El Bosque: punto de encuentro y manos a la obra

 “El alcalde ha subrayado que todos los grupos municipales han coincidido en considerar esta obra (El Bosque) como «prioritaria» para Puertollano, por lo que han acordado no utilizarla como arma política y trabajar de forma conjunta para culminarla con éxito”.

Contra lo que pueda parecer es un alivio. Habrá quien lo interprete en sentido contrario y maldiga ese armisticio que pide el alcalde a los grupos, pero ejemplos como éstos dan nobleza a una actividad que como la política está bajo mínimos y rozando un clima más que preocupante.

En campaña se dicen cosas pero luego se hacen las que pueden hacerse según el orden de prioridades y los dineros. En el puente de mando se ven las cosas como realmente son. Por eso resulta muy tranquilizador que el alcalde con la anuencia de los grupos políticos haya llegado a la conclusión de que es mejor un pacto de no agresión en lo referente sobre todo a la obra de El Bosque a estar con la matraca de lo mal que lo hicieron los anteriores o gastando las energías en llevar al patíbulo a los malos. Sobre todo si en esa obra están implicadas-en el buen sentido- y por tanto garantizada, las tres administraciones: Ayuntamiento, Diputación y Junta de Comunidades. Y no parece que Emiliano García Page vaya a poner palos en la rueda por el hecho de que Puertollano se haya convertido democráticamente en una plaza popular. La larga etapa socialista fue juzgada en las pasadas elecciones municipales y el veredicto de los electores fue claro: otorgó una mayoría de gobierno al Partido Popular que presentó candidato a Miguel Angel Ruiz, hoy alcalde a todos los efectos.

Hasta el momento del relevo, la prensa no ahorraba sobresaltos a los socialistas: fallos judiciales condenatorios que obligaban a pagar al  Ayuntamiento cifras millonarias a dueños de terrenos, obras sin acabar a tiempo y no con la mejor calidad de ejecución, pequeños proyectos como el de los famosos toldos acelerados a lo loco a última hora…

A los frentes abiertos al asumir el gobierno, Ruiz y los populares, como cualquier otro partido heredero en su misma situación, asumía las consecuencias de esa heredad. Y si en campaña se dice de todo y se acaloran los candidatos porque hay margen para vender humos o motos y hasta de cogerse por la solapa… la gobernanza cotidiana es otra cosa.

Se puede gobernar desde una perspectiva positiva, buscar apoyos y consensos para afrontar problemas y poner manos a la obra, nunca mejor dicho… O se puede gobernar desde una revanchismo impenitente bajo la coartada de una mayor transparencia y no parar de hurgar en la herida hasta ver al enemigo, ya derrotado en las urnas, atado al muro del garrote.

Por eso, el pacto resulta un soplo de aire puro y se supone se extenderá a otras obras inconclusas o sin comenzar si quiera. Se trata de hacerlas con tranquilidad, a su tiempo y bien… salvo que aparezca por ahí algún buscavidas, claro. Ejemplo gratificante el de la Corporación de Puertollano en este mundo cada vez más estragado. Si está todo tan agrio, coño, hagamos de lo más nuestro y cercano algo agradable empezando por el encuentro político cuando éste se imponga como lo más pragmático y razonable.

El alcalde lleva razón al proponer y considerar no hacer política con las obras de El Boque y otras obras emprendidas en la legislatura anterior e inacabadas o no comenzadas por no cumplir los trámites de plazos para conseguir la financiación comunitaria. Lo importante es alcanzar un punto de gravedad común y desde ahí activar sin más demora el avance de la obras hasta su conclusión final. Eso es hacer política sin toxinas ni sed de venganza, en aras del bien general, que no es otro que los ciudadanos podamos disfrutar cuanto antes de un espacio que lleva ya demasiado tiempo hurtado y recluido. La necesidad de cabezas cortadas casi de manera prioritaria delata otros sentimientos menos saludables próximos a la vendetta. Y tal como está el panorama nacional y el nivel de credibilidad de la clase política, no viene mal que en asuntos importantes, los grupos aparquen el asunto como arma arrojadiza. Ya sabemos los prolegómenos de este polémico proyecto que en nada se parece al de la calle Ancha, acción igualmente zarandeada por la crítica. Y resulta que a día de hoy luce con mejor cara y  no ha quedado tan horripilante y desolada como se creía. El tráfico es seguro y fluido, las aceras cómodas, el carril bici un regalo. Y cuando crezca el seto mediano y tiren los árboles plantados con el tiempo, lo que queda de legislatura, adquirirá el aspecto de una vía urbana cómoda y amplia.

La política es confrontación de ideas, dialéctica pragmática entre sus actores para llevarlas a cabo y sobre todo propuestas de gobierno al electorado quien tiene la última palabra. Y después, más trabajo en común, que no pasa nada por ser políticamente coincidentes si es en beneficio del contribuyente, y sin que eso suponga la negación de las ideas propias. Ese consenso por lo tanto es beneficioso, ojalá y se prodigue en otros asuntos necesarios sin detrimento de una oposición dura e implacable que ha de serla cuando la diferencia o la gravedad de lo que la provoque así lo exija.

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