El 18 de junio de 1999, en El País de las Tentaciones, se podía leer un texto sorprendente y llamativo, de J. M. Rodríguez Cano, denominado Ciudad Real el equilibrio que viene, como si antes y ahora no hubiera ese equilibrio. Construido el texto, a partir de las expectativas abiertas con las, así llamadas, Grandes Infraestructuras que vendrían a revolucionar el presente, ya que no el pasado, y que estaban obviamente fuera de las previsiones planificadas. ¿Equilibrio o desequilibrio? En una demostración de que los acontecimientos ocurren en orden diferente al previsto. “En este lugar de pasado histórico reconocido, aunque apenas perceptible a través de sus monumentos, se huele una presencia irresistible: el futuro. Un futuro que empezó a llegar en 1992 con el tren de Alta velocidad (AVE) y que muestra su cara más ociosa con la construcción de un complejo turístico (con campo de golf y parque temático incluido). Un futuro que se instalará aquí definitivamente con la apertura de un aeropuerto que despeje el caótico tráfico de Barajas. ¿Sera Ciudad Real la tan buscada solución al caso de Madrid? Quizás no, pero sí será un lugar de destino”.
Ya en campaña electoral para las elecciones de 13 de junio de 1999, Gil Ortega en réplica al recuperado candidato, Lorenzo Selas –tras la candidatura de Clavero en 1995–, mantiene en Lanza del 3 de junio, que las cosas no son como se cuentan ni como parecen, “Y criticó ayer al aspirante a la alcaldía por el PSOE, Lorenzo Selas, diciendo que si es cierto que el AVE llegó cuando él estaba en el Ayuntamiento y también la Universidad, también [ahora, bajo su mandato] han comenzado las obras del nuevo hospital y el Polígono Industrial Avanzado es ya una realidad. Con esta reflexión el alcalde le mandó el siguiente mensaje a su oponente: las ciudades mejoran, pero nadie puede arrogarse la paternidad de los nuevos proyectos, sobre todo porque el orden lógico del desarrollo se caracteriza por la llegada de cosas que, a veces, incluso, vienen solas”. En ese relato de atribuciones temporales y de gestiones propias y diferidas, hay seis hitos que tratan de armar la urdimbre del velo político del presente cuestionado. Entre 1991 y 1995 –corporación presidida por Selas y Clavero, con los sobresaltos del 1992 incluidos y ya vistos antes– acontecen los hitos de la puesta en marcha del AVE y de la Universidad. El tramo siguiente, de 1995 a 1999 –corporación de Gil Ortega– emergen los nuevos hitos con el nuevo PGOU-1997, el Aeropuerto, el Destino de Ocio, el Hospital General Universitario y el Polígono Industrial Avanzado. Donde los dos primeros no solo escapan a la programación propia del PGOU-97, sino que tendrán un recorrido tormentoso y accidentado, para concluir malparados y malparidos. Baste ver, y por referencia al Aeropuerto y su destino, la pieza de Escolástico González, (La Tribuna 27 de noviembre de 2023), La morosidad del aeropuerto lo aboca al cierre. “El aeropuerto ha tenido tres etapas muy diferenciadas: La primera entre la idea originaria y su construcción y puesta en funcionamiento, desde 1996 a 2010. Una etapa donde primaba la especulación, pero se buscaba el negocio, licito en cualquier empresario. La segunda, la del concurso de acreedores de 2010 a 2018. Y una tercera desde el adjudicación concursal al presente. Una etapa, ésta última, que ha resultado ser una falsa apariencia de la realidad con una adjudicación basada en planes falsos de negocio como se ha podido constatar en el tiempo”.
Las arremetidas contra el candidato del PSOE fueron –o lo pretendieron y no lo consiguieron– contrarrestadas con el trabajo electoral y de compromiso, podíamos leer de mano de Manuel Valero, el 4 de junio de 1999:“‘Lorenzo Selas: un hombre, una ciudad’, título del libro que han realizado el director de la revista Añil, Alfonso González Calero y el profesor de Historia Contemporánea Isidro Sánchez sobre la figura del que fuera primer edil de 1979 hasta 1995. El libro es un viaje en paralelo por la figura del primer alcalde de la democracia y la transformación de la capital a lo largo de sus mandatos”, como se anunciaba en plena campaña electoral. Aunque se minimizara la coincidencia de fechas y se subrayara. “Que el libro aparezca ahora es pura casualidad, imperativos técnicos. Aunque no faltaron las bromas sobre las suspicacias que puede despertar… Un recorrido literario y gráfico por la historia de Ciudad Real desde los inicios de la democracia hasta las pasadas elecciones municipales, un viaje por la memoria de lo que fue y es la capital: calles, pavimentaciones, comunicaciones, servicios, cultura, universidad, etc., todo un resumen de la época de Selas”. Por más que “de los 3.000 ejemplares, del libro [editados y que] se distribuirá por las librerías de la capital” hoy no quede rastro alguno. Una exégesis exagerada y copetuda: La época de Selas. Que ahora, en 2023, se resucita en el trabajo colectivo como secuela de aquel –donde participa el mismo Selas, ahora como autor, y coordinación de José María Barreda– Ciudad Real en los años de progreso. Democracia y autonomía.
Si el candidato del PP tenía preferencias por Pactos Económicos, Estudios de Márquetin, Ciudad Real de cara al siglo XXI y Promociones Industriales, como muestra el acto del 6 de junio en la sede de la CEOE, solicitando el apoyo al Polígono Industrial Avanzado el 10 de junio; el candidato del PSOE ofrecía el 31 de marzo, en Lanza, su equivalencia con el anuncio de los Cuadernos de Opinión. Políticas abiertas, con la particularidad de presentar el ‘Modelo urbano de los socialistas’, en el cuaderno número 9. También mostró (Lanza, 5 de mayo de 1999) el marco del denominado, Acuerdo por Ciudad Real. “El candidato socialista a la alcaldía de Ciudad Real, Lorenzo Selas invitó ayer a los agentes sociales a retomar el Acuerdo por Ciudad Real que ya se puso en marcha en 1991 y cuyos frutos -Universidad, AVE, etc.- elevó la influencia comarcal y provincial de la capital. Ha llegado el momento de aclarar el modelo de ciudad que queremos, dijo el candidato. Con un concepto de ciudad que va más allá de la legislatura, Selas combinó los proyectos que en este momento están sobre la mesa –Autovía, Parque Tecnológico, Aeropuerto, etc.– con la potenciación de los recursos propios: Pymes y Universidad”. Figuras todas ellas –Pactos, Promociones, Ciudad Real de cara al siglo XXI, Cuadernos de Opinión y Acuerdos– que no ocultaban la neta desconfianza desplegada sobre la Planificación Urbanística, a la vista de los datos disponibles. Y como anticipo de lo que pasaría en los años siguientes, dando prevalencia a Planes Estratégicos, Planes Modernizadores, Estrategias EDUSI frente a la asunción del correspondiente y oportuno Plan de Ordenación Municipal, como se verá en su momento. Pero esa desconfianza compartida –tanto en el PP como en el PSOE– sobre el Planeamiento urbano y sus figuras derivadas, no limitaba ‘la captura del futuro’ en formas de ofertas variadas. Lo hacía el PSOE-Progresistas –como un anticipo de lo que ocurriría a nivel nacional en 2019 con ese nombre– con una propuesta patrimonial de largo alcance como de improbable cumplimiento –cubrición del auditorio de La Granja, Centro cultural en el Silo del SENPA, Centro juvenil en el antiguo Matadero y nacimiento de un Museo Regional–, como se leía en Lanza el 5 de junio. Propuesta y contrapropuesta, que el candidato Gil Ortega no apuntaba menos alto el 11 de junio, como cierre de campaña: “En una ciudad que tenía deudas con la historia y con la cultura, hemos pagado esas deudas con dos museos nuevos –el del Quijote y en del Ferrocarril– y otro en proyecto –el de Semana Santa–”. Por ello, el sondeo del día siguiente caería como un jarro de agua fría, al dar un resultado –pese a todas los compromisos de futuro del PSOE, de los Acuerdos y de los Cuadernos de Opinión– de 16 concejales al PP, 7 al PSOE y 2 a IU. Contraviniendo los datos del sondeo lo proclamado por González Cárdenas, candidata de IU, al afirmar que “las mayorías absolutas no son buenas para nadie” (Lanza, 9 junio, 1999), quien afirmaba, además, la metáfora marinera. “Nuestro barco, el barco de Izquierda Unida, navega perfectamente porque es un barco sólido que va a buen puerto”. Tan sólido el bote que perdería los dos concejales obtenidos en 1995, en el balance final del reparto entre el PP –15 concejales– y el PSOE –10 ediles–. Que supuso, a juicio de Selas (Lanza, 14 de junio 1999) “haber ganado la mayoría moral”, pese a que “sabía que la diferencia con el PP –11.000 votos del 95– era una causa casi imposible, pero lo intentó”. Todo lo cual no era óbice para “advertir al futuro alcalde que la oposición que harán los socialistas en el ayuntamiento de Ciudad Real será firme. Vamos a hacer trabajar a Gil-Ortega”. El 15 de julio, tras el Pleno de constitución se podía leer: “que el PSOE no olvida sus compromisos y que por ello se esforzará para que el Equipo de Gobierno cumpla su programa electoral. Se refirió a asuntos como el nuevo conservatorio, el futuro centro de salud, los Juzgados o la construcción de aparcamientos. Dijo que también estarán pendientes de los grandes proyectos como el aeropuerto y el parque temático”.
El escrito de Fernando Ontañon –muchos años presidente del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos– del 18 de abril de 1999, introduce otras cuestiones al margen de la situación de ‘complejidad normativa’, y es la idoneidad de los responsables del campo del urbanismo en los diferentes municipios. Establecía las dificultades del momento electoral, tras los problemas normativos derivados del momento presente y de la propia incertidumbre derivada. “El 20 de junio del pasado año, y después de una larga y dura tramitación en las Cortes regionales, entró en vigor la Ley 2/1998, de 4 de junio, sobre la Ordenación del Territorio y de la Actividad Urbanística (LOTAU). La Ley del suelo de nuestra Región habrá gustado más a unos y menos a otros, pero lo que es indudable es que será la herramienta urbanística con la que tendremos que trabajar todos en los próximos años… Por esta razón no quiero dejar pasar la oportunidad de hacer una sugerencia a todos los comités de listas para que la entrada en vigor de la LOTAU se tenga presente a la hora de confeccionar las listas de los aspirantes a concejales… Creo que es imprescindible resaltar la importancia que tiene el Urbanismo en nuestros municipios. Y lo tengo que resaltar porque creo firmemente que esa importancia no se tiene presente, en un número importante de municipios, a la hora de elegir la persona que estará al frente de la concejalía de obras, urbanismo, arquitectura o el nombre que en cada localidad tenga”.
La ley 6/1998 sobre régimen de suelo y valoraciones, recogía el límite competencial de la sentencia del Tribunal Constitucional del 20 de marzo de 1997, que había declarado parcialmente inconstitucional a la anterior Ley del Suelo de 8/1990 y al Texto refundido de la citada ley, TRLS de 1992. “El legislador estatal, que carece constitucionalmente de competencias en materia de urbanismo y de ordenación del territorio en sentido propio, no puede por sí solo afrontar la tarea indicada, a la que sólo puede aportar una solución parcial poniendo a contribución su indiscutible competencia para, como ha reconocido la citada sentencia del Tribunal Constitucional, regular las condiciones básicas que garanticen la igualdad en el ejercicio del derecho de propiedad del suelo en todo el territorio nacional”. De todo ello daba cuenta la Exposición de Motivos de la primitiva LOTAU de 1998, Ley 2/1998. Que establecía: “Desde la asunción de la competencia plena en materia de ordenación territorial y urbanística, tras su constitución, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha venido formulando y ejecutando una política propia en dicha materia, bien es verdad que sobre la base y con arreglo a la legislación general sobre régimen del suelo y ordenación urbana. Ello era posible por las características del sistema de ordenación territorial y urbanística por ésta establecido, basado en una muy amplia remisión a los instrumentos de planeamiento y de ejecución de éste, y también porque el propio marco legal no contenía disposiciones que resultaran condicionantes, en forma contraproducente, de las decisiones a adoptar en función de las características de la Comunidad Autónoma.
La situación así sucintamente descrita, en la que no se hizo sentir la necesidad de una legislación propia y específica, ni siquiera tras la última de las reformas iniciada con la Ley 8/1990, de 25 de julio, y culminada con la aprobación por el Real Decreto Legislativo 1/1992, de 26 de junio, del Texto Refundido de la Ley sobre Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, se ha visto radicalmente alterada por la Sentencia del Tribunal Constitucional 61/1997, de 20 de marzo, ya que este pronunciamiento del Alto Tribunal, no sólo ha afirmado la competencia legislativa autonómica en la materia, como era de todo punto lógico, sino que, además de precisar los límites de dicha competencia por relación a las posibilidades y los confines de intervención legislativa cruzada, es decir, desde títulos competenciales distintos, por parte de legislador general, ha negado a éste toda posibilidad de acción normativa en la materia y, en particular, la que pretenda basarse en la cláusula de supletoriedad del Derecho General o del Estado que contempla el artículo 149.3 de la Constitución”. Y este conflicto era el marco normativo del urbanismo, justo en el momento en que se había producido la aprobación definitiva del PGOU-97 y en el momento en el que algunos ya hablaban de la necesaria revisión de ciertas premisas existentes.