Difíciles fueron aquellos comienzos, engendrado de tejas y ropa lavada.
Lejos de mi pueblo hube de marchar y algunos trabajillos hube de realizar.
Más tarde la lengua materna hube de abandonar
Y la electricidad se convirtió en el motor de mi vida.
Me embarqué y crucé el charco hacia la gran urbe americana
Entonces me llegó la gran oportunidad ansiada
Y, tras el éxito, fui de vuelta al continente que me vio nacer.
Mas la guerra a punto de estallar estaba
Y el regreso a mi pueblo mientras tanto contemplaba,
Pues allí feliz un laboratorio en mi cabeza emergía.
(XIII Versos en el Aire. Diversidad Literaria, 2023, p. 127)
Manuel Cabezas Velasco
Creo que para el Nobel de literatura no da
Cachis. Y yo que creía que me lo daban de calle.
El año que viene compongo un soneto o mejor no.
Toma, escritorzuelo bacín. No te digo que me lo mejores, vale con que me lo iguales, tienes una año (yo he tardado diez minutos).
En tierras de España, bajo el sol ardiente,
nació un genio, Sánchez, de ingenio fulgente.
Con mente y manos, forjó destino grande,
cruzó el mar, buscando futuro expande.
En tierra de sueños, su saber floreció,
con rayos y ondas, el progreso forjó.
Inventor de máquinas, de luz y de vida,
su obra perdura, eternamente erguida.
El X, misterioso, domó a voluntad,
revelando secretos con gran claridad.
Su equipo portátil, a médicos asistió,
y en el campo de batalla, vidas salvó.
Mónico Sánchez, de nombre inmortal,
tu legado perdura, en la ciencia, un portal.
En cada invento, tu espíritu brilla,
iluminando caminos, con sabiduría sencilla.