Pero, ¿dónde está el mirador?

Eduardo Muñoz Martínez.- Quienes ya peinamos canas, y quizá los que todavía no lo hacen, – ellos y ellas -, seguro que recordamos los personajes de cómic de los que fue «padre» el genial Francisco Ibáñez, que fallecía en su Barcelona natal hace menos de un año, tales que Pepe Gotera y Otilio, «chapuzas a domicilio», o los grandes inventos de TBO, del Profesor Frank de Copenhague, estrafalarios, según leemos en Wikipedia, a veces muy complejos, y siempre con una finalidad banal, o lo que es lo mismo, insustancial.

Entiendo perfectamente que los probables lectores, y lectoras, tal vez no le vean sentido a esta, a modo de introducción, con que he comenzado, aunque a buen seguro acabarán por comprenderlo. Para irme centrando en el motivo que me lleva a trazar estos párrafos, les remito ahora al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, que define el vocablo «mirador» como «lugar o punto elevado desde el cual se puede contemplar con facilidad un paisaje urbano o natural».

Hace unos días tuve ocasión de ver «eso» que han puesto, parece ser que por iniciativa del Equipo Municipal de Gobierno de nuestra capital y que, atendiendo a la diversidad de opiniones, hay quien pensaba que era la base de un crucero, a otros les recordaba un mausoleo, para otros es un obstáculo para las personas con movilidad reducida o problemas de visión, – y me apunto a este grupo -, delante de la fachada de la casa del que fuese prestigioso doctor, don Vicente Notario, hasta que alguien ha dicho que es un mirador para ver a la Virgen del Prado, en su camarín mejor que sin utilizarlo, pero que no cumple con su cometido, porque aproximadamente a un metro de altura, sobre la calzada, las cosas se ven, ni más ni menos, cómo a ras de suelo. Por lo tanto no es un mirador, sino una muestra más de los trabajos similares a los de Pepe Gotera y Otilio, o un ejemplo de las maquinaciones de Frank de Copenhague. Eso sí, con la variante de que «aquellos episodios» nos hacían de reír, y éstos, – los responsables de hazañas como la del «mirador» -, sencillamente, dan pena.

Me consta que nuestro Equipo de Gobierno, al menos el Alcalde, tiene asesores, consejeros…, y es realmente lamentable que nadie les diga, – o no acepten ellos, y ellas, el consejo -, de que es mejor no hacer nada, antes de ir chapuzeando.

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