Por José Belló Aliaga
Atelier Talasin, con la colaboración de la Embajada de Marruecos en España, presenta en Madrid su primera colección base de alfombras en la Real Fábrica de Tapices. La exposición, titulada Paisajes Tejidos, podrá visitarse hasta el 23 de febrero. Está compuesta por 14 piezas inspiradas en la geografía marroquí, diseñadas por Kavita Parmar y tejidas por las 70 mujeres que colaboran con Atelier Talasin. La muestra también contará con otros materiales complementarios como libros, tejidos antiguos, cerámicas de la zona o herramientas, que ayuden a comprender el legado y la cultura del pueblo amazigh.
Atelier Talasin es un proyecto que rescata una técnica artesanal histórica que había desaparecido, el nudo bereber. Solo hay tres en el mundo: el turco, el español y este, recientemente recuperado. También es un homenaje a las mujeres tejedoras de las montañas del Atlas.
Una exposición, Paisajes Tejidos, presenta su historia y una primera colección de alfombras realizadas a mano, mediante este proceso ancestral, en la Real Fábrica de Tapices de Madrid. La muestra cuenta con la colaboración de la Embajada de Marruecos en España.
Atelier Talasin es un proyecto desarrollado con mujeres amazigh dedicadas a la elaboración artesanal de alfombras en las montañas del Atlas, en el corazón de Marruecos. Trata de recuperar e impulsar la elaboración de tejidos olvidados, técnicas de teñido natural y prácticas de diseño respetuosas con la cultura local. La finalidad es crear una comunidad autosuficiente, dando una nueva vida a tradiciones antiguas.
Las alfombras marroquíes están profundamente entrelazadas con la tierra y los pueblos del norte del Magreb. El pueblo amazigh (hombres libres en su idioma) fue uno de los primeros que pobló esta zona. Se encargaron de establecer rutas comerciales, trabajar materiales como la cerámica o el acero y, sobre todo, de tejer. En Occidente los conocemos como bereberes. Debido a la producción en masa y la mercantilización de la industria de las alfombras, la alfombra bereber marroquí se ha visto opacada en el último siglo por técnicas de manufactura industrial más rápidas.
“Talasin significa cuentos tejidos en lengua amazigh. Creemos que es un buen resumen de nuestro compromiso. Hemos creado una marca de lujo local, ética y sostenible. Producimos alfombras de manera artesanal sin descuidar el respeto por el medio ambiente ni las buenas prácticas laborales. Me siento muy orgullosa de formar parte de este proyecto desde su creación”, explica Kavita Parmar, diseñadora y responsable artística de Atelier Talasin.
Visita guiada ,con Kavita Parmar, a la exposición «Paisajes Tejidos» en la Real Fábrica de Tapices
La producción está en manos de una cooperativa local compuesta por 70 mujeres amazigh dedicadas a tejer a mano alfombras de nudo bereber, “La esencia del atelier reside en la experiencia de nuestras artesanas, el uso de lana local, la utilización de la henna como tinte natural y la recuperación de este nudo”, resume.
La primera vez que entró en contacto con el proyecto, Parmar pensó que solo lo haría en calidad de diseñadora. “Cuando llegué a Marruecos y vi todas las posibilidades de esta labor, supe que teníamos que llevarla un paso más allá”, reconoce. Atelier Talasin busca crear un impacto social duradero en el pueblo Amazigh, estableciendo una comunidad autosuficiente que garantice un trabajo justo para todas sus mujeres y celebre internacionalmente la calidad de sus diseños tradicionales. “Queremos que este proyecto sea un faro de esperanza para generaciones futuras. Los niños y niñas del pueblo Amazigh sabrán que existen oportunidades para explorar su talento artístico y ganarse una vida digna con ello”, sentencia Parmar.
El origen del proyecto está en la inquietud de Shane Ordovas, un empresario hispano-irlandés que vive en Marrakech desde hace una década. Ordovas se propuso crear una cadena de suministro local sostenible que se encontraba rota en ese momento. “El 90% de las alfombras que salen de Marruecos hoy en día llevan hilo de lana importada, sin ninguna trazabilidad”, explica Parmar. “Es un problema similar al que tenemos en España, donde tiramos nuestra lana merina y preferimos importar lanas externas que resultan más baratas. Atelier Talasin compra toda su lana directa[1]mente de los pastores que cuidan a las ovejas de la zona”. Para el último paso de esta cadena, la comercialización de sus alfombras, Atelier Talasin trabaja con colaboradores locales de distintos países. Además, existe la posibilidad de adquirir sus productos a través de un e-commerce cerrado, al que se accederá únicamente por invitación.
Tejiendo el paisaje marroquí
Hace siglos que el pueblo amazigh se estableció en la región de Siroua, a los pies de las montañas del Alto Atlas. La zona alberga una raza única de ovejas que se crían en trashumancia por rutas que van desde las llanuras bajas del Sáhara, en invierno, a las mesetas altas de Siroua, en los meses de verano. Se trata de una raza de gran adaptabilidad y resistencia. Su lana es de fibra larga y alta calidad, pero está en desuso. La prevalencia de lanas industriales importadas ha puesto a estas ovejas en peligro de extinción.
Atelier Talasin también busca proteger a estos animales. La lana utiliza[1]da en sus alfombras se obtiene directamente de manos de los pastores que esquilan a las ovejas en primavera. Después, las mujeres amazigh se encargan de lavarla en arroyos de alta montaña, dejarla secar a orillas del río, cardarla e hilarla a mano. Así elaboran el tejido con el que después fabricarán las alfombras. Es un hilo suave y brillante.
El proceso de tintado natural de la lana también lo realizan las propias artesanas. Atelier Talasin ha creado un taller con ese propósito. En él se recuperan antiguas recetas naturales de tinte. “Usamos la henna como ingrediente principal porque nos ayuda a reflejar los tonos del paisaje marroquí”, afirma Parmar. La paleta de colores que utiliza este atelier se compone de más de 50 tonos terrosos, desde los más crudos a los más marrones, pasando por una gran variedad de naranjas. “Hoy en día es complicado encontrar talleres que usen tintes naturales como los nuestros. La mayoría son químicos, que resultan más dañinos para el medioambiente y para quienes los manejan”.
Recorrido por la exposición “Paisajes Tejidos” de Atelier Talasin, en la Real Fábrica de Tapices, hasta el 23 de febrero
Un nudo condenado al olvido
La recuperación de la tradición local también pasa por el proceso de tejer. Atelier Talasin emplea en todas sus alfombras –hechas a mano– el conocido como nudo bereber. Esta antigua técnica entró en desuso a mediados del siglo XX, cuando se impusieron mayoritariamente el nudo turco y el colonial. Son lazadas de mayor sencillez que favorecen la producción en masa de alfombras. Hoy en día, en Marruecos casi no se fabrican alfombras de nudo bereber puesto que pocas artesanas conocen su técnica.
Hace más de cincuenta años que se abandonó esta lazada. Kavita Parmar admite que la labor de investigación para recuperarla no fue fácil: “No sabemos en qué punto exacto ocurrió, pero el nudo bereber dejó de usarse a nivel industrial. Todos los talleres se decantaron por el turco, que es más rápido y sencillo de hacer”. Por suerte, las mujeres amazigh siguieron empleando esta técnica antigua para tejer alfombras con las que adornar sus propios hogares: “Hemos trabajado con mujeres mayores que, hasta ahora, solo tejían en sus casas, para que formaran a las tejedoras de la cooperativa. No es tan solo una cuestión de técnica; también era importante que entendieran el valor histórico y cultural de este nudo”, explica la diseñadora.
El nudo bereber se caracteriza por su textura y su forma, además de por su exclusividad: no se ha encontrado en tejidos de ninguna otra zona que no sea Siroua. Se trata de una lazada compleja, con una forma similar a un ocho, de gran dureza y construcción robusta. En un nudo bereber, la lana cruza dos y hasta tres veces por detrás de la urdimbre, de forma que ambos hilos del nudo se oponen diametralmente y quedan separados por un eje oblicuo. Existen hasta cuatro versiones distintas de este nudo, con diferentes niveles de complejidad. La forma característica del nudo bereber difumina el patrón, aportando valor de diseño a la pieza.
Estas características lo distinguen de otros tipos de nudos, como el turco o el español. El nudo turco se utiliza en la mayoría de alfombras de África y Oriente Medio. Es más sencillo que el bereber, una lazada simétrica donde ambos hilos se juntan sobre un eje vertical. En el caso de las alfombras turcas, la trama y la urdimbre suelen estar formadas por algodón y yute. Por su parte, el español se fabrica únicamente con lino y lana fina. En las alfombras de nudo español se usa tan solo un hilo para hacer el nudo, por lo que el anverso y el reverso lucen exactamente iguales.
“El proceso de diseño fue largo, pero muy bello. Esta colección base es un primer paso fundamental para resaltar la excelencia creativa de su cultura y ofrecer una alternativa artística de calidad a las alfombras de producción masiva. Lo que el público podrá ver son piezas textiles de verdadero lujo, hechas con mucho respeto, y que son una gran muestra del talento de nuestras tejedoras”, explica Parmar. A lo largo del año, esta exposición podrá verse también en Italia, Estados Unidos y Dubai.
José Belló Aliaga