para conseguir que la juventud de hoy en día tenga unos buenos principios, una buena formación que hoy tenemos un poco olvidada».

Luciendo el nombre de Orea, y con el colegio Santo Tomás de Ciudad Real como punto de partida, ha conseguido ver desfilar por sus instalaciones a miles de niños en cada uno de los años que se ha abierto a acoger campamentos de verano, más allá de las actividades cotidiantas durante el curso para colegios del entorno de la localidad.

Tras 35 años creciendo, no piensan dejar de hacerlo, y lo que en un principio nació como entorno para formar a los más jóvenes en la vida granjera ahora se ha ensanchado en la oferta para desplegar también un ocio de turismo activo para los más jóvenes.

Con cerca de un millar de animales, presume de acercar la vida más tradicional de La Mancha a pequeños granjeros de gran ciudad, si bien echa en falta la mano de las administraciones para ayudar a conservar el ecositema que han mantenido durante los años.

Desde sus valores fundacionales, da por hecho que la granja que soñó hace 35 años se mantendrá en el tiempo. «Puede aguantar toda la vida. Es una actividad que la gente reclama, y que la sociedad necesita».

CAMPO PARA URBANITAS

Jaime Sanz, segunda generación al frente de la granja, defiende el legado de los años operando en su entorno en un espacio en el que han ido actualizándose y buscando adaptarse a los cambios de los tiempos.

La granja acoge año tras año a «muchos niños que nunca han visto una gallina, ni un emú, ni un pony», y sirve como escaparate para conectar a pequeños urbanitas con la vida granjera.

Tirolinas, escalada y deporte se conjugan con actividades de granja con un bagaje de sobra conocido en el entorno, que se ha apuntalado con el paso del tiempo también a través de convenios con grandes empresas cuyos empleados han confiado en la granja para las vacaciones de sus hijos, desde Telefónica hasta El Corte Inglés.

Las visitas escolares también nutren de vida a la granja fuera de la época estival, cosechando experiencias que tal y como apuntan desde las instalaciones, generan un «boca a boca» que retroalimenta las visitas.

Un nombre que se ha hecho hueco también en la propia sociedad de la ciudad, que reconoce el trabajo de la granja gracias a las propuestas ofertadas durante todo el calendario, con las actividades hípicas entre las joyas de la corona. «Nos sentimos agradecidos con la ciudad».

El espíritu granjero de Orea trasciende más allá e incluso muchos usuarios han terminado por ejercer de monitores con el paso del tiempo. «Hay mucha gente que repite, por algo será. Tenemos chicos que han venido desde los 8 hasta los 16».

DESCONEXIÓN TOTAL

Julia, una de las monitoras de la granja, explica el catálogo de actividades para los usuarios del centro. «No paran en todo el día, desde caballo hasta multiaventura», pasando por tiro con arco o actividades de granja. «No se aburren», bromea.

Todo combinado con talleres, manualidades y actividades en lo que muchas veces supone «su primer contacto» con un entorno rural, lo cual «les sorprende mucho».

«Llegan aquí y sacan otra personalidad, aprenden mucho. Vienen sin querer mancharse y salen de aquí queriendo hacer de todo. Salen con otros valores», asegura.

DESDE 1989

Tal y como se define la entidad, llevan 35 años esforzándose en la «no fácil tarea de educar en materias de medio ambiente, buenos hábitos y valores a través de la gran escuela» a niños y a jóvenes.

«Solo existe un objetivo, que es alcanzar el mayor bienestar de aquellos que utilizan nuestros servicios. Para ello, durante todo este tiempo hemos tratado de adecuar todas nuestras instalaciones y hemos puesto a vuestra disposición el mejor equipo de personal».

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2 COMENTARIOS

  1. Hubiera estado bien que se hubieran acordado de D. Enrique Sanz, hermano de D. José Luís, que dedicó muchos años de su vida a este proyecto, día tras día, hasta que nos dejó. Fue una pieza fundamental, con sus luces y sombras, pero muy importante.
    Gran persona.

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