Luis Díaz-Cacho: “Y No. Me niego a aprobarlo. La novela no es una novela oscura ni difícil. Sí que es una novela para lectores asiduos, constantes, concienzudos, experimentados, de lectura diaria. Lo que ocurre (como dirá en la novela el propio Miguel a través de Iluminado, y es cierto) es que ahora se lee muy poco (por desgracia). Él mismo lo ha comprobado como profesor de Lengua y Literatura. Iluminado lo comenta en la obra. Ahora no leen ni los escritores y la deriva de la educación política adolece de cultura”.
Recientemente, a raíz de una epístola enviada por Miguel Galanes a su editor, Julio Criado, el Grupo Oretania, en un comunicado a los medios de comunicación, alertaba de que la nueva novela de Miguel Galanes, “Alegra Aura”, no era apta para lectores sin preparación.
Lo que se pretendía, desde la editorial, era informar, a los posibles lectores, de la complejidad literaria que Galanes imprime a sus obras, como el autor desvela en su carta, “mis textos no sólo son consecuentes con las dudas, que se resisten a tomar una postura que sea única e incorregible, también con mi manera de sentir y de expresarme. Debido a ello las palabras se retuercen entre ellas mismas para indagar en lo más profundo y menos aparente. También colaboran en cómo se pongan en práctica los medios estilísticos de los que dispongo y me definen.”
Sin pretenderlo, la polémica quedó servida, y lo que pretendía ser un mero aviso a lectores poco preparados, “algunos” lo han mal interpretado, acusando a “Alegra Aura” de ser una novela oscura y difícil, algo que el escritor y poeta, Luis Díaz-Cacho, desmintió en la presentación de la novela en Ciudad Real, “Y No. Me niego a aprobarlo. La novela no es una novela oscura ni difícil. Sí que es una novela para lectores asiduos, constantes, concienzudos, experimentados, de lectura diaria”.
El editor, Julio Criado, para atajar las falsas noticias y rumores mal interpretados, ha decidido publicar, íntegramente, la carta privada de Miguel Galanes, para que sus seguidores y futuros lectores puedan valorar por sí mismos:
CARTA ABIERTA A MI EDITOR, JULIO CRIADO.
Estimado Julio: Me dirijo a ti como el editor paciente y resignado que lo eres, además de que sabes mantener el trato correcto dentro de los cánones que representen una libertad absoluta en el momento de atender a cualquier cuestión referente a las temáticas y a los estilos que pudieran no avenirse con tus planteamientos estéticos, y sobre todo con un escritor, siempre dudoso y controvertido, como lo soy yo, que nunca llego a poner punto final a la obra que he dado por emprendida. Me sobrevuelan las dudas que me impiden que continúe el camino iniciado. Ya sea antes de ponerme a escribir, o en el mismo acto de la escritura, esas dudas se me manifiestan entre los renglones o en los márgenes de mis textos. Es esta una actitud tuya a tener muy en consideración, mientras que la mía, sin verme en la obligada necesidad de atender a las voces externas, hace que mi comportamiento responda al de un escritor oscuro, intrincado y algo difícil de digerir porque el lector ha de esforzarse demasiado, si quiere encontrar el camino que lo oriente hacia la claridad primera que lo apremia, cuando mi pretensión está en llegar al fondo de esa claridad, una vez traspasadas las estancias más oscuras y penumbrosas a través de mis escritos, y desde aquí lograr la trasparencia de esa verdad que se oculta tras la penumbra y la oscuridad. De ahí que me reconozca, a pesar de mi incapacidad por conseguir un estilo claro, conciso y transparente, como un habitante más de la tierra a la que pertenezco, y que siempre he tratado de desentrañar en mis escritos. En el territorio de Lemiday la mayoría de las personas se desenvuelven de este modo. Claro que te lo puedo demostrar; al final se consigue penetrar en ellos. De aquí que comprenda a la perfección que me requieras unas aclaraciones con respecto al tratamiento que hago no sólo de los personajes en mi última novela, Alegra Aura, por ejemplo, sino por un retorcimiento estilístico que, aparentemente vacuo, se manifiesta de forma parabólica en determinados párrafos, junto con la sobrepasada extensión de los más significativos, imbricándose en otros para repetir lo mismo, pero de un modo más insistente y obsesivo; para que mis lectores se sientan más cómodos y menos perplejos lejos una actitud displicente. Está claro que mis textos no sólo son consecuentes con las dudas, que se resisten a tomar una postura que sea única e incorregible, también lo son con mi manera de sentir y de expresarme. Debido a ello las palabras se retuercen entre ellas mismas para indagar en lo más profundo y menos aparente. También colaboran en cómo se pongan en práctica los medios estilísticos de los que dispongo y me definen.
Ya en mi novela anterior, Cauce de la desolación, me sucedió algo parecido con ciertos lectores, incluso he de confesarte que más de uno se echó atrás en el momento de tener que hacer una presentación de ella. Ni le di importancia. En Lemiday me he topado con muchos campesinos y aprecio lo que son.
Puede resultarte un tanto sorpresivo que este segundo título, Alegra Aura, dentro del Ciclo Iluminado de Néminis, comience con un poema introductorio, titulado Palabras a la muerte, como si después del fallecimiento de Custodio, padre de Pedro, en el penúltimo capítulo de Cauce de la desolación, y de la más que inesperada desaparición de Iluminado del territorio de Lemiday, fuera la muerte, desde el comienzo, la triunfadora en Alegra Aura. En absoluto, nada más lejos. Precisamente las palabras del poema determinan un canto triunfal frente a la postura aniquiladora de la muerte y su negatividad. Todo lo contrario. El poema, según se avanza, lo conoceremos como una obra de Iluminado, y servirá como resorte para emprender una nueva situación, un resurgimiento desde las cenizas -las turberas en esta tierra-, y como las raíces de los tarayes, que salen a la superficie para volver a internarse en la profunda oscuridad, los personajes principales aparecen y desaparecen para nunca dejar de imponerse con el fin de adelantarse, de algún modo, al devenir de la novela.
Las raíces de estos árboles, los tarayes, tan significativos en este entorno tan duro como resistente. Las raíces del taray -segunda parte del libro- representan una galería de personajes, los más relevantes de la novela, que, según transcurre el correlato, se van a enfrentar a esa muerte, o acción destructiva en que van a incurrir las acciones de Alegra hasta su desaparición, si bien, después de todo, no habrá de suceder así. Más bien se impondrá con su locura a la vez que con su dispersión, a través de la insoslayable fuerza de su presencia, se siga manifestando.
A partir del Dietario, columna vertebral de toda la obra y por entendido la vida secreta entre Ainara e Iluminado, iniciado por Iluminado después de haber sido despedido de sus funciones como profesor de lengua y de literatura, de haber decidido convertirse en editor, e internada su abuela Luz en el Sanatorio de San Francisco de Asís, siendo él su único asistente durante convalecencia de su abuela, Iluminado mantendrá con ella, por medio de los recuerdos y las conversaciones más íntimas, una relación tan personal que le va a permitir indagar e interesarse por su identidad y sus orígenes una vez que ha descubierto el motivo de la desaparición de Arsenio, su abuelo; después que el Dietario sea utilizado, como base de su tesis doctoral, por su hija Josune. Será Luz quien abra las ventanas de su mente en su investigación, expuesta en los planes que Iluminado escrupulosamente irá anotando en el secretismo y en la ocultación del Dietario, el mismo del que Josune, su hija, se va servir como base y reforzamiento de su tesis sobre la brujería en España. La observación del comportamiento de su tía-abuela, Alegra Aura, será un documento imprescindible, junto con el Dietario, después de haberle sido entregado, sin el conocimiento de Iluminado, por Ainara, su madre, para la demostración y consolidación de su tesis.
La fundación de una editorial, Sidus, va a desencadenar una serie de oscuros, tenebrosos e inesperados acontecimientos como único conducto hacia un desafortunado final tanto para Iluminado como para su familia. Tan desafortunados que llevarán a la cárcel a Iluminado como sospechoso de ser uno de los causantes de la desaparición de su tía Alegra.
En la tercera parte de la novela, Enmascaramiento, Iluminado va a desplegar toda su imaginación, internándose en un mundo de ficción, con el que intenta soportar y sostener su desprotegida soledad dentro de la celda del calabozo de los Juzgados de Plaza de Castilla, amparado y sostenido únicamente por dos personajes ficticios, Roni Sidus, el Oscuro, -su alter ego-, y su doble, como seudónimo, Gato. Todo un mundo de alucinaciones y de controversias ante el pasado que se le viene encima. Después haber sobrellevado el desprecio y tantas vejaciones por parte de Alegra, a lo que se suma verse allí apresado por la extraña desaparición de su tía, no conseguirá aguantar tan macabra situación a no ser por su transformación en unos personajes que, sin dejar de ser él mismo, lo aúpen desde aquel deterioro tan bajo y rastrero, del que le es imposible liberarse mientras se sienta observado por la maldad de Alegra. El apartado del Enmascaramiento responde a la ocultación de Iluminado durante su estancia en el calabozo, y cagarse en todo quisqui. Este es el motivo por el que se esconde y habla con su personaje ficticio, Roni Sidus, que escribe las mismas obras que Iluminado. Además, manifiesta el miedo suficiente de que lo vean culpable de la desaparición de Alegra.
La creación de la Editorial Sidus será uno de los principales motivos de su desasistencia y desolación hasta hacer de él una auténtica piltrafa, auténtica víctima de un complot que no sabe de dónde le viene y por qué causa.
En Tiempo de aquelarre, cuarta y definitiva parte, la alteración y la revisión de los personajes se van a imbricar entre sí como si, ante el totum revolutum en un escenario como el de la novela, la galería de personajes, dirigidos por sus propios instintos, reaccione de manera intempestiva y desordenada en busca de sus intereses. Todos, menos Marita, la prostituta de honor, e Iluminado de Néminis, responden de la mierda social que los rodea. Es entonces cuando Iluminado retoma sus planes por alejarse del mundo urbano y regresar al rural, a Lemiday, en busca de la dignidad que le permita el encuentro con sus orígenes y su identidad.
Por lo tanto, entendemos y aceptamos, Julio, tú siendo el editor y yo el autor, que tantoCauce de la desolación como Alegra Aurano son novelas al uso, más bien participan en el correlato de una epopeya aún inacabada, y que su desarrollo se produce en unos tiempos líquidos que se distinguen principalmente por la convulsión, la inestabilidad, la paradoja y la incertidumbre. Incluso su contexto a veces llega a desestructurarse de acuerdo a un peculiar deseo de cómo han de transmitirse los mensajes. Mis lectores, Julio, de aquí también nuestro interés, han de ser conscientes de ello, y que, como la vida no nos es fácil en ciertas etapas y aspectos, tampoco lo son mis novelas. De igual modo que en mis poemas hay que rebuscar tras lo que, en una sucesión de lecturas, nos proporcionan las palabras, en mi mundo narrativo sucede algo semejante, si se quiere dar con el mensaje adecuado.
Miguel Galanes
Presentación de ‘Alegra Aura’
“Alegra Aura”, será presentada en Daimiel, el próximo 14 de junio, a las 20:00 horas, en el Casino de la Armonía. En el acto, además del autor, participaran Leopoldo Sierra, alcalde de Daimiel y Matías Barchino, en calidad de presentador.