Eduardo Muñoz Martínez.- Apenas hace quince días, el pasado 23 de mayo, se conocía la noticia, – tanto tiempo esperada y deseada -, de que el Dicasterio para las Causas de los Santos publicó el «Reconocimiento de las Virtudes heroicas, del Siervo de Dios Ismael Molinero Novillo, nacido el 1 de mayo de 1917, en Tomelloso, y fallecido en Zaragoza, el 5 de mayo de 1938, y que ha pasado a la historia cómo «Ismael de Tomelloso».
Este reconocimiento, que le otorga el título de Venerable, y le sitúa en el comienzo del camino hacia los altares, ratifica que vivió las Virtudes Teologales, – Fe, Esperanza y Caridad -, y las Cardinales, – Fortaleza, Prudencia, Templanza y Justicia -, y todas las demás de forma heroica, o extraordinaria, lo que le convierte en modelo a imitar, en espera de su Beatificación.
Quién fue, a grandes rasgos, «Ismael de Tomelloso»? Nació en aquella ciudad Castellano – manchega, en 1917, y en 1934 se incorpora al movimiento católico Juventud Obrera Cristiana (JOC). Tres años más tarde, en 1937, es movilizado por el Ejército, interviniendo en la Batalla de Teruel, dispuesto a ofrecer su vida por la Paz.
En consecuencia, fue apresado en Santa Eulalia del Campo, en la aragonesa provincia de Teruel, y llevado al Campo de Concentración de San Juan de Mozarrifar, en la ciudad de Zaragoza, donde cae enfermo, falleciendo, – cómo ya hemos dicho -, en su hospital el 5 de mayo de 1938. La historia nos recuerda unas hermosas palabras de Ismael: «Soy de Dios y para Dios; si muero seré totalmente de Dios en el Cielo y si no muero…,
! quiero ser sacerdote!».