“Yo creo que se puede establecer una división entre la juventud y la madurez.
La juventud acaba cuando termina el egoísmo;
la madurez empieza cuando se vive para los demás”.
HERMANN HESSE
(Premio Nobel de Literatura)
Mientras se convocaba a los ciudadanos para apoyar a nuestra supuestamente amenazada democracia, la normalidad ha sido lo habitual en nuestras calles. El ejemplo más evidente es que los ciudadanos han mantenido sus planes para un fin de semana en el que, simplemente, han hecho lo que tenían previsto. El empeño para alterar sus planes, ha sido en vano. Y lo prueba la mínima y simbólica afluencia a las pretendidas masivas concentraciones.
Por lo tanto, la gente no ha cambiado su vida en estos días, ni ha entendido el supuesto apoyo, por razones sentimentales, al presidente y a su mujer. La cotidianidad es lo que se ha visto en nuestras plazas, pueblos y ciudades y, como mucho, se ha hecho algún comentario jocoso sobre la inmadurez y el histrionismo del señor Sánchez; del señor Rodríguez Zapatero llamando a arrebato; de algunos de sus ministros; o de algún miembro del partido.
En mi caso, he tenido la ocasión de asistir a las XXXIII Jornadas Cervantinas de El Toboso, en las que, pese al frío, han estado muy concurridas. La multiplicidad de actividades ha sido, como siempre, lo más importante. Lo que ha permitido la participación activa de la mayoría de los lugareños y de foráneos. Las diversas representaciones teatrales han marcado las jornadas, además de otras actividades artesanales, literarias, gastronómicas o del vino.
Se ha dispuesto de un mercado cervantino, en el que han estado presentes numerosos artesanos —de cerámica, marroquinería, platería— y, entre otros muchos, de alimentación. Hubo actividades infantiles, degustaciones de platos típicos locales o de los vinos de la tierra en dos bodegas, una actuación circense y dos exposiciones de pintura, una en la sala Domus Artis, de Juan Carlos Castellano, y otra titulada Retales de mi vida en el Museo Cervantino.
Cabe destacar un debate abierto entre el público asistente —sobre todo por los miembros del club de lectura local, Ínsula Barataria—, y la escritora y periodista, Isabel San Sebastián, en el que se trató del contenido de su novela La Dueña. Luego, en una espontánea presentación, habló de su última novela, La Temeraria, que trata sobre la reina Urraca, —que fue denostada en su época—, y que ha tenido una gran acogida desde su reciente publicación.
Entre las representaciones teatrales destacaría los populares entremeses cuyos escenarios fueron los espacios públicos de plazas y parques de la localidad; los títeres y guiñoles para niños; obras clásicas conocidas como la Dama boba de Lope de Vega; otras más actuales como El hilo me liga a vos, de la valenciana Beatriz Giménez de Ory; y, entre otras, las populares y concurridas rondas nocturnas, tanto para adultos como para los más pequeños.
Se han incluido rutas literarias, los cuentacuentos y los juegos infantiles tradicionales o más modernos —como gymkanas—. Y no podía faltar la exhibición de las encajeras locales, que, con la participación de la asociación de Encajeras Dulcinea, nos han mostrado su laborioso, pero excelente trabajo artesanal. Estas fiestas han finalizado con el canto del Mayo Manchego, el día 30 de abril, y con una representación, A contar Quijotes, el día 1 de mayo.
Continuando con la demorada decisión de nuestro presidente, ha sucedido lo que casi todo el mundo preveía. Que ha decidido continuar, ya que esta parecía ser una estrategia electoral —para la campaña a las elecciones catalanas—, para mostrar su malestar con algunos medios de comunicación que publican informaciones sobre su mujer o su entorno familiar, y con los jueces que se atreven a investigarla. Una actuación forzada que al final ha quedado ridícula, como dice su antiguo socio, Pablo Iglesias.
Nuestro presidente parece encasillado en un infantilismo que no es propio de la madurez que se exige para el cargo que desempeña y además parece desconocer aquello que decía Winston Churchill, “el éxito consiste en ir de fracaso en fracaso, sin perder el entusiasmo”. Y esto de la gobernanza parece haberlo superado un poco. No le debe de resultar una tarea tan fácil como él se imaginaba, antes de que accediera al cargo que hoy ocupa.