Esta mañana he estado con Mario Toribio, técnico de compostaje RSU y mantenedor de las composteras ubicadas en el Huerto Urbano Ecológico de la c/ Sol en el barrio Camino de la Guija. Mientras hacia su revisión periódica me comentaba: «Veo bastante bien el proceso de compostaje. No hay más que olerlo al abrir la tapa y percibir ese olor natural, a tierra a mojada, a bosque».
Se queja Mario de algunos improperios que encuentra al remover y airear la compostera.
«Las bolsas de plástico no deben echarse aquí, ni siquiera las compostables comercializadas, pues tienen aditivos y además dificultan la elaboración de un buen compost. Hay que venir con el cubito marrón que dieron, o con otro, vaciarlo y lavarlo en el grifo que se encuentra al lado aquí o traer los restos en una bolsa, vaciarla y dejarla en una papelera o a ser posible en el contenedor amarillo de envases».
Le comento los restos vegetales del huerto que veo al lado en el suelo y me dice que «eso está mal, pues no deben dejarse en el suelo al lado de las composteras; en todo caso, partir las ramas en trozos pequeños, echarlas a la compostera y usarlo como estructurante mezclado con los restos orgánicos».
Le pregunto por cuando se podrá usar el compost y me responde que «ya está una compostera en uso casi llena; una vez así, hay que dejarla unos meses para que el ciclo siga adelante y se madure el compost, lo que reducirá bastante el volumen de lo que hay hoy. Entonces ya se podrá utilizar».
Sobre el estructurante me comenta que «lo mejor es ‘picao’ de los restos de las podas en jardines y demás y si no hay, hojas de las que recogen de las zonas verdes…»
Le agradezco su visita y me dice que hoy se va «bastante contento».
Que gusto leer que estas iniciativas salen bien, implicando a la ciudadanía y administraciones