La ciudadrealeña Esther Gines vuelve a las librerías con su nueva novela, «Hacia la distancia calma»

Las cosas que no se dicen no existen, considera la escritora ciudadrealeña Esther Ginés, que desde hace años pone sobre la mesa temas «incómodos» a través de su literatura. Sus libros hablan de temas familiares, de soledad, de los problemas de incomunicación que sufre la sociedad de nuestro tiempo y de cómo el pasado a veces se instala entre nosotros y no permite que curemos nuestras heridas.

¿De verdad conocemos a aquellos a quienes tenemos más cerca? Es lo que nos sugiere la nueva obra de Esther Ginés, Hacia la distancia calma, editada por Tres hermanas. La novela acaba de llegar a las librerías y supone la vuelta de la autora local al panorama literario tras su último trabajo, Aguas azul tormenta. Ginés es también autora de Mares sin dueño y En la noche de los cuerpos, y ha participado en varias antologías colectivas.

En este caso, la narradora opta por una historia de corte muy psicológico, pero con ciertos toques de thriller para hablarnos de Martín, un arquitecto en la treintena cuya vida se derrumba cuando su gemelo idéntico se suicida. En medio de un duelo que no sabe cómo elaborar, decide indagar en los papeles de su hermano con la esperanza de encontrar alguna clave que le ayude a comprender qué pudo conducirle a tomar esa decisión. Es entonces cuando descubrirá que no era la persona a quien tan bien creía conocer, lo que le lleva a cuestionarse hasta qué punto mantenemos ciertas partes de nuestra vida alejadas de los demás.

«La familia me parece uno de los temas narrativos más interesantes, por eso lo he abordado en todas mis obras de un modo u otro», cuenta Esther Ginés, para quien nuestra identidad «es como un iceberg, sólo se ve la parte que sobresale, pero ignoramos todo lo que hay debajo».

 Esther Ginés también pone sobre la mesa que no hay una única forma de elaborar el duelo cuando perdemos a un ser querido. «Para Martín, su única alternativa es investigar para saber y así ayudar a cerrar las heridas, mientras que sus padres optan por un duelo más pegado a la tristeza pasiva».

La novela presta atención a un tema que la escritora aún considera «tabú en nuestra sociedad», como es el del suicidio. Para ella, el problema es la dificultad de elaborar un duelo cuando algo tan terrible y difícil de comprender se produce en el seno familiar.

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