La artista y presidenta del Grupo Literario Guadiana de Ciudad Real Teresa Sánchez presenta una nueva exposición de pintura bajo el título «Voz de Mujer» en la cervecería vinoteca «La Pajarería» de Ciudad Real. La exposición estará abierta del 4 al 30 de marzo.
Palabras de la autora:
Comenzaré con la premisa de que, sin lugar a duda, el arte a través de la mujer tiene la capacidad de poder transformar el mundo. No se trata de evolucionar desde una sociedad patriarcal sino de que el arte mismo obre como instrumento para que pueda construirse un tejido social y emocional que optimice todos los puntos de vista sin tener que considerar el género.
La masculinidad se nos ha impuesto y adelantado de una manera sólida desde el principio de los tiempos, mientras que las mujeres han sido invisibilizadas de una forma consciente. Además, existe una gran dificultad para que la mujer rompa con los estereotipos de madre, esposa, amante, etc., y así pueda acceder a la producción artística sin privarse de su condición de mujer, y con un guion ya preestablecido de antemano.
Por otra parte, el concepto de género es inestable, lo que influye decisivamente sobre la historia de las ideas, de las artes, y de las ciencias. Si además añadimos variables de raza y religión no ayuda al desarrollo pleno de las capacidades intelectuales y artísticas. Habrá de evitarse en el arte una concepción binaria, entendiendo la producción artística como algo más allá del sectarismo de género.
A lo largo de los tiempos se llegó a dudar, incluso, incluso de que la mujer tuviera alma o que poseyera inteligencia. Napoleón, por ejemplo, pensaba que ni siquiera las mujeres eran factibles de ser educadas.
Por otra parte, es difícil creer que la mujer alguna vez haya sido pasiva y sumisa, y que no haya tenido la misma capacidad creadora que el hombre.
En los últimos años se han publicado estudios sobre artistas desconocidos. Han surgido grupos de
investigación que han reconocido que las obras de las mujeres han sido eliminadas de la historia pictórica y artística. Se han organizado congresos en los que se ha visibilizado el valor de las artistas de todos los tiempos.
Pero, a pesar de todo, aún se sigue obviando el papel de la mujer en la historia del arte. De algunas de ellas queda
escasa obra, aunque igualmente merece ser recogida en el estudio universal del arte, porque todas tuvieron el valor de enfrentarse al patriarcado, al sistema religioso y al
sistema tradicional. Por lo que la mujer deseó compartir el mismo protagonismo que los hombres en cada uno de los movimientos artísticos.
Se trata, por tanto, de exigir una inclusión y de valorar a cada autor según su calidad artística. Pero, si deliberadamente omitimos a las mujeres artistas de las pinacotecas aumentará la diferencia entre ambos géneros. Con el pesado lastre de la devaluación del arte femenino son las propias instituciones las determinantes a la hora de establecer qué obras deben estar incluidas en esta selecta lista y cuáles no y, tal vez, la ideología patriarcal haya constituido una norma férrea en cuanto a la divulgación de obras femeninas con una sustentación androcéntrica y misógina.
Mas, consciente o inconscientemente, se ha desviado la obra de la MUJER artista hacia su vida como si ésta fuera particularmente peculiar y aceptar una personalidad brillante en el arte costaba muchísimo debido a tanto escrúpulo.
Es una larga historia la de la misoginia y va de la mano del hombre desde el comienzo de los tiempos, pero, una historia moderna ha de incluir necesariamente a todas las grandes pioneras feministas porque quizás resulte impropio afrontar la historia sin ellas.
El canon artístico fue androcéntrico y enmudeció a la mujer, aunque actualmente hay una necesidad de incorporarla en la historia de los programas académicos, y de plantear una revisión de las instituciones que legitiman qué es artístico y qué no lo es, porque es lícito y razonable ofrecer una historia completa y no sesgada.
La obra femenina no es sinónimo de autora, sino de un sentir diferente opuesto al sistema patriarcal y misógino anterior. Personalmente, considero que en un mundo donde nos estamos replanteando continuamente la identidad de género sólo cabe resaltar la ausencia histórica de mujeres artistas, superar viejos prejuicios, y valorar exclusivamente la calidad artística lejos del género.
No observo diferencias insalvables en cuanto al género del autor, sino iguales capacidades y diferentes formas de expresarse que sólo pueden contribuir al enriquecimiento cultural. La reivindicación para la inclusión de la mujer artista es una forma de hacer justicia
a nuestras antepasadas, y de reclamar su espacio en los manuales de estudio reglado, y en la difusión de sus obras.
Toda obra conlleva valores, conductas e ideología sexual distintas. Los contenidos de la trama desarrollados por las pintoras han sido calificados como visiones particulares y no universales. Tal vez hubiera habido una fémina con temperamento viril cuya inteligencia no fuera fácil de desdeñar, y aun así no habría sido reconocida en el mundo artístico. Actualmente, el número de artistas femeninas sigue multiplicándose gracias a las reivindicaciones sociales de la última mitad del siglo XX y hoy en día, crear para la mujer debe ser un hecho natural facilitado por la valentía de nuestras antepasadas. De ahí a que el arte de mujeres sea considerado ARTE con mayúsculas aún hay un abismo, por lo que es necesario ahondar en el hecho de lo artístico sin género.
La galería femenina ha sido vista por el otro género de una forma superficial, y no desde el punto de vista de la relación entre ellos. Diría que la naturaleza de la mujer aún no ha sido vista en el arte. Para la mujer se reclama una visión completa y más rica en matices. Ya no es un personaje con dependencia del otro: hombre-mujer, mujer-hombre, sino algo más profundo. Recuerdo, además, que es necesario que los dos sexos cooperen, y recrimino a la creatividad masculina la falta de poder sugestivo. Y requiero, además, el poder de una mente abierta en perfecta plenitud, señalando al cerebro como un órgano complejo con discordias y oposiciones, que puede ser ambivalente porque, por un lado, la mente es heredera
natural de una civilización y, por el otro, desea criticarla. Se produce entonces una división de conciencias.
Finalizo con una exhortación al poder creativo femenino para que eleve la mente y pueda comunicar su realidad y su existencia, construyendo una expresión femenina basada en su ontología y sin necesidad de expresarse con los mismos recursos que los hombres, sino con una fuerte presencia de sentimientos y emociones, con el uso de la primera persona femenina, con la focalización en la mujer y en sus conflictos y con la supuesta presencia de una espectadora femenina, puesto que en la cultura occidental la mujer es la gran ausente. Lo femenino es imprescindible para el pensamiento y, sin lo femenino, algo esencial no puede ser mostrado.