Salvador Jiménez Ramírez.- Una de ellas, la central de “San Alberto”, ubicada en los “derrames” travertínicos de la “laguna del Rey”, (meso pótanos= “entre ríos”); en la “cortina” o masa de toba, a la vera de las cataratas de “El Hundimiento” y “El Borbotón”, próxima a la, entonces, aldea de Ruidera. Activando la producción de energía, allá por el año 1910. La otra, en la que también laboré, fue la de “Santa Elena”; instalada, “escorada” a la derecha del cauce del Alto Guadiana, entre las lagunas “La Batana” y “La Colgada”; término municipal de Ossa de Montiel y provincia de Albacete. Esta segunda “fábrica de la luz”—así se les llamaba—, fue de las primeras y la más importante industria hidroeléctrica construida en el entorno de Las Lagunas de Ruidera; entrando en funcionamiento un año antes que la de “San Alberto”. (Para más información consultar: “NUEVOS TRASPUNTES SOBRE LAS CENTRALES HIDROELÉCTRICAS” y otros…; del mismo autor).
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Se amortajaban de neblinosa bruma cerros, aguazal y madrejones, como alas rotas… En otros tiempos arroyos anegadores de majestuosas vegas y solemne naturaleza… Había fulgurantes gotas de rocío, vida de y para el infinito…, adornando enebrales, coscojales, romerales, carrizales… Un mirlo, pulcramente enlutado, al que hemos asustado se camufla en un zarzal… Profundos suspiros al contemplar la desguarnecida maquinaria; desde la que yo enfocaba y descifraba, con rapidez y precisión las revoluciones de alternadores, marcadas y acopladas en voltímetros-tacómetros, instalados en el “Cuadro”, a varios metros de distancia de mi puesto de “maquinista”… Han pasado aquellos tiempos… “Todo fluye (o todo pasa), nada permanece…”; caviló el filósofo de Éfeso.
Hay periodos de la vida, en los que el ser humano hace “cosas” indignas, indecorosas… Nos creemos los nuevos dioses de los nuevos tiempos… Henos aquí, tecnológicamente impresionantes, fantásticos…; y nos importa un “pimiento” lo que no “huele” a lucro.
Ante mí, junto a las centrales, desfilan sucesiones de recuerdos, que las tinieblas arrastran… En mi trasfondo, aquellas centrales de fábula lo son todavía y siento júbilo en la recreación de mi mismo.
Antes de que todo se vaya con la irreparabilidad del existir, dispongo y organizo textos que hace años escribí; que están en cosas que ya no veo, ni son…; pero siempre serán en otras dimensiones espacio-temporales… Y evoco a aquellas maquinarias sonando… En los papeles hay toda una maraña de datos: actos, contratos, formulas, proyectos, propósitos, instancias, inventos, sistemas clientelares, plusvalías, marrullerías, estragos medioambientales…, relacionados con aquellas “fábricas de la luz”; (y otras…) con la acumulación de poder; de las finanzas, de la especulación, del lucro, la cicatería y la apropiación indebida…, que tanta vanagloria y felicidad dan a los mortales.
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A “plena carga” las centrales de “Santa Elena” y “San Alberto”, —cuando el vecindario de la aldea ruidereña, estaba cohesionado por la precariedad de su constreñida subsistencia— Sedano y Compañía, propietaria de las centrales, entabla conversaciones con don Mauricio Gorrean Damborte, representante de un grupo financiero francés. Y el 23 de abril de 1912, la empresa hidroeléctrica, otorga escritura para que el señor Gorrean constituyera una Sociedad Anónima francesa, que se encargase de la explotación industrial, que a la sazón realizaban los señores Sedano y Compañía. Salvados ciertos obstáculos, surgidos al inicio de la gestión, se fundó y constituyó la nueva sociedad, con la denominación “Energie Eléctrique du Centre de l*Espagne”= (Energía Eléctrica del Centro de España); representada por el banquero madrileño don Julio Collado y Martín, quien toma a su cargo todos los bienes y derechos que constituían el activo de Sedano y Compañía; una vez otorgado el poder a su favor, el 10 de octubre de 1912, (ante el Cónsul General en Francia) por el señor Hubert Chalsuetón de Groig; ciudadano francés, con domicilio Loiret; presidente del Consejo de dicha Sociedad. En pago de la aportación, la sociedad francesa, depositó en el banco Franco-Americano de París, a nombre de Sedano y Consortes, seis mil obligaciones de quinientos francos de valor nominal cada una; con interés del cinco por cien anual.
Energía Eléctrica del Centro de España, inscribió su título de las cuatro quintas partes de las Lagunas Altas de Ruidera (incluida la laguna “La Sampedra”, en el término municipal de Ossa de Montiel) y demás bienes de Sedano y Compañía, el 27 de Octubre de 1915. —Finaliza en el siguiente capítulo.