Jesús Millán Muñoz.– Dicho enunciado del título se le achaca a David Gistau, pero nos muestra la esencia de la escritura, literatura, pensamiento, periodismo, articulismo, ¿pero escribimos lo que queremos?
¿Los intelectuales, metamos en este cajón, a todos los oficios de la cultura, escriben lo que creen es la verdad, veracidad, verosimilitud, el bien en los sentidos instrumentales, y el bien como bueno moral, con cierto grado de belleza, racionalidad, prudencia, mesura, o, diríamos, que a nivel consciente, o semiconsciente o inconsciente nos tenemos que adaptar y adoptar a los poderes reales o a las circunstancias de todo tipo…?
¿Porque hay que pagar hipotecas, viajes, descansos, segundas residencias, aspiraciones a ascender en la escala social y laboral, se aspire a una cátedra universitaria, a la dirección de un periódico o medio de comunicación, al Nóbel de Literatura, a la segunda yegua/caballo, o, a mil otras razones y causas…?
¿Se escribe libremente, sea de ciencias sociales, en todas sus variedades y tesituras, sea de las artes, literatura, periodismo, y, sea aplicable a cualquier arte o artes, cuándo los seres humanos somos y estamos formados de niveles conscientes e inconscientes y semiconscientes, llevamos en sí, unos prejuicios y presupuestos y fundamentos, tenemos unos intereses y unos fines, unos traumas y unas felicidades, en unas circunstancias concretas…?
¿Lo estamos viendo todos los días, o, al menos, cada cierto tiempo, si tal estancia ideológica y de intereses socioeconómicos y sociopolíticos toman el poder, una parte de la intelligentsia indica unos parámetros, si toma ese poder otro, se expresa de otro modo, si los máximos órganos ideológicos de una fuerza ideológica y sociopolítica cambia de parecer, a mitad de su caminar o atravesar de este valle de lágrimas, lo que hace tres meses era azul verdoso, ahora es azul rojizo, y, así en todo…?
No podemos exigir a los estratos culturales, lleno y relleno de personas normales, como en todos los oficios que sean héroes y que construyan heroicidades, tenemos que comprender y entender que son de carne y cerebro-mente y de alma-espíritu, como todos insertos en una Naturaleza y en una Sociedad y en una Cultura. No podemos exigirles más que lo hacemos con otros parámetros y estamentos sociológicos, económicos, políticos, religiosos, ideológicos… ¿Pero la cuestión es, sigue siendo, la misma y la del principio, escribimos no lo que nos dé la gana, sino lo que en el corazón más profundo de nosotros, pensamos en un tema equis, es lo que más se acerca a la verdad, a la utilidad y racionalidad, al bien moral, a la bondad, al sentido común, a la mayor objetividad posible…?
¿Somos capaces inconscientemente de haber realizado ese caminar por el desierto, intentando, que los que están por encima en la estructura del pensar y del escribir, sea departamentos universitarios, sean gestores de medios de comunicación, sean editores de libros e información o arte, sean promotores artísticos, sean grupos sociales con distintos poderes en la sociedad, etc., seamos capaces teniendo en cuenta, ello y todo ello, tener un cierto grado suficiente de libertad y de racionalidad…? ¿No ir, en contra por sistema de determinadas posiciones, no ir a favor por sistema de ciertas posiciones, somos y seríamos capaces de ser y estar y vivir en ese pequeño oasis, quizás rodeado de mucha arena y mucho silencio y mucho fracaso…?
¿Usted, ya, no digamos que escriba lo que le da la gana, porque usted quizás no pertenezca al grupo de los becerros de los escritores, pero usted, habla siempre lo que cree que es verdad y útil y racional y bueno, o, usted como todos los que ofrecemos sombra cuando nos atraviesa los rayos de sol, o usted, como todos los que soportan en otoño la lluvia de hojas que descienden de las esferas de las arboledas, usted, en todos los entes y entidades donde se mueve y se conmueve, de su vida social y laboral y afectiva, también calla, mil cosas, por mil razones…?
¿Pero si usted se adapta a la realidad que le mueve como las gotas de las olas del mar, o como la lluvia, en los pocos días y amaneceres que todavía surge ese milagro natural, si usted se adapta, para vivir y sobrevivir, para no tener más problemas, para intentar no desencajar del ambiente social, para poder aspirar a puestos mejores en la entidad de su sociedad, de su trabajo, porque desea vivir mejor, porque no desea líos afectivos, porque no quiere problemas…?
¿Si usted, incluso en su seno familiar y de amistades, también se adapta a esas realidades y a otras, si usted, con sentido común y prudencia e inteligencia, intenta adaptarse, y, no es que diga, algo que le parece falso y erróneo, pero mira hacia otro lado, o se pone de lado o de perfil, como se suele indicar, o matiza o dice sí y dice no, al mismo tiempo, o…?
¿Si usted, con sabiduría, hace eso, por qué le va a exigir al escritor, a todos los oficios de la cultura, que sean unos héroes, si usted tampoco lo es…?
¿Y, si nadie, dice que las cúpulas de los poderes están desnudas, cómo vamos a vestirnos, si nadie indica que estamos semidesnudos, cómo vamos a resolver los problemas y cuestiones y preguntas y dudas y posibilidades, si nadie lo expresa o al menos, lo intenta con racionalidad y prudencia y mesura…? ¡Dígamelo usted…!