Comunicado.- La escuela de boxeo Rayfer escribió este domingo otra página importante en el boxeo de la provincia de Ciudad Real en su visita al gimnasio del Rayo Vallecano en Madrid.
Tres integrantes del equipo viajaron a la capital de España rodeados de su equipo de entrenadores y varios aficionados de la capital ciudadrealeña y de Villarrubia de los Ojos.
En el primer combate de los nuestros, Daniel Guerrero tuvo una pelea dura desde el comienzo ante Jesús Carrasco, boxeador veterano y que fue al frente en todo momento, aún así Daniel controló el primer asalto a juicio de los alli presentes viéndose superior técnicamente pero con el paso de los minutos el boxeador local fue aumentando la presión a la vez que bajaba el físico del manchego y tras la segunda cuenta de protección de la árbitro del pleito (cuenta inexplicable) decidió dar por finalizada la pelea por falta de respuesta del púgil de Ciudad Real en el tercer y último asalto.
En la segunda actuación de la Escuela Rayfer cambió nuestra suerte. Daniel «El potro» Sepúlveda saltaba al ring encendido y convencido. Sometió a una dura presión a su rival, llamado Starlin (púgil de Iván Ruiz Morote), presión alta con inteligencia y buscando en todo momento el hueco para colocar las manos precisas sobre el rostro y cuerpo del rival. El boxeador local era de mayor envergadura e incómodo como el sólo pero el nuestro supo descifrar desde el principio, lo que tiene un grandísimo merito. Tras tres asaltos de un ritmo trepidante nuestro boxeador terminó la pelea en todo lo alto mostrando una vez más el carácter indomable e imperturbable del que nace para esto. El público jaleaba cada acción de ambos y el «El potro» se ganó la admiración de todos los presentes. Victoria a los puntos.
En la última pelea para nuestros intereses le tocaba saltar al ring en su segunda pelea como boxeador a Álex «El principito» Aguirre. Su rival, Iván Simarro de Leganés. «El principito» comenzó la pelea sacando su repertorio de movimientos defensivos y combinaciones precisas no dejando dudas de quien llevaba la ventaja técnica y táctica del pleito. El segundo de los asaltos la cosa llevaba el mismo camino, no obstante su rival no se conformaba con lo que estaba sucediendo y buscaba meter sus manos, de hecho en este asalto consiguió conectar un par de golpes vistosos que movieron la cabeza del púgil de Ciudad Real. Durante unos instantes parecía que se calentaba y se quedaba a cruzar golpes pero rápidamente volvió a su boxeo móvil y hábil «El Principito» para seguir sacando trabajo en combinaciones mas efectivas.
El tercer y último asalto fue una vez más el Alex Aguirre veloz que conocemos, con unas esquivas para el deleite de los aficionados y conectando más nítido a su rival en todo momento. El de Leganés lucía muy cansado y daba la sensación desde silla de ring que «El principito» tenía para 10 asaltos más. La pelea terminó con la sensación del público general, de entrenadores y boxeadores de que la victoria venía para tierras manchegas. No obstante el veredicto final fue combate nulo, o sea empate, ante la sorpresa de todos. Empate que no reflejaba en absoluto lo visto sobre el ring.
Una vez ya en vestuarios, un Alex abatido por la injusticia recibió el apoyo de su equipo, conscientes de que un empate fuera de casa es una victoria y no hay por qué flagelarse.
Mención especial a la parte noble, honesta y pura de este deporte de honor. Entrenador y púgil rival acudieron al vestuario del nuestro equipo a saludar, mostrar afecto y a reconocer la victoria de nuestro boxeador, que agradeció con una sonrisa en la cara el detalle tan inmenso de su rival. El abatimiento que provocaron los señores jueces se convirtió en orgullo, orgullo por saber que has hecho bien tu trabajo, has hecho disfrutar al público y no tienes nada por lo que lamentarte. Estos gestos no se suelen ver en el deporte, les honra mucho.
El equipo de la Escuela de boxeo Rayfer volvió a Ciudad Real consciente de la buena imagen ofrecida en un recinto con tanta historia en el boxeo nacional y con ganas de seguir adelante en los próximos retos venideros.